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Una crítica a contracorriente 

Davo Valdés de la Campa

En la antología Una cinefilia a contracorriente: La NouvelleVague y el gusto por el cine americano se rinde un homenaje a una manera de pensar y ver el cine: de la teoría minuciosa -el desarme de los engranajes interiores- a la práctica y la experimentación. Los jóvenes que llenaron las páginas de la revista Cahiers du cinémaque desarrollaron una teoría sobre la técnica del cine, que buscaron un lenguaje propio para analizar el arte cinematográfico y que más tarde, varios de ellos, exploraron en carne propia el quehacer fílmico, ahora son nombres que se han mezclado de manera indisociable a la historia de la crítica cinematográfica y al séptimo arte. Hablo de autores, teóricos y cineastas como Goddard, Daney, Truffaut, Douchet y Rivette, quienes no sólo filmaron cada quien una robusta obra, sino que miraron con atención las películas de su época e intentaron desentrañar la visión de otros directores/autores como Howard Hacks, Alfred Hitchcock, Sam Fuller y la generación conocida como “el nuevo cine estadounidense”. 

​En uno de los textos, Antoine de Baecque precisamente al hablar sobre la manera en cómo los críticos de Cahiers se aproximaban al cine norteamericano, menciona que los textos por un lado reconocían un estilo técnico elegante y de manufactura precisa y arriesgada, pero por otro lado, negaban que las películas de Estados Unidos conformaran una “fábrica de sueños” o un “sistema económico”. Según De Baecque se trata más bien de una filmografía que funcionaba como el gran testigo del mundo contemporáneo. En esos filmes se hallaban las huellas del tiempo presente. En ese mismo sentido Eric Rohmer decía: 

El cineasta americano se encuentra tan maravillosamente cómodo cuando elabora su material a partir del mundo presente que no tienen ninguna razón en abandonar su serenidad clásica. Es feliz en su tiempo y sólo en él su tiempo ha encontrado a un poeta, un cantor a su medida. Los aviones, los automóviles, los teléfonos, las armas de fuego. El cine americano, en lugar de hacer de ellos monstruos, los toma como lo que son en su uso cotidiano: como el arco, el carro, la nave de los antiguos.

Uno de los textos que más me emocionan de la antología pertenece a las plumas de Serge Daney y Pascal Bonitzer. En su crítica analizan Apocalypse Nowde Francis Ford Coppola, quizá el más desquiciante y obsesivo de los cineastas de su generación. La histérica épica de Apocalypse Nowque traslada la oscura tragedia del El corazón de las tinieblas de Conrad a la Guerra de Vietnam, según Daney y Bonitzer, es una película fuera de lo común en cuyo desenlace, citando a Blanchot “el Apocalipsis decepciona”. Para los autores Coppola es “un empresario de espectáculos”. Precisamente cada fase del viaje de Willard para hallar a Kurtz es una sucesión de shows desde el intento de surfear en la playa tras el bombardeo de una aldea, hasta la fallida presentación de las conejitas de Playboy, sin dejar de lado la delirante escena del puente en la que los soldados se encuentran bajo los efectos del LSD. “Es ahí donde Coppola se presenta como un gran cineasta. Lo que retiene de la guerra, de esta guerra en concreto, es que se ha convertido para aquellos que la hacen (desde el lado americano) en un vasto espectáculo sin director de escena”. Nos hallamos ante una película que plantea que ningún final es posible, que no hay destino al final del río, que no todos los viajes llegan a buen puerto ni siquiera al horror que predica y emite desde una oquedad Kurtz, en la silueta majestuosa de Marlon Brando, con una voz casi de sombra. Según Daney y Bonitzer ApocalypseNowno es tanto una película sobre Vietnam sino sobre la psicosis estadounidense. “Un pensamiento imbécil, opaco, sin mucho sentido, aunque irresistible: no sabe lo que fulgura y asombra”. 

​El texto es emocionante porque desarticula una película que de tan inmensa importancia impone una sacralidad muda. La crítica de los autores decide confrontar y contrastar la avasallante técnica, los peligrosos riesgos creativos que Coppola corrió para lograrla, con el subtexto no sólo del guión, sino de la manera en cómo representa esa realidad, es decir, de la manera en como los gringos miran su propia cultura, para bien y para mal. Esa son las críticas que me interesan y la manera cómo yo me aproximo al cine para pensarlo.