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La fisonomía de Morelos se transformó después del sismo de 2017. Hemos sido testigo de cómo las fuerzas de la naturaleza sentaron un precedente sobre las posibilidades de devastación del patrimonio cultural. Ello ha obligado a que los ordenamientos de construcción sean acatados con obligada responsabilidad legal. Los Ayuntamientos todavía siguen sin asumir una responsabilidad efectiva para la protección del patrimonio cultural. Argumentan escasez de recursos o insuficiencia presupuestal para coadyuvar en los proyectos de puesta en valor, investigación, restauración y conservación.

Si bien la obligación acerca del cuidado de los bienes culturales catalogados corresponde a la federación, es menester que cuando se publique la Ley de Cultura y Derechos Culturales para el Estado de Morelos, las instituciones municipales vayan asumiendo a cabalidad la enorme responsabilidad que detentan sobre el patrimonio biocultural de las y los morelenses.

Seis años después, en este 2023, el Gobierno Federal, mediante el Programa Sismo en Morelos, la Secretaría de Cultura federal, a través de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural y del Centro INAH Morelos, ejecuta un ambicioso proceso de acuerdo con la Ley de Obra Pública para restaurar 28 monumentos históricos:

1.-Templo de Santiago Apóstol, Jiutepec, Mor., 2.-Templo de San Francisco de Asís, Tetecala Mor., 3.- Templo y Exconvento de San Guillermo Totolapan. Mor., 4.-Templo y Antiguo Exconvento de la Concepción o de San Mateo Apóstol, Atlatlahucan, Mor., 6.-Capilla de San Pablo Apóstol, Axochiapan, Mor., 7.-Capilla de San Sebastián, Jojutla, Mor., 8.- Capilla de San Juna Bautista, Coatetelco, Mor., 9.- Capilla de la Natividad de María, Tlatenchi, Jojutla Mor.

10.-Capilla de María Candelaria o Santiago Apóstol, Nepopualco, Totolapan, Mor., 11.- Templo y Exconvento de San Andrés, Jumiltepec, Ocuituco, Mor., 12.- Capilla de la Asunción o los Reyes Magos, Nexpa, Jojutla, Mor., 13.- Parroquia de San Miguel, Capilla de la Inmaculada Concepción de María, Tlaltizapán, Mor., 14.- Capilla de San Miguel Arcángel, Anenecuilco, Ayala, Mor., 15.-Capilla de San Mateo , Chalcatzingo, Jantetelco, Mor., 16.-Capilla de La Asunción o la Purísima Concepción, Alpuyeca, Xochitepec, Mor., 17.-Capilla de San Pedro, Pueblo Nuevo, Tlaltizapán, Mor., 18.-Catedral de Cuernavaca, Cuernavaca, Mor.

19.-Templo y Exconvento de San Agustín/ Ex Monasterio de San Agustín, Jonacatepec., 20.-Templo y Exconvento de Santiago Apóstol, Ocuituco, Mor., 21.-Santuario de Jesús Nazareno, Tepalcingo, Mor., 22.- Templo y Exconvento de Santo Domingo, Hueyapan, Mor., 23.- Templo y Exconvento de San Juan Bautista, Tetela del Volcán, Mor., 24.-Parroquia de Santo Domingo, Tlaquiltenango, Mor., 25.- Templo y Exconvento de San Juan Bautista, Tlayacapan, Mor., 26.- Templo y Exconvento de la Asunción, Yautepec, Mor., 27.- Templo y Exconvento de San Juan Bautista, Yecapixtla, Mor., 28.- Templo y Exconvento de la Inmaculada Concepción, Zacualpan, Mor.

A ello se suman 15 obras específicas, entre ellas las que corresponden a bienes muebles históricos para restauración de pintura mural, retablos, esculturas, etcétera. Destaco, por interés personal la del Exconvento de Santo Domingo de Guzmán en Oaxtepec, ejecutada bajo un esquema en donde participa el Instituto Mexicano del Seguro Social, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Todas son de un valor excepcional para la recuperación de nuestro patrimonio cultural. No hay, en toda la entidad, ni a nivel gobierno del Estado ni de los Ayuntamientos semejante programa en materia de obra pública, en términos de sus procesos de ejecución, transparencia y rendición de cuentas.

De acuerdo con el delegado del Centro INAH-Morelos, el antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera, la lista integra inmuebles históricos religiosos de los siglos XVI, XVII y XVIII que presentaron daños severos estructuralmente, pérdidas y colapsos de elementos constructivos. Las técnicas de rehabilitación con el uso de materiales en su mayoría de la región o de fabricación local o in situ, es decir a base cantera, mezcla de cal, arena, utilización de piedras, ladrillo y madera.

Durante varios meses he tenido la oportunidad de recorrer varios de los templos, capillas y conventos, de la mano de diversos especialistas, independientes y del INAH, entre ellos Adalberto Ríos Szalay, Celia Fontana, y el propio delegado del INAH Valencia. He sido testigo de cómo de día y de noche, sendas jornadas de equipos de restauradores, ingenieros estructuristas, arquitectos restauradores van logrando el renacimiento del patrimonio cultural de Morelos. En los próximos meses, el restablecimiento de los inmuebles estará en condiciones de alojar la vida espiritual y la religiosidad popular que durante siglos dan testimonio de sincretismos y constructos históricos que enaltecen el patrimonio inmaterial no solo de Morelos sino de México.

Ahora toca a la feligresía y a las autoridades eclesiásticas desmontar las capillas provisionales y dignificar la otrora majestuosidad de claustros y atrios que deberían restaurarse mediante jardines etnobotánicos y de aclimatación, como fueron la mayoría de los huertos de las diferentes órdenes religiosas.

En diversas ocasiones he sido crítico con acciones de intervención que he considerado controversiales, pero hoy, este artículo es un homenaje a todas esas personas que, me consta, con pasión, compromiso y dedicación, trabajan por contribuir a restituir el rostro e identidad cultural de Morelos, tierra arrasada por la violencia por la que atravesamos.

A veces hay buenas noticias, y el renacimiento cultural de Morelos avizora un buen futuro. Pronto será publicada la Ley de Cultura, habrá que encarnar la Reforma Cultural de Morelos, a través de una nueva institución eficiente, que se abra a la participación de la ciudadanía, para garantizar el ejercicio de los derechos culturales de su población.

Si no es cultural, no es transformación.

 

Una torre alta de un edificio

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Foto: Cortesía del autor