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Miguel A. Izquierdo S.

En alguna entrega previa, mencioné que los centros culturales independientes asentados en los municipios del país y de Morelos, han sido y son componente mayor de las actividades y servicios culturales realizadas en México. Sus motivaciones, condiciones de existencia, formas de operar, son muy diversas y originales, y reúnen a artistas y a promotores culturales locales, dando vida y soporte a las producciones culturales de su región. Los programas culturales gubernamentales (federales y estatales) difícilmente podrían funcionar sin algún apoyo complementario de estos centros culturales locales.

Pero en sus iniciativas convergen fundamentalmente, propuestas artísticas y culturales locales y regionales, y la gran mayoría, son financiadas por los propios centros culturales, o por las/los artistas, promotores/as culturales, sus familiares y amistades, que cobijan y sustentan los esfuerzos de esos centros culturales. En varios casos, la fuente de financiamiento es una empresa (café, restorán, galería), que tiene vocación profunda en lo cultural, y sostiene sin cortapisas, proyectos artístico/culturales que van con la filosofía de la empresa interesada en lo artístico y social.

Por lo dicho, las crisis también les golpean a estos centros culturales, como las derivadas de la pandemia. Algunos centros han desaparecido, otros han resurgido, algunos más florecen en el tepetate, son e insisten ser, resilientes. Sin ellos, sería desolador el paisaje cultural de nuestras ciudades y pueblos.

Uno de ellos, de reciente creación, es el Centro Cultural Casa Tenayo (Restorán y galería), ubicado en el centro de Yautepec y dirigido por Gustavo Y. Garibay, con el apoyo de varios colegas. Destacado historiador y promotor cultural, ha producido en varios ensayos, valoraciones de fondo y puntuales del sector cultural morelense, ubicando serias debilidades, incapacidades de funcionarios y aspectos abandonados o fracasados de políticas públicas culturales, que ha publicado este diario en las últimas semanas, bajo su pluma. Otros colegas han hecho lo propio en La Jornada Morelos.

De cara al cambio gubernamental en puerta, uno esperaría que las y los candidatos a ocupar algún cargo gubernamental, revisen al menos esos ensayos, para no repetir errores garrafales, algunos voluntarios, del actual gobierno y de otros pasados, en materia cultural. No sólo se beneficiarían del tratamiento de los asuntos abordados, sino de otros más que caracterizarían a políticas culturales que atiendan los derechos culturales de la ciudadanía, y de aquellos que le han sido conculcados a los morelenses, al no haberse aprobado aún, la Ley de Cultura respectiva. No hacerlo de parte de quienes pretenden ocupar la gubernatura, sería ceguera y necedad.

La crisis en el sector cultural también se ha expresado en la sensible disminución de presupuestos, sea por determinación federal, estatal, o por falta de oficio de funcionarios al no lanzar iniciativas que agrupen a artistas y promotores en postulaciones por recursos de varios orígenes. De modo que la crisis también ha golpeado a gestores y promotores culturales que por necesidad inmediata, han tenido que menguar sus iniciativas culturales para conseguir por otras vías sus ingresos, llevando comida a sus mesas. De modo que en tanto ciudadanos, tenemos la posibilidad de paliar los impactos de las crisis en el sector, volviendo a asistir a manifestaciones culturales que organizan estos centros, como el aniversario de Casa Tenayo de Yautepec, que se realizará en abril.