loader image

 

INCLUSIÓN, ASIGNATURA PENDIENTE E IMPOSTERGABLE

 

A inicios de la pandemia del Covid-19 me di a la tarea de hacer reflexiones sobre educación, cultura, identidad y otros temas que compartí a través de videos cortos en redes sociales. Mucha gente se interesó en estos temas, buena parte de mis seguidores son jóvenes estudiantes.

Uno de esos jóvenes estudiantes a quien llamaré Juan Carlos, hace unos días me envió una publicación. Por curiosidad abrí su perfil. En una de sus fotos recientes este joven amigo se ve sonriente y luciendo una toga de graduado de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Me llamó la atención que, junto a la figura delgada y sonriente de Juan Carlos, apareciera la de una señora de mediana edad en una silla de ruedas quien supuse era su madre. Esta foto motivó más mi curiosidad. Le envié un saludo de felicitación, iniciando así una comunicación.

Pude conocer que mi joven seguidor había entrado a la carrera de medicina de la UAEM por mérito propio. Vale recordar que medicina es la carrera de más difícil ingreso. De unos 2 mil estudiantes que aplican el examen solo ingresan poco más de 100.

Me enteré de que mi joven seguidor padece una enfermedad degenerativa conocida como ataxia espinocerebelosa que también padece su madre y por ser de carácter genético la transmitió a Juan Carlos. Cuando ingresó a la facultad de medicina la enfermedad no se había manifestado.

Entre los síntomas de esta enfermedad está la dificultad para hablar (disartria), la pérdida del equilibrio y la habilidad motriz, lo que le incapacita para muchas actividades. Los síntomas de la enfermedad son progresivos.

En el quinto semestre su enfermedad se hizo evidente, tuvo una serie de caídas por la falta de equilibrio y coordinación. Ese año le dijeron que reprobó patología. Solicitó revisión de examen, pero se le denegó. Acudió a Derechos Académicos y le ratificaron la calificación. Extraoficialmente supo que por su enfermedad no podía ser médico cirujano.

Este hecho lo deprimió, pero con una actitud resiliente aceptó su situación física y buscó una opción donde aún con su enfermedad pudiera tener una actividad profesional. Se inscribió a la carrera de administración de la Facultad de Contaduría, Administración e Informática de la UAEM que es una de las pocas universidades del país que tiene un programa de inclusión.

Hace poco concluyó sus estudios con promedio general de 94, por lo que Juan Carlos está en trámites de su titulación por promedio.

Haber concluido sus estudios con una calificación así, es un gran mérito que pocos estudiantes alcanzan y un justo motivo de alegría y satisfacción que se refleja en su foto de perfil, sin embargo, esa sonrisa pronto se congeló pues mientras en la UAEM con una sensibilidad humanística tiene un programa de inclusión para estudiantes de este tipo, la sociedad lo discrimina y excluye.

Con las calificaciones sobresalientes de su Kardex como carta de presentación ha buscado empleo en diferentes empresas, algunas al ver su curriculum lo entrevistan o lo llaman por teléfono, pero al escuchar su dificultad de dicción que es una de las evidencias de su enfermedad ya no le llaman ni contestan sus llamadas.

De nuevo como hace unos años cuando no pudo continuar sus estudios de medicina y le causó una enorme depresión, ahora se enfrenta al rechazo de una sociedad insensible, individualista, poco o nada solidaria. Bajo su condición, conseguir trabajo es una tarea que se antoja titánica. La sociedad no tiene una lógica incluyente al menos no de manera operativa.

Acudí a la inteligencia artificial para consultar qué tipos de trabajo pueden desarrollar personas con la enfermedad ataxia cerebelosa, la respuesta de la IA fue que puede desempeñar trabajos administrativos, de home office, académicos, de investigación, creativos, educación entre otros.

Nuestra dimensión humana implica la solidaridad con los más desprotegidos, los vulnerables, los excluidos. La sociedad humana tiene como asignatura pendiente e impostergable: la inclusión. Entiendo que el estado tiene la obligación de responder a esta realidad.

También entiendo que cada uno de los humanos tenemos la necesidad de participar en la construcción de una sociedad más justa, equitativa e incluyente. Con nuestro granito de arena, es posible la construcción de una sociedad más humana.

Dejo mi cuenta de Facebook ( toño gomez) con la intención de sumar propuestas, alternativas colectivas o individuales en la respuesta social a este tipo de situaciones a las que no podemos ser ajenos. Todos los humanos merecemos una vida digna (Daniel García)