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El 26 de marzo nos enteramos a través de varios medios de comunicación que los hoteleros de la costera de Mazatlán, Sinaloa, buscaban prohibir que las bandas tocaran en las playas que se encuentran frente a sus establecimientos, ya que el ruido ha generado molestias entre los turistas extranjeros que ahí se hospedan. La pregunta sobre si esto sucederá mañana en Morelos es completamente retórica dado que los procesos de gentrificación, extractivismo cultural en favor del turismo extranjero que sucede en Mazatlán o en mayores dimensiones en Oaxaca hace mucho que también se vive en Morelos.

Recordemos que el pasado carnaval de Tepoztlán se vio rebasado por la magnitud de turistas que se dieron cita en la cabecera municipal y con ello el entorpecimiento y la obstaculización de procesos rituales como fue el desfile de comparsas el cual se diluyó en la marea de personas que abarrotaron el centro de Tepoztlán.

Hay que señalar que muchas veces las autoridades se convierten en colaboradores de los procesos que incentivan la turistificación de las tradiciones y la gentrificación de nuestros pueblos. Esto se debe a que el extranjero no paga en moneda nacional. Por eso es por lo que debemos ser nosotros los que nos tenemos que adaptar a las necesidades de los extranjeros, dejar de escuchar bandas sinaloenses en las playas o brincar el chinelo tal como hace algún tiempo habitantes de algunos fraccionamientos pedían que ya no se realizara el carnaval en Oaxtepec porque afectaba el tránsito de sus vehículos. No sea que el turista se sienta incomodo porque un pueblo esta llevando a cabo sus expresiones culturales tradicionales (léase en tono sarcástico).

La otra cara de la moneda es que esas mismas expresiones culturales son bien vistas cuando el turista extranjero o el empresario nacional puede usufructuarlos, ahí tenemos esas prácticas New Age como las “Ceremonias de Cacao”, rituales de ayahuasca o de peyote que en los últimos dos casos lucran con conocimientos tradicionales, cuando no inventan significados que justifican su extractivismo como en Xcaret.

Tal como he señalado en notas anteriores, debemos eliminar todas esas practicas capitalistas-extractivistas asociadas al turismo, no debemos permitir que los intereses económicos, extranjeros y nacionales, atenten, prohíban, ni se apropien de nuestras expresiones culturales. Y a las autoridades, el desarrollo del país no puede ni debe ser visto o circunscribirse únicamente en términos económico-empresariales, pasando por alto el bienestar social y el desarrollo con equidad.

No pretendo caer en determinismos en los que se asocie como malo al turismo extranjero y bueno al turismo nacional, porque esa es una discusión irreal. El problema real es el turista y el empresario que pretenden que las comunidades a donde viajan o establecen sus negocios se adapten a ellos, limitando o prohibiendo las expresiones culturales y populares de una u otra región. Sin duda el combate contra la gentrificación con música es mejor y al ritmo de banda no está nada mal. Parafraseando la canción, “que escuchar banda les aseguro nos no vuelve malos mexicanos” ni xenófobos u opositores al turismo.

No, con esta nota no pretendo exacerbar la xenofobia porque esa se aplica generalmente al extranjero pobre, el extranjero que posee capital difícilmente padece de ello. Lo que en realidad pretendo es hacer visible desde este medio algo que cada vez más personas discuten, la gentrificación de nuestras comunidades y las prácticas de turismo extractivo no deben permitirse más. Sin importar quien las cometa, nacionales o extranjeros, estas deben llegar a su fin.

*Historiador

Banda Antigua / imagen cortesía del autor