BIODIVERSIDAD, UNA ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA

 

La producción agrícola tradicional, la que practican los campesinos tradicionales y los indígenas de México tiene como objetivo la autosuficiencia alimentaria. Bajo esta lógica, la biodiversidad se constituye en una estrategia de supervivencia que se expresa en el sistema milpa, al sembrar varios cultivos simultáneamente.

Cuando analizamos los datos de producción de diferentes comunidades se pudo comprobar que hay una relación entre la cantidad de precipitación y número de especies sembradas. La regla es que a mayor precipitación se siembran menos especies y viceversa a menor precipitación mayor número de especies sembradas simultáneamente en una misma parcela.

Víctor Toledo, un investigador que ha pasado muchos años en las comunidades del país, estudiando la milpa donde tradicionalmente se siembran especies como calabaza, frijol, haba, chile, chía etc. asevera, que, en algunas comunidades marginales, se siembran hasta 25 especies diferentes.

La siembra simultánea de muchas especies en una misma parcela impacta en la biodiversidad del sistema milpa. La biodiversidad, desde una visión agronómica implica un control de plagas y patógenos de manera natural, esto es lo que ocurre en los ecosistemas naturales donde los insectos subsisten sin convertirse en plagas.

Los abuelos de los abuelos enseñan la siembra de la milpa con cultivos asociados a través de leyendas y mitos prehispánicos como el de la Historia de los reinos de Culhuacán donde se narra el nacimiento del dios del Maíz. En esta leyenda se enseña como la biodiversidad se encuentra ligada con la siembra milpera. Así reza el relato mexica.

“… De una diosa llamada Xochiquetzal nació Tzenteotl, el dios del Maíz, el cual se metió debajo de la tierra, y de sus cabellos salió el algodón, de un ojo una muy buena semilla, del otro ojo otra, de la nariz otra semilla, llamada chían, de los dedos salió una fruta llamada camote, de las uñas otra clase de maíz grande, y del resto del cuerpo salieron muchas otras frutas las cuales los hombres recogen y siembran

En otra leyenda del centro de México, se pone de manifiesto el origen mítico de la biodiversidad: “después que se creó la tierra, dos dioses se transformaron en dos grandes serpientes y con sus cuerpos envolvieron a la diosa Atlaltehuti (Diosa de la tierra) y que fue tanta la presión que ejercieron sobre ella, que la partieron en dos y que de una de esas partes se hizo la tierra”.

La narración continúa: “Atlaltehuiti, desconsolada no dejaba de llorar. Era tanto su llanto, que los dioses se compadecieron y para consolarla le otorgaron como recompensa, que, de ella, emergieran todos los frutos necesarios para la vida de los hombres. Así, de sus cabellos se formaron los árboles, flores, y hierbas, de su piel las hierbas muy pequeñas, las flores pequeñas, de los ojos pozos, fuentes y cuevas”.

Esta es la manera como desde la cosmovisión de Mesoamérica la biodiversidad se ha constituido en un arquetipo. Este arquetipo rural se traduce en una serie de prácticas de cultivo que desarrollan nuestros campesinos e indígenas, así como en el respeto por la naturaleza.

Al comparar el sistema de la milpa en tres lugares del estado con diferente cantidad de precipitación anual, se tuvieron los siguientes resultados: en dos comunidades del norte del estado con precipitaciones superiores a los 1500 milímetros de precipitación anuales (Tres Marías y Huitzilac,) la milpa se siembra con una variedad de maíz en asociación con frijol (ayocote).

En dos comunidades ubicadas en el pie de cuesta de la montaña con precipitaciones de 1000 mm de precipitación anual (Santa Catarina y San Andrés de la Cal), se siembran dos o tres variedades diferentes de maíz asociados con frijol y calabaza.

La conclusión a que llegamos es que, ante un mayor déficit hídrico, es necesario sembrar más cultivos para asegurar la comida. Por esta razón en donde llueve menos se siembran simultáneamente 2 o 3 variedades diferentes de maíz junto con frijol y calabaza.

Así, la siembra en milpa asegura un mínimo de producción para alimentar a las familias rurales, aunque la precipitación no sea abundante. Por los resultados obtenidos se puede afirmar que la biodiversidad de la milpa en las comunidades rurales es una estrategia de supervivencia.