(segunda pare)
Para Mafer, esta botella al mar
La vida de Albertina Fariña sucedió entre el 7 de julio de 1907 y el 14 de febrero de 1946. Los 39 años en que su corazón latió y sus quimeras alimentaron su caminar, están dibujados en uno de sus últimos poemas, escrito en esa playa desde donde se asomaba al cosmos:
Monólogo frente a un cangrejo Desde aquí el horizonte es una franja que se desborda, sobre un acantilado que asoma a otros mares que se desbordan… |
Monólogo em frente a um caranguejo A partir daqui o horizonte é uma faixa que transborda, sobre um penhasco com vista para outros mares onde há uma faixa que transborda… |
¿Cuáles eran las quimeras de Albertina Fariña? Eso, precisamente eso, la idea de que el mundo es una ilusión que el temperamento de la naturaleza se encargaba de proponer, como un acertijo que no era necesario resolver, pero sí tenerlo bien presente, siempre, una manecilla magnética enfilada en dirección al quizás.
Lo que soy es lo que fui y lo que seré fruto de la naturaleza |
O que eu sou é o que fui e o que serei fruto da natureza |
Las castañas “quentinhas e boas” (calentitas y ricas) que preparaba su madre, María Doroteia, fueron una especie de conjuro para Albertina, su manera de comunidad. Todas las tardes, menos los miércoles de reposo, se internaba en el mundo de Azenhas do mar para mercar ese manjar que en su sabor guardaba memoria, creaba memoria, como los buenos vinos. Las castañas calientitas y el vino dulce, bien frío, son el contraste que ayuda a templar caracteres.
Al atardecer, de regreso a casa, en el canasto vacío pervive el aroma y el calor de las castañas como ese mar insistente de mi vivir |
Ao fim da tarde de volta a casa, no cesto vazio sobrevive o aroma e o calor das castanhas como esse mar insistente da minha vida |
Ethan Gabriel ese artesano de la música que fue su padre, fabricante de violas, le regaló alguna vez un manojo de creencias: “Todas las mañanas, al despertar, cierra los ojos y recuerda el alma de tus ausencias” / “La música es un silencio profundo que acompaña a tus quimeras, baila” / “Cuando te asomes al acantilado, deja que el viento te ofrezca algún consejo”. Ethan era, como el abuelo Nicanor, un filósofo silvestre que le gustaba encontrar en las palabras atajos para fabricar sus violas.
Albertina Fariña se ausentó de la vida el 14 de febrero de 1946, dejando en su poesía un ensalmo que permanece, como el aroma y el calor de esas castañas “quentinhas e boas”.
Azenhas do Mar
Tiro vertical hermoso, acantilado rocoso, montañas, cielo azul.