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Estamos a un mes del 2 de junio, fecha en la que los mexicanos saldremos a depositar nuestro voto y con el respectivo conteo sabremos quién será la primera mujer presidenta de nuestro país y; en el caso del estado de Morelos la primera mujer gobernadora.

Sabemos que en las campañas políticas se vale prácticamente de todo, se dicen verdades, medias verdades, muchas, muchas mentiras; propuestas, muchas propuestas llenas de buenas intenciones que costaran miles y miles de millones de pesos.

Bajo este contexto cabe preguntarse ¿Sí los ciudadanos tenemos plena consciencia de lo que está en juego? Porque todo indica que esta elección es una elección atípica, ya que nos enfrentamos ante una disyuntiva donde se determinara el futuro de los mexicanos y del país.

Los conocedores de la ciencia política, algunos políticos y no muchos comentocrátas advierten que lo que está en juegos son dos modelos de país: uno, autoritario, centralista, de verdad única y con tintes dictatoriales Y, el otro, plural, democrático, con matices neoliberales, de pesos y contrapesos políticos. El primero, de concretarse conculcará nuestras libertades y el segundo será un tanque de oxígeno para el ejercicio de nuestras libertades.

Aunque usted no lo crea el futuro está en nuestras manos. Son tiempos de incertidumbre y de un torbellino de propaganda e infodemia que a veces nos confunde y distorsiona nuestra realidad. El dilema personal también es claro: lo que dejemos de hacer lo harán los otros. No olvidemos que podemos estar peor.