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A diario aparecen en redes sociales, presuntos “resultados de encuestas” sobre preferencias electorales para candidatos de tal o cual partido, para ocupar cargos del gobierno estatal o de algunos gobiernos municipales de Morelos. He revisado todos los que han aparecido en mi pantalla en los últimos dos meses, y hasta hoy, puedo decir que no son de fiar, peor aún, suelen ser publicadas por parte interesada, esto es, por el o la candidata o sus impulsores, con pretensiones de que el público se vaya haciendo a la idea de que su gallo, o su candidata, será la elegida. Son ni más ni menos que falsas noticias, tanto como las monedas de treinta centavos.

Recordemos lo que una empresa encuestadora, medianamente honorable, tendría que hacer al publicar resultados de sus encuestas electorales por muestreo o estudio de opinión, para tal o cual momento de la contienda, conforme al Artículo 136 del Reglamento de Elecciones vigente y que todo ciudadano(a) podrá verificar en el cartel que se le presente: nombre de la persona física o moral que realiza la encuesta, la que la financia, la que paga su publicación. Si aplicamos ese criterio, y faltan varios, ya ninguna lo cumple. Vayamos adelante: indicar la fecha de realización, el método de muestreo utilizado, el total de encuestas aplicadas. ¡Vaya! Pareciera demasiado exigir, pues nuevamente, la mayoría oculta tales informaciones. Continúo: proporcionar el fraseo de las preguntas formuladas a las personas encuestadas, la tasa de no respondientes, si se aplicó en hogares o por otro medio. Al aplicar ese criterio, nos quedamos sin encuestadoras que lo cumplan.

Es requisito del mencionado Reglamento, que las empresas encuestadoras estén respaldadas por científicos o encuestadores profesionales. Veamos: encontré desde hace dos meses, un “reporte” en que la empresa publica resultados “promedio”, cuando presenta porcentajes, esto es, no sabe ni siquiera la terminología estadística apropiada, en otras palabras, no fueron al bachillerato quienes elaboraron tal “reporte”. Voy al fondo: pululan publicaciones de falsas encuestas, no hechas, ni siquiera cuchareadas, modificadas en el proceso. Me atrevo a decir que directamente, sin realizarlas, encargaron los o las candidatas, que alguna persona les hiciera una gráfica de barras, poniendo a su candidata en primer lugar, con el mayor porcentaje o “promedio” y al resto por debajo. Incluso en varias publicadas, se omite deliberadamente el nombre de varios candidatos, que por supuesto, en otras publicaciones, “liderean las encuestas”.

Falsas encuestas de pinocho son la mayoría que vienen apareciendo y debemos saberlo, antes de reenviar tal o cual “resultado”, pues al hacerlo podemos contribuir a la infodemia, a la sarta de mentiras sobre el proceso electoral por venir, guiados por quienes sin calidad moral, falsean la información en su favor, incluso ridículamente. Dudemos en especial, de todas aquellas con un encabezado afirmando que tal o cual será la candidata, que tal o cual va ganando, esas son pagadas para afirmarlo, sin antes mostrar las bases de su estudio, el cumplimiento de las mínimas reglas metodológicas para fundamentar un diagnóstico fechado, provisional, y con margen de error especificado. Estamos hablando de fenómenos probables, pues nada hay seguro, y menos aún, sin haber empezado oficialmente, las campañas.