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Cada uno con su agenda, pero la conmemoración del Día Internacional del Trabajo en Morelos en este 2024 debe analizarse en toda su dimensión; el despertar de decenas de miles de trabajadores para luchar por sus derechos en un estado en que la inseguridad y el deterioro económico y social, se juntan con la inefectividad e indolencia gubernamental.

Tres de las cuatro marchas que llegaron al centro de Cuernavaca sumaron a trabajadores de instituciones y organismos públicos, aunque en ninguna de ellas figuraba una agenda política dominante; la otra, con decenas de sindicatos adheridos a la Confederación de Trabajadores de México, sí externó un posicionamiento electoral que, para muchos resultó más relevante que la principal demanda laboral de la central obrera, la abolición de los salarios mínimos para establecer un tabulador salarial que considere la competitividad y calidad del trabajo como medio para valorar las jornadas de los trabajadores.

El sindicato de académicos de la UAEM llevaba también una colección de reclamos sólidos. Los rescates financieros a las universidades públicas en el país han estado condicionados a la revisión de contratos colectivos y a la suspensión de derechos laborales de los trabajadores, además, las últimas administraciones de la universidad en Morelos permitieron la acumulación de pasivos con el IMSS e Infonavit que, además de volverse impagables, comprometen las prestaciones sociales de los trabajadores universitarios.

El SNTE, una organización mucho más longeva que, sin embargo, apenas empieza a ser un sindicato combativo, llevaba exigencias en materia de seguridad social, pago de adeudos, basificación, pensiones dignas, seguridad para todos los planteles y comunidades escolares y la destitución de uno de quienes consideran enemigos, no del sindicato, sino del magisterio y la educación en Morelos, el director del IEBEM, Eliacín Salgado de la Paz.

Mucho más heterogénea, la marcha de los sindicatos independientes concentró tantas demandas de las organizaciones laborales que acabaron resumidas en una sola, el reconocimiento de los derechos de los trabajadores como derechos humanos, y que su defensa se haga desde ese enfoque y con una alianza con grupos vulnerables, como las comunidades indígenas, las organizaciones campesinas, las mujeres y los defensores de los derechos humanos.

El abanico de demandas de los trabajadores de Morelos tuvo un denominador común, en un estado donde se sufre diariamente por la informalidad laboral, el desempleo, la inseguridad, la falta de crecimiento económico, miles de empleados, obreros, trabajadores de diversos sectores, ideologías y niveles de ingresos, salieron y se encontraron, muchos por mera casualidad, para darse cuenta de que los problemas de unos, son compartidos por los otros y que las soluciones, probablemente, no deban ser tan diferentes.