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Parece ser que las múltiples advertencias que hemos recibido sobre el cambio climático y la reducción del agua que nos abastece, se han adelantado unos cuantos años. La petición urgente del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC) para limitar el uso del agua “al consumo, limpieza e higiene personal indispensable”, puede tener un efecto un tanto angustiante, aunque comedidamente el Sistema subrayó que es por fenómeno transitorio.

Resulta que los niveles en algunas de las fuentes de abastecimiento del vital líquido -muletilla, pero muy exacta, y más en estos momentos- han disminuido su caudal a niveles preocupantes como es el caso de una de las principales fuentes para Cuernavaca, “El Túnel”, que solo tiene un nivel de 37 centímetros.

Pero este fin de semana se agregaron los incesantes incendios forestales que, tal pareciera, cuando se logra sofocar uno aparecen otros dos y que traen a marchas forzadas al equipo del Mando Unificado de Incendios Forestales. El fin de semana se reportó la detección de nueve conflagraciones, cuatro de las cuales habían sido sofocadas al 100 por ciento; ayer todavía había cuatro activas y la acumulación de las partículas suspendidas provocadas por el fuego han puesto en jaque a varios municipios, como el de Yautepec, en donde la estación de monitoreo determinó que el aire en la zona resultaba sumamente deficiente y hasta peligroso para ser respirado.

Las autoridades recomiendan dejar de hacer actividades al aire libre y hasta cerrar puertas y ventanas en los domicilios, estos inconvenientes se suman a la pérdida de hectárea tras hectárea de bosque y vegetación. Tan solo en Huitzilac, nuestro bosque más importante, se encuentran activos en este momento dos incendios de importancia.

Pareciera que el cambio climático del que hablan los especialistas se ha confabulado con el descuido del que hablan los ambientalistas y que estamos viviendo un adelanto de lo que nos depara el destino cuando, sin bosques ya no haya agua en el valle de Cuernavaca.

Sin duda, cuando hace falta el agua es cuando sentimos más sed y es en estos momentos en que, como vecinos y morelenses, debemos sacar a flote nuestra solidaridad y ayudarnos todos a salir con el menor daño posible de esta temporada .

No solo debemos ser racionales en el uso del vital líquido, también debemos hacer un uso más responsable de nuestras tierras y bosques y permanecer vigilantes para detectar el menor indicio de conato de incendio -una fogata mal apagada o descuidada, evitar el uso de cohetes o tirar botellas y vidrio en terrenos secos, por ejemplo-. Pero lo más importante sería adoptar esta racionalidad, responsabilidad y conciencia, como parte de nuestros hábitos, aunque pase “esta etapa transitoria” de la que habla el SAPAC.