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Agua con gasolina

 

El caso del olor a gasolina en el agua de la alcaldía Benito Juárez de la CDMX puso nuevamente en evidencia el enorme riesgo de no tener controles adecuados para la calidad del agua que se abastece a la población.

Todo comenzó hace un par de semanas, cuando vecinos de la Benito Juárez reportaron en redes sociales que el agua que llegaba a sus casas tenía olor a gasolina. A pesar de que lo habían reportado con anterioridad, afirman que fue hasta que los medios de comunicación intervinieron que el personal del Sistema de Aguas de la CDMX (SACMEX) realizó inspecciones “detalladas” iniciando el mes de abril.

¿El resultado? no hallaron evidencias de que el agua pudiera tener algún hidrocarburo. Pero tampoco tuvieron una respuesta concreta sobre qué era lo que contenía, y menos aún cómo se atendería y cuándo se remediaría. Por ello, los vecinos realizaron una serie de manifestaciones para exigir atención a las autoridades.

Finalmente, el 9 de abril, el Gobierno de la Ciudad de México anunció el cierre del pozo de agua del Jardín Alfonso XIII, ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón. Aunque seguían sin determinar las causas, por fin fue ubicada la fuente de donde provenía el agua contaminada, y fue sacada de operación mientras se procedía a desfogarla.

El Gobierno capitalino dijo en ese momento que esperaba que en un lapso de dos semanas “se limpiara” el suministro, ya que el agua contaminada podría seguir en las tuberías, pero se iría vaciando con el paso de los días ¿en serio ese fue el plan para atender esta emergencia sanitaria? Increíble. Peor aun, fue hasta el 13 de abril que el SACMEX emitió una recomendación puntual para no consumir esa agua, a todas luces contaminada, de la red.

Esta historia vuelve a poner en evidencia la debilidad institucional en materia de la calidad del agua que se abastece a la población en México ¿quienes son las autoridades competentes? ¿la Secretaría de Salud? ¿la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios? ¿la Comisión Nacional del Agua? ¿las Comisiones Estatales de Agua? ¿los organismos operadores? ¿estamos indefensos los ciudadanos ante casos como este? ¿no hay protocolos? ¿no hay planes de atención de emergencias? ¿o simplemente no hay capacidad en los funcionarios?

El control de calidad del agua potable es fundamental para proteger la salud pública y prevenir enfermedades relacionadas con el agua. Las autoridades sanitarias y ambientales deben implementar medidas efectivas de monitoreo y tratamiento del agua para garantizar que cumpla con los estándares de calidad y sea segura para el consumo humano.

En México, desafortunadamente, no se cuenta con registros públicos de la calidad del agua que llega a los hogares en las diferentes localidades del país. La información sobre la calidad del agua que se abastece por los sistemas de agua potable es limitada y dispersa. No existen plataformas ni documentos de acceso general y por lo tanto, no es posible saber cuál es la calidad del agua que llega a los domicilios de los usuarios, si ésta cumple con la normatividad y puede considerarse potable o si representa algún riesgo para la salud.

La falta de control de calidad del agua potable que se suministra a la población puede plantear varios riesgos para la salud pública y el bienestar de la comunidad. El agua contaminada puede contener microorganismos patógenos como bacterias, virus y parásitos que pueden causar enfermedades, como cólera, fiebre tifoidea, hepatitis, gastroenteritis y diarrea, entre otras.

La presencia de contaminantes químicos, como metales pesados, productos químicos industriales, pesticidas, herbicidas y productos farmacéuticos, puede ser perjudicial para la salud humana a largo plazo y causar efectos agudos y crónicos, como daño hepático y renal, problemas neurológicos, cáncer y trastornos del desarrollo.

Los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunológicos comprometidos son particularmente vulnerables a los efectos adversos de la contaminación del agua potable. La falta de control de calidad del agua puede aumentar el riesgo de enfermedades y complicaciones de salud en estos grupos de población. En algunos casos críticos, como este, pueden causar la muerte de personas. No es un juego.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR