Estableciendo en México el Día Nacional contra la Obesidad

 

La obesidad es un problema global de salud y uno de los desafíos más importantes en la actualidad debido a su complejidad y profundo impacto sobre la salud, el bienestar y el desarrollo económico. Por ello es fundamental mantener un diálogo constante sobre este problema y las acciones que pueden contribuir a su prevención y control. En México, la prevalencia actual de obesidad en adultos es de 36.9 por ciento. Además, somos uno de los países con mayor porcentaje de sobrepeso y obesidad infantil en el mundo (37.3 por ciento).

En México se estima que, de no llevar a cabo acciones efectivas ante este problema, podríamos llegar a una prevalencia de 45 por ciento entre los adultos para el año 2030. Pero ¿qué está causando este incremento en nuestro país? La obesidad es una enfermedad que puede tener su origen en diversos factores ambientales, sociales, psicológicos, metabólicos, hormonales y genéticos, entre otros, los cuales pueden presentarse en diferentes etapas de la vida e interactuar. Adicionalmente, existen respuestas sociales que perpetúan la obesidad, como la estigmatización de quienes presentan esta condición, lo cual constituye una de las principales barreras para producir mejores resultados en el tratamiento integral, respetuoso y centrado en la persona.

En los últimos años, un importante cúmulo de evidencia ha demostrado que uno de los principales causantes de la obesidad es el entorno alimentario y físico a los que estamos expuestos en la actualidad. Por un lado, el entorno alimentario influye en la selección y el consumo de alimentos (es decir, influyen aspectos como el precio, la disponibilidad de los alimentos, la información, los subsidios, los impuestos y la mercadotecnia); por otro lado, los espacios físicos y la infraestructura en que vivimos, trabajamos y desarrollamos nuestra vida cotidiana influyen en nuestras conductas del movimiento, incluyendo la actividad física, el sedentarismo y el sueño. En México, como en la mayor parte del mundo, el sistema alimentario ha sufrido una transformación con consecuencias muy negativas para la salud y la sostenibilidad del planeta. Hoy en día existe una oferta desmesurada de productos comestibles y bebibles ultraprocesados (conocidos como “comida chatarra”), que contienen una cantidad excesiva de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio, calorías y otros ingredientes que no se encuentran de forma habitual en los alimentos naturales. Estos productos son promocionados de forma incesante a través de todos los medios publicitarios posibles centrando sus estrategias principalmente en atraer el consumo de la población infantil, que es la más vulnerable ante este tipo de estrategias. Se estima que sólo por consumo de refresco y bebidas azucaradas mueren más de 40 mil mexicanos cada año.

Por otro lado, la mayor parte de la población vive en áreas urbanas donde una infraestructura inadecuada genera pocas oportunidades de transporte activo, alimentación e hidratación adecuada y en general un estilo de vida estresante y poco saludable. La magnitud, la complejidad y las consecuencias de la obesidad requieren de una reflexión profunda desde múltiples perspectivas. Necesitamos hablar sobre el problema y, para ello, aprovechar el marco del Día Mundial contra la Obesidad.

En México se han logrado importantes avances en la implementación de políticas alimentarias que han probado ser efectivas para promover la disminución del consumo de comida chatarra. Entre éstos destaca el impuesto a las bebidas azucaradas y productos de alta densidad calórica; el etiquetado frontal con sellos de advertencia; la regulación a la publicidad dirigida a niños con el fin de que se evite asociar personajes infantiles con la comida chatarra; las nuevas guías alimentarias sostenibles y saludables de México, y recientemente, la reforma a la Ley General de Educación, que promoverá la alimentación saludable dentro de las escuelas. Además de esto, la nueva Ley de Alimentación Adecuada y Sostenible se encuentra en discusión en la Cámara de Diputados, y de aprobarse, marcará un hito en la garantía, por parte del Estado, del derecho a una alimentación adecuada. No obstante, además de contar con políticas que faciliten una selección de alimentos más saludable (como las antes mencionadas) y mejores estilos de vida, se requiere mantener informados y capacitados a los profesionales de la salud, tomadores de decisiones y a la población en general, y lograr una respuesta del sistema de atención que esté centrada en la persona y enfocada en la prevención.

Este año, con apoyo del poder Legislativo de la nación, y en coordinación con la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública, se aprobó un decreto por el cual se homologa, a partir de este año, la fecha 4 de marzo como el Día Nacional contra la Obesidad, también en México. Esperamos que esta conmemoración contribuya a concientizar, promover la abogacía, mejorar las políticas y compartir experiencias logrando consensos, visión común y corresponsabilidad para mejorar nuestra respuesta ante esta epidemia.

* Especialista en salud pública. Invitado por el Dr. Eduardo C. Lazcano Ponce.