POLÍTICA Y LENGUAJE SIMBÓLICO

 

En nuestra entrega anterior se reflexionó sobre el símbolo como una forma de expresar las emociones y pensamientos más profundos o descodificar la historia de la humanidad cifrada en lo que se conoce como inconsciente colectivo que según Jung, busca expresarse a través del mundo onírico, los mitos y los símbolos universales.

Carl Jung asevera que el símbolo permite un acercamiento al inconsciente colectivo. Asimismo, considera que las representaciones fundamentales de la historia de la humanidad, su origen y su razón de ser se expresan a través de los símbolos.

Analizamos en el artículo anterior que el lenguaje cotidiano está lleno de símbolos, que expresamos a través de signos o imágenes que no son necesariamente descriptivos. Asumimos también que el símbolo expresa lo “oculto” detrás de lo manifiesto.

Los símbolos se pueden categorizar en dos grupos, los símbolos naturales y los culturales. A través de los símbolos culturales se pueden expresar verdades eternas y universales.

Este tipo de símbolos se encuentran en las religiones. Como ejemplo están el símbolo trinitario, el de la madre virgen, el alfa y la omega y más; en el ámbito social y cultural están el símbolo de lo masculino, lo femenino, el de la paz, así como nuevos símbolos como el de la arroba y muchos más.

Los símbolos en lo social se expresan como arquetipos o comportamientos sociales que no se pueden explicar a la luz de la razón, son una especie de pulsiones sociales que gestionan el hacer, el pensar y el actuar de comunidades.

Trataré de ejemplificar la manera cómo el símbolo se puede traducir en un arquetipo, es decir, cómo un símbolo mandata al inconsciente colectivo para mover a las poblaciones humanas.

En un artículo que escribí hace algunas semanas cuando presenté el nombre de mi columna “Pero nunca nos conquistaron…” describí que, en el estado de Morelos, se celebran cuatro ferias durante la “cuaresma” y que estas festividades convocan a muchos miles de peregrinos de Morelos, México y Guerrero, quienes dejan todas sus actividades para cumplir con el ritual convocado por un símbolo.

Las cuatro ferias en mención son en honor del hijo de Dios según la tradición católica. Curiosamente estas ferias se corresponden con otros tantos lugares donde a decir de sus habitantes había centros ceremoniales donde se veneraba a los cuatro hijos del dios Ometeotl, (Dios principal del centro de Mesoamérica).

En la feria del quinto viernes de cuaresma, la festividad del “Señor del Calvario” en Mazatepec, un anciano del poblado me confesó que los peregrinos, no venían a adorar a la imagen del hijo de Dios que está en la iglesia, sino a la que está enterrada debajo de la Iglesia. Que esa imagen enterrada es la que convoca a estas multitudes.

Otro ejemplo de un símbolo que genera un arquetipo que paraliza al país, es el símbolo de la “Tonantzin”, “la madrecita tierra”, a quien nuestros ancestros veneraban en el cerro del Tepeyac, hoy santuario de la Guadalupana.

Los símbolos culturales, se convierten en arquetipos que mueven a la acción colectiva de las sociedades y nos hacen actuar de manera espontánea, sin pasar por el filtro de la razón.

La política no es ajena al uso de los símbolos. Los colores de la bandera, por ejemplo, son usados por el partido más antiguo de México, quien se apropió de este símbolo que le ha dado un voto duro principalmente en el campo, donde muchos campesinos votan por “los colores de la bandera”.

En 1989 se fundó el PRD. Sus fundadores tuvieron la visión de adoptar como logo el símbolo del “Sol Azteca”. Esto, generó un arquetipo que derivó en la respuesta de un inconsciente colectivo nacional. Este arquetipo puede explicar en parte cómo un partido recién fundado, obtuviera una votación tan abundante que no puede ser explicada por una plataforma política.

Pero los símbolos pierden su fuerza si el arquetipo no encuentra su correspondencia con la realidad o se pervierten sus significados. El símbolo del “Sol Azteca” dejó de tener su fuerza simbólica.

En octubre del 2011 se fundó un nuevo partido que adoptó un símbolo que ha impactado el inconsciente colectivo nacional, el símbolo de la MORENA, pues sugiere la representación de la Tonantzin, la MORENA de México, un símbolo con mucha fuerza como generador de arquetipos.

Comparto estas ideas que reconozco, no han sido objeto de estudio científico, son más bien un ejercicio de reflexión sustentado en algunas teorías como la del inconsciente colectivo, los mitos y los símbolos, analizados desde un sentido común, que, con frecuencia, no es el más común de los sentidos.