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Entre los muchos problemas de nuestro estado existe uno de magnitudes escalofriantes pero cuya discreción evita los reflectores hasta que generalmente se revela una desgracia, aunque no siempre termina mal. Se trata de la desaparición de personas, fenómeno en donde Morelos también se encuentra en el primer lugar a nivel nacional.

El año pasado Morelos figuró con la mayor tasa de personas desaparecidas y no localizadas en todo el país. De acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), nuestro estado registró en 2022, 37.4 casos de desaparición de personas por cada 100 mil habitantes, lo que significa más de 400 por ciento arriba de la media nacional, que es de 8.5.

Además, el año pasado, Morelos experimentó un aumento del 57 por ciento en reportes de personas desaparecidas con relación a 2021, al pasar de 470 a 738.

Este año, la Fiscalía General del Estado llegó a registrar 21 desapariciones en tan solo 17 días. Las víctimas suelen ser tanto locales como personas que iban de paso o visitantes.

Un problema que se le añade a este fenómeno es la discreción pues parece ser una eventualidad que solamente afecta a pocas personas. Una familia o un grupo de amigos le pierden la pista a uno de sus miembros e inician pesquisas personales hasta que deciden que es momento de reportar la desaparición a las autoridades, las cuales también se suelen tomar su tiempo para formalizar la situación y tomar cartas en el asunto.

Afortunadamente, estos casos no siempre acaban mal. Según Wendy Ruíz Ramírez, comisionada de Búsqueda de Personas del Estado de Morelos durante 2022 esta Comisión registró 816 reportes de personas desaparecidas, de las cuales 552 fueron localizadas con vida. Ese año también se ubicaron vivas 190 personas desaparecidas desde 2019.

Cada caso es singular, pero frecuentemente las desapariciones son consecuencia de algún delito, como podría ser la trata de personas que la Policía Preventiva de Cuernavaca sospecha que sucede en la región, tras el hallazgo, en los últimos meses, de algunas personas que vagaban desorientadas y en precarias condiciones.

Este es otro problema que las autoridades deberían atender con urgencia cada vez que tengan noticia de un caso, que ya ocupa a varias organizaciones civiles que hacen lo que pueden con sus limitados recursos y que basan su fortaleza en la solidaridad de los vecinos, como es el caso del Movimiento por Nuestros Desaparecidos que concentra a más de 40 colectivos a nivel nacional, tan solo por citar un ejemplo.

La desaparición de personas es un flagelo que no debe ser minimizado por las autoridades, las cuales parecen esperar que se conozca una nueva tragedia para hacer algo; es urgente que reconozcamos que hay algo en Morelos -y podríamos hacer una lista de posibilidades- que hace que este problema prospere en su territorio como en ningún otro lugar de nuestro país.

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