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De la inteligencia artificial a la estupidez natural inducida

Braulio Hornedo Rocha

Para: MC

La inteligencia se ha definido como: la capacidad de razonamiento lógico; aprendizaje desde diversas fuentes; análisis y cálculo; planificación para solución de problemas; imaginación y creatividad; pensamiento crítico y autocrítico; adaptabilidad a la contingencia; conciencia moral. En términos generales, se puede describir como la capacidad de percibir datos y transformarlos en información útil para actuar y adaptarnos al medio así como adaptarlo a nuestras necesidades. La inteligencia nos ayuda a sobrevivir en un medio natural hostil (entrópico), que tiende a lo contrario de lo que la información es (antientrópica).

Ortega y Gasset en un célebre pasaje de su Origen y epílogo de la filosofía, dice: “A ese acto y hábito del recto elegir llamaban los latinos primero eligentia y luego elegantia. Es, tal vez, de este vocablo del que viene nuestra palabra inteligencia. De todas suertes, Elegancia debería ser el nombre que diéramos a lo que torpemente llamamos Ética, ya que es ésta el arte de elegir la mejor conducta, la ciencia del quehacer … Elegante es el hombre que ni hace ni dice cualquier cosa, sino que hace lo que hay que hacer y dice lo que hay que decir.”[1] Así pues, elegante es la persona inteligente que hace y dice lo que es conveniente hacer y decir en un momento dado. Elegante es aquel que posee la información adecuada para vivir mejor.

Con la información sucede algo semejante a lo que pasa con ese misterioso proceso que llamamos leer poemas. El emisor de un mensaje envía lo que para él es información, pero debo ser muy, muy enfático al afirmar que para el resto de los interlocutores en ese proceso son solamente datos, pues la información es el resultado del análisis, comprensión e interpretación de esos datos para transformarlos en información, y es el receptor, quien se encarga de ese proceso, el receptor es quien produce la información. Esto es, se transmiten datos que el receptor podrá con una cierta probabilidad transformar, o no, en información. Otro tanto sucede con el poeta (emisor) que escribe un poema que tiene como destinatario a cualquier persona que lo lea (receptor). Cuando el lector hace suyas las palabras del poema es cuando surge la poesía. José Emilio Pacheco lo resume con rotunda elocuencia en un breve poema titulado: “Contra los recitales” de su libro: Irás y no volverás.

Si leo mis poemas en público

le quito su último sentido a la poesía:

hacer que mis palabras sean tu voz

por un instante al menos.

Las cursivas son mías y dejan claro la fundamental diferencia conceptual que existe entre poema y poesía. Más aún, podemos sustituir poema por dato y poesía por información y la tesis poética sigue aplicando.

Si leo mis datos en público

le quito su último sentido a la información:

hacer que mis palabras sean tu voz

por un instante al menos.

Sin embargo, los medios masivos de comunicación comerciales manipulan los datos falseándolos para alterar la percepción de los hechos, y crear con esto, una visión distorsionada de la realidad que responde a sus propios intereses. Esto queda claro en las campañas electorales que estamos viviendo.

La definición clásica de Kurzweil sobre la inteligencia artificial IA dice: “es el arte de crear máquinas que puedan actuar en actividades que requieren personas inteligentes para funcionar.[2] Desde que el término fue acuñado por John McCarthy, en 1954, durante la conferencia inaugural de la IA en el Darmouth College, hasta nuestros días, en que la IAG (generativa) permite la creación de campañas de comunicación política basadas en la difusión de videos, imágenes, artículos y noticias falsas pero muy verosímiles, en complicidad con redes de periodistas mercenarios sembrando odio y miedo. Hoy sabemos que el principal cliente de Facebook durante la campaña de 2016 ¡fue Trump! y que usaron Facebook para influir en el ánimo del electorado contra Clinton. Joel Kaplan, director de la oficina de cabilderos de Facebook en Washington afirmó que: “su laxitud a la hora de poner coto a las noticias falsas (en Facebook) había contribuido efectivamente a la elección de Trump.”[3] En suma, la inteligencia artificial se usa hoy para manipular a la ciudadanía induciéndola a un estado de estupidez natural inducida, la que puede ser definida como: sistemas computacionales cuyo fin es producir confusión (idiotez) en el pensamiento humano promedio.

* Lector desescolarizado y desprofesionalizado

[1] Ortega y Gasset, José, Origen y epílogo de la filosofía, FCE, México, 1960, p. 13-14, (cursivas mías).

[2] Kurzweil, R. The Age of Intelligent Machines, MIT Press,Cambridge, 1990, p. 16

[3] Frenkel S., Kan, C., Manipulados, Debate, México, 2021, p. 135