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De memes y Santa Muerte

 

Gran revuelo se dio en días pasados en las redes sociales la promoción que hizo el oficialismo de la playera con la imagen de la Santa Muerte y la leyenda «Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador». Más allá de consideraciones sobre la playera y la vinculación de esa «pseudo religión» de la Santa Muerte que tiene fuertes devotos entre asesinos, narcotraficantes y una caterva de delincuentes, el tema da para reflexionar algunas cuestiones que están detrás de esta cuestión.

Independientemente de lo cuestionable que sea la difusión de esa playera por Morena y el mismo oficialismo, lo que ha sido absurdo ha sido ver que Elizabeth García Vilchis, de «Quién es quién en la mentiras» de la «Mañanera», diga que no se ha comprendido que «es un meme», que su difusión es parte de la cultura de los memes, que se acompañan de ironía y burla pero no tienen ninguna connotación relacionada con la narcocultura o la política, que quienes critican la promoción de esa playera y la vinculan con el narco no entienden lo que son los memes.

Si bien es cierto que los memes en las redes sociales se asocian con frecuencia con el humor, el entretenimiento y la espontaneidad, esa una visión simplista que soslaya la complejidad y el alcance real de ese fenómeno cultural. Detrás de la aparente ligereza de los memes, se esconde una carga simbólica que va más allá de la simple diversión. Como dijo el creador del término Richard Dawkins (El gen egoísta), los memes, en su esencia, son unidades de información cultural que se transmiten y evolucionan a través de su puesta en circulación. Hoy esto es más evidente con las redes sociales (Susan Blackmore: La máquina de los memes). Su formato adaptable y su capacidad para viralizarse los convierten en herramientas poderosas para la comunicación, la crítica social, la expresión creativa y la promoción de la delincuencia.

Lejos de ser meros pasatiempos, los memes pueden ser instrumentos para dar cuenta sobre la actualidad, cuestionar estructuras de poder, desafiar normas sociales, movilizar a la acción colectiva y normalizar lo cuestionable o incluso enaltecerlo. Aquí en este caso sobre la playera de la Santa Muerte no hay humor ni irreverencia sino todo lo contrario: enaltecer, algo propio del populismo, la figura presidencial, pero al mismo tiempo apoyarse en un ícono de la narcocultura y usarlo con fines propagandísticos, para exaltar al final la figura de AMLO, de demostrar que es parte del catálogo para rendir culto a su personalidad; en el fondo eso tiene un tufo de fanatismo y religiosidad.

El populismo es campeón en eso de rendir devoción a sus líderes, al grado de que ha habido figuras como la extinta esposa de Juan Domingo Perón, Eva Perón, que todavía pervive en el imaginario de un sector poblacional de Argentina como ícono sagrado. Se han reportado numerosos casos de personas que afirman haber sido curadas de enfermedades graves tras rezar a Eva Perón o visitar su tumba; que ha sido capaz de devolver la vista a ciegos o curar a personas de cánceres terminales. En la actualidad existen en varios hogares de argentinos altares para rendirle devoción y venerarla como una santa. Se la considera una interfaz exitosa para interceder por ellas ante Dios. Todavía no se acaban las peregrinaciones y misas en honor de Eva Perón, especialmente en las fechas de su aniversario de nacimiento y muerte.

Lo mismo ha pasado con Hugo Chávez: un sector de venezolanos la ha dedicado altares y le rinden devociones. Después de su deceso en 2013, Chávez se convirtió en una figura venerada por muchos de sus seguidores. En sus hogares, en locales comerciales e incluso en espacios públicos, se han erigido altares con su imagen, junto a símbolos religiosos, ofrendas y mensajes de apoyo. Y tampoco faltan los que refieren que desde el otro lado del firmamento regresa para hacerles milagros. Con menor fuerza se ha dado lo mismo con Evo Morales o incluso hoy ya se ve eso con Milei y sus tribus de seguidoras y fanatizados.

López Obrador camina de forma veloz en esa dirección. Como antecedente están no solo los exabruptos de sus hordas fanatizadas que lo elevan al cielo poniéndolo como el «mejor presidente que ha tenido México». Los fervorosos seguidores de AMLO y la 4T no se muerden la lengua para decir que las obras y todo lo que él ha puesto en marcha es el reflejo de que estamos ante el más importante e ínclito presidente y político mexicano, que sus obras pasarán a tener un lugar en el Olimpo de la Historia.

El mismo Andrés Manuel nutre esto. Él ha aludido al incidente que tuvo en su juventud cuando estuvo a punto de ahogarse en su natal Tabasco. Según ese relato cuando era joven, se encontraba nadando en una laguna y al echarse un clavado en la misma terminó «atrapado» por un remolino y que estuvo a punto de ahogarse, pero tuvo la «fortuna divina» de salvarse y sortear la situación. Su madre le diría, cuando él le comentó este accidente que había tenido, que eso era una manifestación, una especie de revelación o epifanía en la que el mismo López Obrador sintió que tenía un propósito mayor en la vida: lo que encontró en la política y por eso se propuso alcanzar la presidencia de la República de México.

En cualquier caso, la historia de la revelación de AMLO es parte de su narrativa personal y ha sido referida en varias ocasiones a lo largo de su vida política. Un suceso que en el contexto de la política y la actitud devocional de sus seguidores son el caldo de cultivo para que no extrañe si termina haciendo que los morenistas y sus fanatizados seguidores lo conviertan en su santo patrono. El tiempo dirá si el culto de la playera con la Santa Guadaña y el anécdota de los memes no es más que el preámbulo para que no falten ilusos y extraviados que terminen más adelante poniendo altares a Andrés Manuel y hasta lo quieran canonizar; aunque no olvidemos, tampoco, que la percepción de un líder puede variar con el tiempo, sobre todo en un país como en México en donde el imaginario colectivo un día puede tener a los políticos en las nubes y poco después lo ve como la representación del averno. En última instancia, el tiempo y los acontecimientos históricos determinarán cómo se recordará la presidencia de López Obrador.

@tulios41