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La representación más popular en Morelos de la pasión de Cristo, la de Ocotepec, por fin se realizará hoy como se había hecho desde hace más de un siglo -algunos dicen que es mucho más- después de que se suspendiera en 2020, que regresara de manera virtual en 2021 y que el año pasado se limitara su asistencia a la de los vecinos.

Esta representación es un reflejo de fervor popular y la multitud que atrae es un motivo de regocijo para los comercios locales y para cualquier tipo de negocio en la zona. Este año, en Ocotepec podrían rebasar su límite histórico de asistencia de 10 mil espectadores.

No solo en Ocotepec las cosas pintan bien, en casi todo el estado, el sector turístico ha visto colmadas sus más altas expectativas con ocupaciones hoteleras que en muchos lugares alcanzan el 100 por ciento y, en donde no les ha ido tan bien, ya tienen reservados más de la mitad de los cuartos.

No obstante, otras “Pasiones” parecen estar desarrollándose por nuestro estado. La inseguridad se sigue cebando en él y la lista de feminicidios se incrementa.

Los empresarios se quejan de que nadie los apoya y que han tenido que invertir de su bolsa para mejorar sus condiciones de seguridad y mejorar los servicios en los que basan su actividad.

En la capital se detectan nuevos focos rojos en materia de seguridad y las mismas autoridades piden cautela cuando se visiten, aunque, desde luego, ofrecen redoblar la seguridad.

Los ejidatarios dueños de las tierras por donde ahora circulan -y se accidentan, por falta de mantenimiento- cientos de vehículos diariamente en la Autopista Siglo XXI, ya recibieron una nueva promesa: el gobierno estatal los apoyará en sus gestiones ante la federación, que tan mal les ha quedado; veremos si, ahora sí, los bajan de la cruz en donde los dejaron hace más de tres lustros.

Es decir, ni siquiera la Semana Santa y sus anheladas vacaciones han impedido que la vida continúe más o menos con normalidad en Morelos, esperemos que la derrama económica valga la pena.