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La postura del Obispo de Cuernavaca Ramón Castro Castro, quien, además, es el secretario del Episcopado Mexicano, uno de los cargos más importantes en la organización secular de la Iglesia Católica Mexicana, no es nueva pero no deja de llamar la atención y servir de testimonio de que la inseguridad la padecemos todos.

“No podemos acostumbrarnos a hechos que lastiman a las personas y a las familias, que causan derramamiento de sangre y muerte, que generan impotencia e indignación, que instauran un clima de terror y la falta de confianza tan necesaria para el desarrollo y progreso social”, difundió el prelado en sus redes sociales.

La postura de la Iglesia se ha hecho más contundente desde hace algunos años y aquí en Morelos ha coincidido sobre todo con la escalada que ha tenido el crimen desde 2018, cuando inició la presente administración, coincidencia que no deja de llamar la atención a los especialistas en la materia.

No podría ser de otra forma, ni la Iglesia Católica, o de cualquier credo, ni sus respectivas feligresías, son inmunes al delito y la violencia. Se han reportado desde robos de templos, hasta la modificación de horarios de la liturgia para evitar que los creyentes sean víctimas de asaltos cuando salen de misa. Ahora mismo, la Iglesia Católica prepara una procesión para la paz que se llevará a cabo en la capital morelense dentro de algunos meses.

Aunque en su comunicación el Obispo Castro Castro se refirió específicamente a la inseguridad que se experimenta en las vías que conectan a Cuernavaca con la Ciudad de México, su reproche fue mucho más amplio: “Las autoridades civiles, tanto las responsables de la seguridad ciudadana, como de las carreteras y autopistas, no parecen dar acuse de recibo de los lamentables hechos por su inacción o falta de resultados, su dilación en las investigaciones y porque tampoco instrumentan acciones preventivas”.

Nadie podría estar en desacuerdo con lo anterior, de hecho ayer mismo Roberto Salinas, director del Centro de Investigación Morelos Rinde Cuentas, recordó que Huitzilac-municipio por el que atraviesan tanto la carretera federal como la autopista México-Cuernavaca-, ha experimentado un alza en los delitos en lo que va del año, y eso que ese municipio era ya uno de los más peligrosos en Morelos, tanto, que hasta el Comisionado de Seguridad Pública del estado, José Antonio Ortiz Guarneros, recomendó al público que se abstuviera de detenerse en la zona cuando se transitara por ella.

El Obispo y el laico Roberto Salinas coinciden en que las autoridades saben pero no hacen nada, conocen de los hechos pero, al parecer, están mirando el reloj contando los minutos que les quedan en el cargo para salir de esa responsabilidad lo más pronto que se pueda. Lo malo es que, al parecer, están haciendo eso desde que llegaron a sus despachos, quizá en espera de un nuevo proceso electoral que los impulse a mejores posiciones.

Pero la inactividad y la falta de resultados o, peor, el recrudecimiento de los problemas, debería anotarse, si no en el currículum de los funcionarios, sí en la memoria de quienes fuimos desgobernados por ellos.

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