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La Era de lo Efímero: la moda actual y su breve permanencia

 

Si la Gen Z define todo en eras, el mundo está entonces en la era de lo efímero, y es que todo muere rápido: la ropa, los muebles, lo que nos divierte, lo que no entristece. Todo en menos de un segundo centellea y perece. ¡Rápido, rápido, tenemos que darle espacio a lo nuevo! ¡Qué cringe, eso ya no está de moda!

Siento que últimamente todo va con demasiada velocidad. Y aunque pecaré de sonar como boomer, la verdad es que las cosas ya no duran como antes. Lo reflexionaba mientras anunciaban la temática para la Met Gala del próximo año: “Bellas durmientes: el despertar de la moda”.

Kim Kardashian el año pasado utilizó dos piezas de archivo histórico que pertenecieron a Marilyn Monroe, vestidos que llevan en el planeta al menos unos 60 años. Chale, pensé, mi falda de Shein y mi suéter de Zara que compré el año pasado ya tienen hoyos.

Todo es desechable, todo contamina, todo está diseñado para usar y tirar como un pañuelo para sonarse los mocos; cumplen su función una sola vez y terminan con su vida. Mientras la ropa de abuelitos muertos sigue dando la vuelta en la paca y en las tiendas vintage.

¿Por qué las cosas ya no duran como antes?

La temática de este año será sobre prendas que se conservan cuidadosamente, pero que ya no pueden ser usadas porque representaría un daño irreparable para la pieza histórica.

Sin embargo, es de admirarse que después de tantos años estas se mantengan íntegras de manera que aún pueden presentarse en una exposición.

En mi familia, a todos nos han bautizado con el mismo ropón con el que se bautizó mi papá; incluso los hijos de mis hermanos también lo usaron. Así como el vestido que usó Marilyn Monroe para cantar “Happy Birthday Mr. President”, ese ropón lleva en el planeta unos 70 años y contando.

La mayoría de ustedes, quienes están leyendo, seguro aún conservan entre sus pertenencias alguna prenda de sus familiares mayores; quizá un saco, un abrigo, un vestido. Pero dudo mucho que podamos heredarles a nuestros nietos esos pantalones favoritos de Shein, y somos tan conscientes de ello que es hasta un chiste recurrente en TikTok.

Hoy algo caro ya no es garantía de calidad y durabilidad; hoy el lujo también compite con el fast fashion. El fast luxury es parte de esta nueva era de la moda. La idea de lo artesanal es un poco anticuada y, a excepción de algunas marcas, conocer realmente el proceso de producción de algún bolso o vestido de diseñador no llega a ser transparente. Las redes sociales nos inundan de estos videos donde vemos a las costureras trabajar en las prendas, el diseñador con su proceso creativo, pero ¿qué tan seguros podemos estar de que esas mismas costureras viejitas en el taller hagan todas las prendas que llegan a tienda? ¿Meterías las manos al fuego por esa declaración?

Con esto, mi intención no es hacerlos sentir mal; lo que consumen al comprar en Inditex o en Shein no los hace personas malas. Muchas veces, el poder acceder a piezas duraderas y con un trasfondo responsable, es un juego complicado. Quizá no poseemos los conocimientos para inspeccionar una pieza de calidad; tal vez no contamos con el recurso económico suficiente para adquirir ciertas prendas, o la marca que queremos comprar no es tan transparente en sus procesos. Poco a poco, las opciones se van cerrando, dejándolos entre la espada y la pared. Es agobiante querer consumir de manera perfectamente responsable, pero un paso hacia tener una mejor relación con nuestro guardarropa y lo que compramos es reflexionar. Más allá de la costura, los materiales y la forma, preguntemos: ¿Qué tanto lo voy a usar? y también saquemos provecho de lo que ya tenemos.

Foto: makersvalley.com