“LA MILPA” UNA TECNOLOGÍA DE SUBSISTENCIA

 

En las comunidades indígenas y las campesinas marginales del país, el maíz se siembra bajo el sistema prehispánico conocido como “milpa”. Bajo este sistema se practican una serie de tecnologías locales cuyos orígenes se remontan a muchos años antes de la conquista de México. Una de las características del sistema es la siembra en policultivo a diferencia de la siembra en monocultivo de la agricultura moderna.

La finalidad de este sistema de producción prehispánico es la subsistencia alimentaria de la familia rural a diferencia de la agricultura moderna cuyo propósito es el mercado. Por centurias “la milpa” se ha sembrado exitosamente en las comunidades rurales. Hasta mediados del siglo pasado era la forma tradicional de producción agrícola nacional.

A través de una serie de investigaciones que realizamos en comunidades indígenas de Morelos entre 1990 y 2011, pudimos identificar una amplia gama de tecnologías locales que tienen como propósito asegurar la subsistencia alimentaria de la familia rural. Estas tecnologías se transmiten por la tradición oral de padres a hijos.

El sistema tecnológico de la “milpa”, tiene como una de sus características la siembra simultanea del maíz junto con otros cultivos asociados tales como el frijol, haba, jitomate, calabaza, chile, huauzontle, chía, etcétera, que son parte fundamental de nuestra dieta nacional. Desde un enfoque tecnológico “la milpa” es una siembra en policultivo.

Bajo el sistema “milpero”, se han tenido que desarrollar una serie de técnicas de cultivo, así como un conocimiento del contexto del mismo basadas en saberes ancestrales tales como la predicción de lluvias a través de la observación acuciosa de la naturaleza para definir cuándo y qué tipo de semillas sembrar.

Por otro lado, a diferencia del sistema agrícola moderno que usa pesticidas para el manejo de malezas, plagas y enfermedades, en el sistema milpa se usa el control biológico y el cultural (labores de cultivo) para este propósito.

Una de las estrategias de supervivencia alimentaria en este sistema es la siembra simultanea de al menos dos variedades diferentes de maíz o frijol, una de ciclo corto que produce poco (si llueve poco) y otra de ciclo largo, que produce mucho pero tiene mayores requerimientos de humedad.

Así, si llueve poco produce la de ciclo corto que, aunque da poco maíz asegura la subsistencia alimentaria, pero si hay buena lluvia, se desarrolla la semilla de ciclo largo y da una cosecha abundante. Así es la lógica en el sistema “milpa”.

La mayoría de las técnicas de cultivo tienen como intención el aprovechamiento y conservación de la humedad del suelo, toda vez que la humedad es uno de los factores limitantes de la producción agrícola tradicional, dada la mala distribución de las lluvias, así como por su irregularidad. Casi la mitad del territorio nacional presenta climas secos y semisecos (BW y BS Köepen) con precipitaciones inferiores a los 400 mm anuales.

En Morelos las lluvias en la parte sur del estado son de 800 milímetros al año. En tanto que en la zona más alta que se ubica al norte de la entidad llueven más de 1500 mm de precipitación anual.

Se considera que muchos de los saberes agrícolas se originaron a partir de una racionalidad ancestral diferente a la cartesiana, cuyos principios desconocemos, toda vez que los libros (códices) fueron quemados masivamente en dos ocasiones y sus científicos (los tlamatinine) perseguidos o eliminados.

Aunque se reconoce también que estos saberes evolucionan con el contexto, por lo que muchos saberes son producto de la observación acuciosa y precisa que los indígenas y campesinos hacen a la naturaleza. Un campesino me dijo que ellos “Escuchan a la naturaleza callada”.

Las técnicas locales, de acuerdo con nuestros resultados de investigación, responden perfectamente a las condiciones climáticas, edáficas, económicas, sociales y culturales de la localidad, sin embargo, no pueden llevarse a otras localidades, no se pueden generalizar pues solo responden a las condiciones locales.

Después de hacer un análisis comparativo de las tecnologías locales para poder producir en condiciones de déficit de lluvia, llegamos a la conclusión de que la biodiversidad en la “milpa” está directamente relacionada con una estrategia de supervivencia.

Es decir, la biodiversidad en las condiciones rurales de producción y de autosuficiencia alimentaria, se convierte en una estrategia de supervivencia. Este tema requiere un análisis más amplio por lo que quisiera desglosar con más detalle en una siguiente reflexión.

Foto: IIS-UNAM / Peter Lowe-CIMMYT