El complicado tema de la gobernatura de Nuevo León dejó varios legados. Uno de ellos es la ruptura entre Movimiento Ciudadano y la alianza opositora; más importante aún, el acercamiento de MC y Morena. La imagen que utilizaron legisladoras y legisladores de MC para dar por terminada su relación con PRI, PAN y PRD así lo muestra: las figuras de Samuel García y el presidente López Obrador combinadas.

Aún estamos por ver la magnitud y la profundidad del acercamiento, pero es claro que nos encontramos ante movimientos en el mapa político del país (sobre todo de esa parte más cercana a las formalidades institucionales). De entrada, pareciera que los temas legislativos de corto plazo que interesan al grupo en el poder pudieran avanzar en la dirección deseada; por ejemplo, la designación de la nueva magistrada de la Suprema Corte y la continuidad de las Fuerzas Armadas al frente de la Guardia Nacional (es decir, mantener y aumentar la militarización del país).

Pero no solo eso. Con el acercamiento también pudieran avanzar temas que requieren de una reestructura institucional más compleja (y delicada). Pienso en un caso en particular: la reforma al Poder Judicial, tan deseada por la 4T y particularmente por el propio López Obrador. Movimiento Ciudadano podría aportar los votos necesarios para reformas constitucionales incluso antes de las votaciones del próximo año. No parece casual que el mismo día que legisladoras y legisladores de MC expusieran la imagen con las figuras de Samuel García y AMLO combinadas, el presidente comunicara que enviará iniciativas de reformas constitucional (incluida la del Poder Judicial) en febrero de 2024.

Así, la ventaja para el gobierno federal y la alianza en el poder sería operativa, pragmática. El problema es político, ideológico. Hasta hace no mucho (habrá que ver cómo será ahora) morenistas se quejaban de las decisiones de MC y calificar al partido de “el PAN Naranja”. Las alianzas no aseguran cambios en las posturas ideológicas. Las y los políticos conservadores o apenas liberales de MC no dejarán de serlo porque ahora voten por las iniciativas de la 4T. Sería iluso pensar que los valores que defienden cambiarán únicamente porque ahora sean aliados pragmáticos de Morena, PT y el Partido Verde.

¿Qué aporta, por ejemplo, Samuel García en términos políticos? La parte frívola de las redes sociales digitales y la idea (muy neoliberal) de que no importan las condiciones estructurales, que las posibilidades de cambio se encuentran en el esfuerzo individual de cada persona.

No se trata de las primeras colaboraciones cuestionables de la alianza en el poder, lo sabemos. Las y los políticos de Movimiento Ciudadano se unen a la penosa lista que componen Manuel Velasco, Félix Salgado Macedonio, Ricardo Monreal y Manuel Bartlett, entre otros. Para decirlo en términos coloquiales: no es el primer cascajo que se levanta; existen muchos (¡muchísimos!) casos de políticos impresentables que se unen a las filas del oficialismo, muchas veces para colocarse por delante de activistas y militantes de izquierda con décadas de experiencia.

Reiterando: lo positivo para la 4T de su acercamiento con MC sería lo operativo, una mayor capacidad de maniobra en los asuntos legislativos. Ahora bien, el fondo me preocupa. Entiendo que lo ideal es que los proyectos políticos tengan capacidad para hacer cálculos políticos acertados, pero, al mismo tiempo, el pragmatismo debe tener sus límites. Si de lo que se trata es de jalar a la 4T hacia la izquierda, la alianza con “el PAN naranja” es claramente un inconveniente. ¿Qué es lo que se pedirá a cambio de votos? Lo más probable es que no lo sepamos porque regularmente se trata de negociaciones que no se hacen públicas. No obstante, viniendo de MC, ya podemos imaginarnos el contenido político de las peticiones.

La relación entre AMLO y Dante Delgado no es nueva y las recientes rupturas y alianzas dejan un panorama que luce interesante. Falta ver quién será el candidato o candidata a la presidencia de MC; cómo será su campaña en caso de concretarse una alianza con Morena (formalmente ya no pueden lanzar una candidatura única).

A mi parecer, lo central de la posible alianza recae en que cada grupo cumple diferentes funciones cuando se trata de cambiar realidades sociales. Las y los políticos profesionales, como lo estamos viendo, suelen centrarse en operaciones políticas calculadas; creo que las y los militantes de base deberían estar vigilantes, cuidar el aseo de los movimientos y mantener la inclinación hacia la izquierda, así como demandar y protestar cuando no suceda.

*Profesor de Tiempo Completo en El Colegio de Morelos. Doctor en Estudios del Desarrollo por el Instituto Mora.