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La anemia entre las mujeres mexicanas en edad fértil

Teresa Shamah Levy y Fabiola Mejía Rodríguez*

La anemia es causada por la baja concentración de hemoglobina (Hb) en la sangre. Este padecimiento se presenta cuando el número de glóbulos rojos resulta insuficiente para que se lleven a cabo las funciones regulares del cuerpo, y la principal causa de ello es la deficiencia de hierro.

La medición de la concentración de hemoglobina es el método de evaluación hematológica más utilizado para definir la anemia. El nivel de concentración de hemoglobina para satisfacer la demanda del organismo varía de acuerdo con la edad, el sexo, la estatura, el embarazo y otras características relacionadas con la salud de la persona.

La anemia por deficiencia de hierro y de otros micronutrientes es un problema global de salud que afecta a millones de personas en el mundo, de tal modo que los niños, niñas, mujeres en edad fértil (12 a 49 años) y mujeres embarazadas son los mayormente afectados.

Las mujeres con anemia se enferman con mayor frecuencia y tienen un mayor riesgo de mortalidad, aborto espontáneo o muerte fetal; los hijos o hijas, por su parte, corren el riesgo de morir al nacimiento, nacer antes de tiempo (es decir, antes de nueve meses) o presentar bajo peso al nacer.

Alrededor de 20% de la mortalidad antes del nacimiento y de 10% de la mortalidad materna en los países de ingresos bajos y medios se atribuyen a la deficiencia de hierro.

Las mujeres en edad fértil presentan una serie de características que no sólo definen su salud y bienestar, sino que también se convierten en factores positivos o negativos predictores de la salud de las futuras generaciones.

Las deficiencias de micronutrimentos tienen como resultado una amplia gama de consecuencias adversas para la salud, incluidos el aumento de enfermedades infecciosas, la restricción del crecimiento, las discapacidades físicas y el deterioro del desarrollo neurocognitivo. De acuerdo con una serie sobre el tema, publicada por la revista científica The Lancet, la desnutrición materno-infantil, incluida la anemia, así como las carencias de zinc, vitamina A y otros micronutrientes, siguen siendo importantes problemas de salud en el mundo.

A pesar de las graves repercusiones que tienen estas deficiencias para el individuo y la sociedad, los datos disponibles sobre el estado de vitaminas y minerales entre las diferentes poblaciones humanas son limitados en encuestas representativas de alcance nacional, especialmente en países de ingresos bajos y medios. Ello puede deberse a la multiplicidad y complejidad de los factores contribuyentes. Esta falta de información dificulta los esfuerzos mundiales, regionales y nacionales que se realizan para prevenir las deficiencias de micronutrientes y sus consecuencias.

En México se han dado grandes pasos para evaluar la presencia de anemia en la población. La información al respecto que se presenta en este artículo proviene de las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (Ensanut) realizadas en los años 2006, 2012 y 2018. Estos instrumentos arrojan información sobre este y otros temas de salud pública en diferentes escalas: nacional, urbana, rural, regional (norte, centro, sur y Ciudad de México) y estatal.

Para hacer tal evaluación, se midió la concentración de hemoglobina con un fotómetro portátil (HemoCue Hb 201, Angelholm, Sweden) en una muestra de sangre capilar, con base en los estándares y procedimientos nacionales e internacionales, usando la segunda gota de sangre para evitar resultados falsos por posible contaminación con líquido intersticial. Se excluyeron valores de hemoglobina menores a 4.5 g/dL y mayores a 18.5 g/dL, por considerarlos implausibles.

Las concentraciones de hemoglobina se ajustaron por altitud sobre el nivel del mar de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, mediante la fórmula de Cohen y Haas.

El punto de corte para diagnosticar anemia se realizó utilizando los estándares descritos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según los cuales se clasifica con anemia a las mujeres no embarazadas que presentan concentraciones de hemoglobina menores a 12.0 g/dL y a las mujeres embarazadas que registran valores por debajo de los 11.0 g/dL.

Entre las mujeres de 20 a 49 años, de acuerdo con su condición de embarazadas y no embarazadas, la concentración promedio de hemoglobina, por año de encuesta, se situó en los valores adecuados. Sin embargo, para 2018, dicha concentración disminuyó en las mujeres embarazadas, lo que supone un aumento en la prevalencia de anemia.

Al desagregar la información por estratos urbanos y rurales, y por año de encuesta, se advirtió que la prevalencia de anemia entre las mujeres no embarazadas, independientemente de su área de residencia, descendió cerca de cinco puntos porcentuales entre 2006 y 2012. No obstante, ello se revirtió en los siguientes seis años, periodo en el que dicha prevalencia recuperó un punto porcentual.

Este comportamiento en los datos es similar al de los notificados entre las mujeres embarazadas residentes de las áreas rurales, ya que, para 2018, la prevalencia de anemia en este grupo de población se duplicó; igualmente, en las zonas urbanas mostró un importante aumento entre 2012 y 2018. Sin embargo, habrá que tomar con precaución este resultado, debido a que la encuesta registró una baja frecuencia de mujeres embarazadas en el territorio nacional, aunque los datos obtenidos sí documentan el alza referida.

Al considerar la distribución de estas prevalencias en las cuatro regiones del país, es posible observar un patrón similar al identificado en las zonas urbanas y rurales a través del tiempo; destaca un incremento muy significativo en la región norte del país para el año 2018 (véase la gráfica). Ello puede deberse a que los programas gubernamentales para disminuir la anemia y la desnutrición se enfocaron durante ese periodo en las zonas rurales de la región sur, donde vive la población más pobre de México, y dejaron de lado a la población del norte, donde desafortunadamente una de cada tres mujeres en edad fértil padece anemia.

Comparativa de anemia entre mujeres de 20 a 49 años, embarazadas y no embarazadas,

por regiones de México, durante los años 2006, 2012 y 2018.

Fuente: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, 2012 y 2018, Instituto Nacional de Salud Pública.

En resumen, las causas de la anemia entre mujeres en edad fértil son multifactoriales. Específicamente en las mujeres embarazadas, existe un aumento de la demanda nutricional y suele presentarse una necesidad insatisfecha de micronutrientes asociada a la anemia durante el embarazo. Además, las infecciones por parásitos intestinales, la malaria y las enfermedades crónicas son comorbilidades que aumentan el riesgo de anemia. Otros factores que contribuyen a la elevada carga de anemia entre las mujeres de los países en vías de desarrollo son el bajo nivel socioeconómico, la residencia en zonas rurales, la disminución del intervalo entre nacimientos, la falta de atención prenatal y la multiparidad.

La dieta y el estado nutricional de las mujeres durante y antes del embarazo es un importante factor predictivo de la anemia entre las embarazadas. Ello se ha asociado con la escasa diversidad dietética y con la ingesta insuficiente de suplementos de hierro durante el embarazo.

En México, entre 2018 y 2019, la anemia afectaba a una de cada cinco mujeres de 20 a 49 años de edad. Cabe añadir que la pandemia por Covid-19 provocó un aumento en la desnutrición y la mortalidad materna, lo cual a su vez limitó el avance hacia el cumplimiento de las metas de nutrición de la Asamblea Mundial de la Salud 2025.

La prevalencia de anemia entre mujeres en edad fértil en México muestra una tendencia al alza; aunque se observó una tendencia a la disminución entre 2006 y 2012, para 2018 se registró un incremento a nivel nacional, sobre todo en las mujeres embarazadas.

Se debe enfatizar la importancia de llevar a cabo acciones y estrategias orientadas a atender a las mujeres en edad fértil y, de manera puntual, a las embarazadas; ello debe ser considerado como una prioridad nacional de salud, debido a las implicaciones y consecuencias que puede tener la deficiencia de micronutrientes durante el periodo reproductivo.

Por lo tanto, es obligatorio identificar las principales causas de la anemia en esa población para intervenir a tiempo, sobre todo en los grupos de menores recursos económicos. Esta intervención puede hacerse, ya sea a través del incremento en la disponibilidad de alimentos ricos en vitaminas y minerales (frutas, verduras y carne, entre otros) para mejorar la alimentación diaria (dieta) y de alimentos enriquecidos, o bien, mediante suplementos de micronutrientes en aquellas mujeres con mayor riesgo.

Sin duda, es urgente incluir este tema en la agenda de gobierno, para dar seguimiento y guiar las políticas y estrategias hacia la prevención y la erradicación del problema de salud pública al que nos hemos referido. Aunado a ello, es importante contar, como país, con un sistema de información y monitoreo sobre la prevalencia de anemia y deficiencia de micronutrientes, a fin de medir el progreso hacia el cumplimiento de la meta mundial de nutrición número 2 (reducir 50% la prevalencia de anemia entre las mujeres en edad reproductiva para el año 2025), establecida por la OMS; asimismo, es necesario evaluar aquellos indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la prevalencia de anemia en mujeres de 15 a 49 años, por estado de embarazo (2.2.3), y con la buena salud y el bienestar (3).

* Especialistas en salud pública. Invitadas por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.