loader image

 

En redes desde hace algunos años es común escuchar frases que hacen referencia a como la amistad es mucho más importante y necesaria que las relaciones románticas. Algunos ejemplos son las amigas salvan y tacos before vatos. Este cambio de perspectiva ha sido consecuencia de la cuarta ola del feminismo. En la cual, movimientos como el #MeToo y el énfasis en la sororidad han llevado a que las personas -especialmente las mujeres- resaltaran el papel de la amistad y la importancia del apoyo entre pares. Esto era indispensable, pues parecía que los afectos estaban jerarquizados y que la relación de pareja era la prioridad de nuestras vidas. Sin embargo, esta perspectiva se ha extrapolado y ahora parece que las expectativas de incondicionalidad y eternidad que solían tener las relaciones de pareja, ahora se están trasladando a los vínculos de amistad.

Aunque estas expectativas han cobrado fuerza recientemente, la idea de que las amistades deben de ser pese a todo y para siempre no es nueva. Los medios de comunicación han promovido estas expectativas desde hace mucho tiempo. Cuando pensamos en amistad, inmediatamente se nos viene a la mente grupos de amigos como los de Friends o los de How I met your mother, y también recordamos diálogos como el de de you’re my person entre Meredith Grey y Cristina Yang en Grey’s Anatomy -perdón por mis referencias gringas- por decir algunas. No obstante, el depositar tantas expectativas en nuestras amistades, a veces puede llevar a sentirnos como el bicho raro o como la única persona en el mundo que es incapaz de mantener amistades, cada que tengamos un desacuerdo o que incluso terminemos una amistad. Porque si bien es cierto que existe una sobrerrepresentación en los medios de comunicación que hablan sobre las rupturas amorosas, casi no tenemos recursos que nos ayuden a elaborar desacuerdos o distanciamientos de amistad, aunque claro siempre puedes regresar a Frances Ha.

La realidad es que las relaciones adultas son complicadas de mantener, independientemente de si se trata de una relación de pareja, de amistad o incluso familiar, ya que nuestros ritmos de vida van cambiando. A medida que crecemos, nos vamos llenando de más responsabilidades y, a diferencia de cuando éramos adolescentes o niñxs -cuando todos íbamos a la escuela en un horario determinado-, ahora todos tenemos horarios distintos. Por lo tanto, aunque tengamos todas las ganas del mundo de ponernos de acuerdo para ver a nuestras amistades, a veces resulta casi imposible. Aunado a esto, es muy difícil establecer nuevas amistades en la adultez, debido a que la jornada laboral hace que casi sea imposible tener tiempo de ocio y a que actualmente no existen tantos espacios públicos para interactuar y, sobre todo, para conocer personas y generar comunidad.

Las redes sociales se han convertido en una alternativa a la falta de espacios públicos. En la actualidad son una gran herramienta para comunicarnos y conocer personas, pues el algoritmo permite que interactuemos con personas cada vez más afines a nosotrxs. Sin embargo, a pesar de ser de gran ayuda, la realidad es que, independientemente de la modalidad en la que prefieras mantener y adquirir tus amistades -presencial, virtual o ambas-, estas requieren de tiempo y voluntad. Lamentablemente todas las relaciones adultas son condicionales, ya que no dependemos de nadie para garantizar nuestro bienestar. Por esto mismo, las amistades se construyen a partir del esfuerzo activo y del interés mutuo de todas las partes involucradas.

Es fundamental reconocer que una amistad -así sea nuestra mejor amigx de toda la vida- no tiene la capacidad de resolver nuestros problemas ni la responsabilidad de estar para nosotrxs siempre, ya que eso también sería ponerle expectativas irreales a otra persona -tal como antes lo hacíamos con nuestra pareja-. A veces surgirán desacuerdos con nuestras amistades, especialmente si estas son muy cercanas, y eso no hace que esta sea menos sincera o exitosa. En cualquier tipo de vínculo, debemos ser capaces de vulnerarnos y mostrar partes de nosotrxs que no siempre nos encanta aceptar. No siempre vamos a ser las mejores personas y es inevitable cometer errores que harán que las otras personas se molesten. Lo importante es que podamos abrir espacios seguros donde podamos explorar las emociones complicadas que se generen a raíz de nuestras interacciones con nosotrxs mismxs y con el mundo. Aprender a escucharnos y a escuchar a lxs demás, a reconocer nuestros errores y a dialogar. Ser compasivos y empáticos con nuestros procesos y con los de los demás.

Pese a todos nuestros esfuerzos, es fundamental admitir que algunas amistades solo van a funcionar en cierto momento de nuestra vida, pues las personas y las dinámicas van cambiando. Incluso va a haber personas con las que nomás algo no va a cuajar y eso también está bien. No somos peores personas solo porque rompimos la promesa de amistad eterna a nuestrxs amigxs de la secundaria. Recuerda: ninguna amistad debe ser eterna para que sea válida y exitosa.

Por Daniela Mazón

En redes sociales me conocen como canciondebruma. Estudié psicología, soy instructora de yoga, escribo poesía y a veces leo el Tarot. Mis temas de interés son la salud sexual y reproductiva, la salud mental y la violencia de género. Me gusta pensar en las cosas terapéuticas que podemos encontrar en lo cotidiano y que las personas tenemos más herramientas emocionales de las que creemos.