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Ayer celebramos el Día Internacional del Libro y reconocimos la riqueza que entraña como herramienta de la civilización. Ayer también concluyó la Fiesta del Libro y la Rosa que por segunda ocasión se celebró en nuestro estado, aunque tiene muchos años más realizándose en la Ciudad de México bajo los auspicios de la UNAM.

La Fiesta del Libro y de la Rosa en Morelos se llevó a cabo en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) cuyo director, Fernando Lozano, considera que las palabras y los libros inciden en la transformación social y confía que los eventos culturales como éste puedan revertir los conflictos que aquejan a las comunidades

Y quizá tales razonamientos no solo sean buenos deseos.

También con motivo del Día del Libro, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de su Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2023,ejercicio que realiza desde el 2015 para conocer este saludable hábito en nuestro país.

Resulta que durante el último año, los mexicanos han leído en promedio 3.4 libros, lo que representa una disminución en comparación con el año anterior, cuando el promedio de lectura fue de 3.9 libros. No solo eso, la gente que lee en México suma el 68.5 por ciento de la población, mucho menos que el 80.8 por ciento que leía en el 2016.

La población no lectora de libros, revistas, periódicos, páginas de Internet, foros o incluso blogs, que son los materiales que mide el MOLEC, representa el 31.5 por ciento. En las mujeres, el porcentaje de población no lectora fue mayor que el de los varones.

Los datos anteriores se pueden contrastar con otros, también del INEGI, pero ahora de su Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal (ENASJUP) 2022, la cual señala que cada vez más menores de edad son procesados por delitos de alto impacto como violación, homicidio y portación de arma.

De acuerdo con la ENASJP, a nivel nacional, el año pasado tres mil 413 adolescentes enfrentaban cargos y el 30.2 por ciento ya cumplía sanción en algún centro de internamiento, en 2017 el porcentaje de internados fue del 17 por ciento.

No estamos señalando que la falta de acceso a la lectura desemboque automáticamente en mayor criminalidad de los jóvenes, sabemos que la criminalidad tiene muchos ángulos y causas, solo queremos apuntar la coincidencia que, por cierto apunta también a la intención de contrarrestar los vicios sociales con educación y cultura. 

Quizá no haya más delitos porque la gente no lee, sino que, puede ser, que la idea de utilizar a la cultura y al libro como antídotos sociales no sea tan romántica ni tan descabellada como podría sonar.

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