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Equidad en salud y sostenibilidad del planeta

Eduardo C. Lazcano Ponce*

Recientemente, entre el 15 y el 17 de marzo, se llevó a cabo la 19a. edición del Congreso de Investigación en Salud Pública, en las instalaciones del Instituto Nacional de Salud Pública, sede Cuernavaca. El escenario poblacional que se presenta en el mundo y dio contexto a dicho congreso es propio de una espiral epidemiológica. Cuando todavía existe cierta incertidumbre en cuanto a la pandemia por Covid-19, que produjo circunstancias similares a las de una guerra mundial, tenemos una nueva emergencia epidemiológica causada por una enfermedad previamente confinada: a principios de este año se registró un brote de casos de la mal llamada “viruela del mono”, a propósito de lo cual, y por la carga racista y estigmatizadora que tiene ese nombre, la Organización Mundial de la Salud dispuso utilizar el término “mpox” para designarla.

Durante los últimos meses se ha sumado otra amenaza: se han registrado cientos de millones de aves muertas, y se está desarrollando el mayor brote mundial de gripe o influenza aviar. Esta infección afecta principalmente a las aves, pero puede transmitirse a otras especies, incluyendo a los humanos. Asimismo, en la actualidad se presentan sindemias como la de obesidad, pero también, importantemente, hay una coexistencia con diversos trastornos de salud mental.

Todos ellos son enormes desafíos que han dado lugar a que se implementen nuevos paradigmas relacionados con la práctica de la salud pública. A la par, en México se está llevando a cabo una enorme transformación del Sistema Nacional de Salud y se está creando un Sistema Nacional de Salud Pública. Por esta razón, el lema del congreso enunció: Equidad en salud y sostenibilidad del planeta.

Sin duda, es necesario generar nuevos paradigmas para la práctica de la salud pública y, junto a ello, dejar de percibir la salud humana sólo en su interacción con agentes ya sea ambientales, sociales o económicos, o bien, de igual manera que con la salud pública, dejar de juzgarla como un ente aislado. Se requiere considerar nuevos e innovadores marcos de referencia que logren integrar las perspectivas intersectoriales y transdisciplinarias en abordajes holísticos como el de “una salud” y el de “salud planetaria”. Esto es, la pandemia por Covid-19 reveló la necesidad de incorporar paradigmas alternativos a visiones tradicionales como la de “salud internacional”, un modelo que, debemos reconocer, fracasó en articular los organismos multilaterales y de la salud mundial de manera coherente y coordinada, en el marco de la emergencia epidemiológica.

En este escenario externo, se ha discutido que el cambio climático podría representar la mayor oportunidad de salud mundial en el siglo XXI. Ante los nuevos paradigmas de la salud pública no debemos quedarnos rezagados y sí, en cambio, incidir en temas actuales como la salud planetaria ‒que de hecho se constituirá como una alternativa contra el coronavirus y otras amenazas emergentes‒, mediante soluciones basadas en la interacción de los sistemas naturales, sociales y económicos.

A este respecto, existen posiciones ‒muchas veces radicalizadas‒ de grupos de investigación y organismos de educación superior internacionales que señalan que la mejoría alcanzada por muchos países en indicadores de salud ‒como el aumento en la esperanza de vida y el control de algunas enfermedades infecciosas‒ podría ser reversible e incierta, porque esos logros fueron obtenidos dilapidando recursos naturales no renovables y creando un modelo urbano de existencia con complejos problemas sociales y de salud poblacional.

Si bien es cierto que en torno a la salud planetaria aún debe definirse un marco teórico y metodológico, sin duda ésta constituye un nicho académico y de vinculación comunitaria del que en un futuro inmediato habremos de ser partícipes. Esto es, la salud planetaria deberá incluir una visión sobre la gestión de los sistemas naturales, el urbanismo, la alimentación, la producción de energía y la protección de la biodiversidad, y por esa razón tendrá una enorme influencia sobre la salud pública.

*Especialista en salud pública.

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