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¿El 2024 será el año más cálido de la historia?

 

Según los datos de la NASA, en 2023, cientos de millones de personas en todo el planeta experimentaron calor extremo, y cada mes, de junio a diciembre, estableció un récord mundial para el mes respectivo. Julio fue el mes más caluroso jamás registrado, y en general, la Tierra fue alrededor de 1.4 °C más calurosa en 2023 que el promedio de finales del siglo XIX, cuando comenzó el mantenimiento de los registros modernos.

Y la perspectiva para 2024 es inquietante porque enero y febrero han seguido la tendencia de ser los más calurosos de la historia. Según los pronósticos, este año la Tierra podría experimentar un incremento en la temperatura promedio global que supere momentáneamente el umbral de 1.5 °C. Este incremento es significativo, dado que supera el límite establecido en el Acuerdo de París de 2015, y sugiere que algunas consecuencias del cambio climático podrían ser irreversibles.

El calentamiento global, un fenómeno mundial, presenta desafíos significativos para México y su población. Nuestro país, rico en biodiversidad y recursos naturales, se enfrenta a una serie de efectos adversos como resultado del cambio climático. Desde el aumento de las temperaturas hasta la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos, los impactos son diversos y pueden tener consecuencias profundas en la economía, la salud y el medio ambiente.

Como es lógico, uno de los efectos más evidentes del calentamiento global en México es el aumento de las temperaturas. Según datos del Servicio Meteorológico Nacional dependiente de la CONAGUA, la temperatura media observada en 2023 fue de 22.7 °C, cuando el promedio histórico de temperatura es de 21.4 °C, esto representa una anomalía de temperatura que alcanzó 1.3 °C por arriba del promedio; por ello, el año 2023 se ubicó también como el año más cálido del registro histórico en nuestro país.

El incremento constante en la temperatura promedio en todo el país, afecta los patrones climáticos tradicionales y tiene consecuencias directas en la agricultura, la disponibilidad de agua y la salud pública. Las olas de calor más frecuentes e intensas pueden exacerbar problemas de salud existentes, especialmente entre las poblaciones vulnerables.

Además, el calentamiento global está relacionado con la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, tormentas tropicales e inundaciones. Estos eventos pueden causar daños significativos a la infraestructura, la agricultura y las comunidades costeras. México, con su extensa línea costera en ambos océanos, es particularmente vulnerable a estos impactos. Como ejemplo está lo ocurrido con Otis y la destrucción de Acapulco. Un huracán que en pocas horas alcanzó la categoría máxima y vientos de hasta 300 kilómetros por hora.

Otro efecto preocupante es el cambio en los patrones de precipitación. Si bien algunas regiones pueden experimentar una mayor cantidad de lluvias, otras enfrentan sequías más severas y prolongadas. Esto puede llevar a la escasez de agua, la pérdida de cultivos y el aumento de la desertificación en áreas vulnerables. La agricultura, un sector crucial para la economía mexicana y la seguridad alimentaria, se ve directamente afectada por estos cambios en los patrones de lluvia y la disponibilidad de agua.

Es fundamental que México tome medidas urgentes para abordar los desafíos del cambio climático. Esto incluye la implementación de políticas de mitigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la adopción de medidas de adaptación para proteger a las comunidades vulnerables y fortalecer la resiliencia ante los impactos climáticos. La transición hacia fuentes de energía renovable y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles son pasos cruciales en este sentido.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR