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(parte I)

 

Deambular se define como una forma de caminar sin dirección determinada y es precisamente ese derrotero incierto el que auguramos para la Economía Social y Solidaria (ESS) mexicana para este 2024; por supuesto, con elecciones y reiteradas promesas de campaña los horizontes pueden cambiar, aunque por ahora, quedan en la mera retórica. Es por lo anterior que en estas dos entregas nos cuestionamos ¿hacia dónde vaga la ESS mexicana este 2024?

En primer lugar, desde la perspectiva presupuestal y a pesar de las constantes peticiones de los líderes y representantes del sector, la ESS se sigue contemplando en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) dentro del Ramo 20 “de Bienestar”, cuando lo correcto sería reasignarlo al Ramo 10 “de Economía” lo cual permitiría fortalecer al propio sector y reconocerla auténticamente como otra forma de hacer economía.

Sumado a lo anterior, el presupuesto asignado al Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), encargado de impulsar la política de fomento en materia de ESS, continúa a la baja en comparación con el presupuesto asignado desde 2012 – fecha de creación del INAES – en ese sentido, para el ejercicio fiscal 2024 se aprobaron 243. 8 millones de pesos, apenas un 1.4% de incremento en comparación con el año 2023 en el cual se le asignó 229. 5 millones de pesos; sin embargo, si revisamos la asignación presupuestal de 2012 podemos notar que le correspondían 2 mil 446. 9 millones de pesos y con incrementos en los subsecuentes años hasta que en 2018 se registró un importante decremento (629. 4 millones de pesos). De hecho, en la actualidad el total de los recursos del INAES se integra exclusivamente de gastos de operación y para servicios profesionales, aunado a una reducción importante de su personal.

Lo anterior es cuestionable para un gobierno que, al menos en el discurso, parece rechazar la política neoliberal pues efectivamente – y coincidimos con esa parte del discurso – ha provocado una serie de flagelos sociales que hemos analizado en demasía en estos espacios que compartimos con ustedes. Por ende, desde la academia tratamos de encontrar razones objetivas para que prácticamente se anule el apoyo a un instituto, al que si bien se le pueden hacer diversos señalamientos que incluso pueden derivar de administraciones pasadas, procura el desarrollo e impulso de un sector que ha demostrado experiencias exitosas basadas en prácticas, valores y principios que promueven un desarrollo más justo y sostenible para las comunidades. Aún más, se trata de un sector que tiene un reconocimiento a nivel constitucional desde 1983 y por ende constituye una obligación de tal rango para el Estado.

Ciertamente, la llamada Cuarta Transformación se ha abanderado tras la “austeridad republicana” y para quienes nos preguntábamos razones más contundentes de este decremento al presupuesto de casi del 90% para INAES durante este sexenio, recientemente se nos han esbozado debatibles argumentos con base en los cuales no solo se ha dejado sin recursos y personal a INAES sino que se pretende su conversión en una unidad administrativa, transfiriendo sus funciones a un Centro Nacional de Economía Social. Y es que INAES se encuentra en esa lista de 16 órganos desconcentrados, organismos descentralizados, o unidades administrativas cuya transferencia de sus funciones hacia secretarías de Estado se hace necesaria – a decir del ejecutivo – pues así se expone en la Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de distintos ordenamientos, en materia de simplificación orgánica enviada al Congreso de la Unión el pasado 5 de febrero de 2024.

* Investigadora Asociada C de Tiempo Completo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (CRIM-UNAM). tatianag@crim.unam.mx