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LA SELECCIÓN

Por Teodoro Lavín

Sin duda, la noticia de la semana es acerca de lo que desató la furia presidencial: el ministro Javier Laynesdesactivó el “plan B”, que ya había entrado en vigor, y con esa resolución queda fuera su aplicación, al menos hasta que la corte no resuelva sobre la constitucionalidad de esta norma.

El horno no está para bollos, y la pelea por los espacios en el INE es a muerte; el no querer Morena llegar a una negociación con los demás partidos políticos está llevando a que sea por insaculación que se designe tanto a quien vaya a la presidencia como a los otros tres espacios que dejaran vacíos los consejeros que cumplen su periodo el día dos.

Conociendo la realidad electoral, que no es sencilla,será verdaderamente difícil para quien llegue llevar a buen puerto esta institución, pues se ha visto que quienes -según dicen- ganaron los primeros lugares por su conocimiento(dicho con todo respeto) quizá sepan de teoría, pero no de la práctica que tendrán que aplicar en menos de un año, conuna institución medio golpeada, a la que le han reducido el presupuesto de manera arbitraria cuando debieron hacerlocon un estudio administrativo de las funciones de la burocracia del mismo INE.

Que sí es necesario reducir el gasto en las elecciones es una realidad, pero debió de hacerse de manera profesional,no de manera impositiva, porque supuestamente vivimos en un país en democracia; tan no es así esto último, que podemos darnos cuenta de la imposición a través del recorte del presupuesto sin ningún sentido, y la función de esta institución no es fácil y menos cuando trata de aplastarla el Estado mexicano.

Los personajes que más sabían fueron desechados por el tribunal. De ellos, sin duda, Javier Santiago Castillo es el que más sabe, ya que su paso por la presidencia del órgano electoral del distrito federal le permitió aprender en la práctica lo que son las elecciones, y también ya fue consejero nacional de tres años. ¿Por qué no dejarle la dirección de las elecciones a quien de veras?

Como se los comenté en el artículo de la semana pasada, el tribunal se equivoca y la mayoría de la cámara también.

La función electoral es delicada y se necesita conocimiento, pero no sólo el conocimiento teórico que, por ejemplo, de lo que nos enseña Norberto Bobbio nos puede dar, o Juan Linz que es muy interesante sobre la práctica y razón de los gobiernos divididos.

Hay que ser realistas, quien llega a manejar las elecciones más grandes de la historia  llega con un conocimiento teórico que no tiene nada que ver con la realidad; probablemente conozca las leyes vigentes de manera completa, pero eso no le da la experiencia necesaria para poder salir adelante. Es fundamental para un buen manejo la combinación de teoría y práctica; si no, pasa como en la actualidad en la que el consejero presidente hizo bien en defender a la institución pero se pasó con su protagónico papel de juzgador del ejecutivo federal, pues ése no es su papel.

El que dirige una institución tan complicada como el INE debe de tener los pies en la tierra y cumplir con su papel de árbitro de las elecciones, su única obligación es aplicar la ley de acuerdo a los principios rectores de la institución y nada más.

Defender a la institución es algo que no podría dejarse a un lado, pero hasta ahí creo que lo demás fue un exceso que a la larga pagará.

Las descalificaciones del Presidente de la República a la Suprema Corte de Justicia de la Nación están fuera de toda racionalidad, llamar a los ministros conservadores y partidarios de la oligarquía es un desatino; su molestia esporque no se hace su voluntad. Le lastima que no tuvo los suficientes votos en la elección pasada, no tiene mayoría calificada y lo siente, pero la perdió. 

Esa es la realidad, y no creo que por más que insulte a los ministros se vaya a modificar lo que ellos piensan; mientras más leña le eche a la hoguera, más calientes se pondrán las cosas.

La Suprema Corte tiene que tomar una decisión histórica, y es fácil ver la inconstitucionalidad de gran parte del “plan B”. Ahora, si no le sale el C y queda en manos de alguien que no sea de sus huestes en la presidencia del INE, la guerra por acabar con éste seguirá. Y todavía son más de 18 meses los que tendrá que aguantar la presión quien se busque o le caiga del cielo está nueva chamba.

Esperemos que cuando menos tenga la prudencia, quien tome posesión, de llevar las cosas poco a poco, y no de manera hitleriana. ¿No cree usted?