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Desde la ciudad de Los Ángeles, Sabino Hidalgo, hermano de Toño “La Cochinilla”, habló por teléfono con Oscar Calderón. Empezaba el año de 1976.

—Oigo que por sus rumbos suenan bonito con “Final Feliz” y “Chiripa” —Sabino se refería a las dos primeras composiciones del tecladista Juan Aguilar grabadas por Discos Musart en un sencillo de 45 revoluciones—. Te llamo para proponerles que se vengan por dos meses. Represento artistas. Me comprometo a conseguirles por lo menos 16 tocadas en sábados y domingos.

Llevaban cinco años cosechando aplausos y conquistando corazones en la región del sur de Morelos. Originalmente se llamaban “Los 4 Fantásticos”; cambiaron de nombre a petición de la disquera Musart. En 1973 habían grabado su segundo sencillo con dos temas del señor Salvador “Chava” Calderón: “Los feos” y “Tú eres la luz”.

En los días que llamó Sabino, el grupo jojutlense tenía popularidad, estaban bien chamacos, súper verdes. Juan, el mayor, tenía 33 años y 28 cuando iniciaron, Oscar y Silverio Mendoza andaban en los 22 y 17 cuando arrancaron, Salvador “Chava” Calderón era un adolescente al empezar. Ni siquiera sabían cuánto cobrar y, además, estaban endeudados con la señora de El Rollo, les había prestado para comprar instrumentos y le abonaban con presentaciones de fin de semana.

Discutieron y acordaron irse en una de las dos combis del grupo, sin instrumentos ni equipo. Sabino les aseguró que de eso él se encargaba.

—Probemos. Si funciona nos quedamos otro tiempecito, el que nos lleve juntar para comprar equipo e instrumentos nuevos —propuso Oscar y los otros tres aceptaron.

Quedaron de verse en Tijuana con don Primitivo Galván, tío de los Calderón. Don Primitivo radicaba en Los Ángeles y ganaba bien pintando casas de artistas como las de Silvestre Stalone y Arnold Schwarzenegger. No tenía papeles, pero cada fin de semana se venía de juerga a Tijuana y regresaba caminando por senderos nocturnos que conocía como la palma de su mano. Un amigo de su tío se encargó de ingresar la combi. Antes de cruzar la línea, don primitivo los llevó a comprar ropa oscura.

—Vamos a caminar poco más de una hora en la oscuridad. Si oyen chiflidos, no respondan, es la Migra.

Iban caminando en fila cuando de repente don Silverio ordena: —¡Pecho a tierra debajo del matorral! ¡Cayó el mosco! ¡No se muevan! —un helicóptero con poderoso reflector daba vueltas, buscaba migrantes.

Silverio, sofocado, lloró en silencio; estaba muy nervioso. En cuanto el helicóptero desapareció y los chiflidos dejaron de escucharse, mi tío ordenó correr. Cruzamos un panteón y al llegar a un arroyo a Silverio entró en pánico porque no sabía nadar.

—¡Muchachos, este brinco ya lo dimos! Miren, por allá van unos pendejos que van a dar derechito a donde los espera la miga. A mí, me hacen los mandados. ¡No le aflojen! ¡Corran!

De allá del otro lado se aventaron once meses corridos, no dos como originalmente se les había prometido. Pudieron andar de gira porque Sabino les había conseguido visas de Intercambio Cultural. Tocaron en Las Vegas (allá, en mayo Chava celebró sus 18 años), San Francisco y ciudades del estado de Whashington. Y allá grabaron su primer Long Play con la compañía “Discos Olímpico”.

Primero compraron la batería más sofisticada del momento, una Roger edición limitada 40, que les costó 2 mil 400 dólares, una como nunca jamás volvieron a tener. Enseguida adquirieron un teclado Hamond y el sintetizador y para éstos un amplificador Leslie, lo mejor del mercado; después una guitarra Fender y luego un bajo Gibson.

El año de 1979 bajo el sello de “Discos Súper Sonido” grabaron otro disco que incluyó el hit “Cosas de la Vida”.

Para el año de 1982 “Discos Yurico” les graba el segundo Long Play con los inolvidables temas: “Quiero ser tu novio”, “Amor Traicionero”, “¿Dónde estabas tú?” y “Sueña”.

Después de 1984 vendrán otros proyectos musicales, surgirán otros grupos, Silverio y Juan, cada quien por su lado toman rumbos diferentes. Los hermanos Calderón Galván intentarán recrear “Los 4 Rítmicos”, pero, como dice el dicho, nunca segundas partes fueron buenas. Ya no volvieron a cuajar. Sin embargo, para Oscar y Salvador la mejor experiencia musical de su vida estaba por venir, se reinventarían en otro género y con otro nombre, La Tecno Banda Rodeo. Pero esto es harina de otro costal. Espero tener la oportunidad de escribirla.