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Pase y admire: babosas que comen sol y plantas de mil años

Gabriel Millán*

Twitter: @Desertius

Así como Villaurrutia habló de la rosa, yo también hablo de las maravillas. Mis maravillas no son del mundo moderno ni la Acrópolis de Atenas; no es la Muralla China ni los Jardines Colgantes de Babilonia, que nadie ha visto ni verá jamás. No, no son las maravillas tecnológicas ni las maravillas del espacio. Son las maravillas tangibles, las que están entre nosotros. Son las maravillas vivas, las que respiran: las plantas, animales e insectos; esos que parecen salidos de bestiarios medievales o códices antiguos. Esta es la primera entrega de una recopilación de mis maravillas naturales preferidas.

Babosas que comen sol. Desde Canadá a la costa Este de Estados Unidos habita una babosa de mar de color verde esmeralda, con forma de hoja cordada. Su nombre científico es Elysia chrolotica y la maravilla de este pequeño animal es que hace fotosíntesis, como una planta. Esta babosa se alimenta de ciertos tipos de algas y durante el proceso de digestión, no desintegra los cloroplastos (los encargados de la fotosíntesis) sino que los mantiene intactos y los “captura” para hacerlos una parte funcional de su sistema digestivo. Esto le permite vivir largos periodos de tiempo sin comer, alimentándose únicamente del sol, tal como hacen las plantas.

Martillos magnéticos. Otras criaturas marinas maravillosas son los tiburones martillo. Estos depredadores, además de tener la cabeza con esa singular forma tienen una habilidad sorprendente: orientarse con los campos magnéticos. En 2021 se publicó un estudio que mostró los resultados de una serie de experimentos en los que se expuso a campos magnéticos a tiburones martilllo que fueron capturados en la juventud. Lo que descubrieron es que, como se creía, estos animales tienen la capacidad de detectar campos magnéticos y usarlos como si fuera un GPS. ¿Cómo logran hacer eso? Es una pregunta que sigue en el aire.

Topos estrellados. Un animalito muy curioso, prácticamente ciego, de entre 15 y 20 cm de tamaño, vive en zonas pantanosas de Norteamérica. Se trata del topo nariz estrellada (Condylura cristata), un mamífero que, como su nombre indica, tiene una estrella por nariz, o mejor dicho, su nariz está formada por 22 tentáculos móviles color rosa que parecen dos manos juntas. Esta nariz es extremadamente sensible, de hecho, se estima que es el órgano táctil con más terminaciones nerviosas de todos los mamíferos: más de 100 mil. Tener esta nariz que “siente” le da la capacidad de comer a una velocidad asombrosa: en 8 milésimas de segundo puede saber si lo que está frente a él es comestible.

Vegetales de mil años. En el desierto de Namib, entre Namibia y Angola, en África, habita una planta que puede llegar a vivir mil años. Se trata de Welwitschia mirabilis. Es tan longeva que hay quienes la consideran un fósil viviente. No solo es maravillosa su longevidad, también lo es la capacidad que tiene para sobrevivir en un ambiente tan adverso como el desierto de Namib, donde las lluvias apenas son de 25 milímetros al año (en comparación, Morelos tiene una precipitación media de 900 mm anuales). Aun con esa escasa precipitación, esta planta logra desarrollar unas enormes hojas, largas como una cinta, que pueden llegar a medir ¡hasta cuatro metros de largo! Además de largas, estas hojas son las que le permiten a W. mirabilis aprovechar hasta la mínima humedad ambiental.

Flores putrefactas. Bueno, no son propiamente flores putrefactas, pero al menos así huelen. Se trata de Rafflesia arnoldii, una de las flores más grandes del mundo (si no es que la más), con cerca de un metro de diámetro y más de 10 kg de peso. Esta flor, que además es un parásito de árboles, tiene la peculiaridad de despedir un olor desagradable, dicen, como a carne podrida. Se distribuye en bosques húmedos de Indonesia, donde se descubrió en 1818. Esta flor es tan famosa, que inspiró a dos pokemón de la primera generación: Gloom y Vileplume (el último evolución del primero). Gloom tiene como característica despedir olores desagradables cuando está asustado y tener una baba de olor nauseabundo. Rafflesia utiliza ese olor para atraer moscas carroñeras, quienes son las encargadas de polinizarla, como lo harían las abejas en cualquier otra flor.

Así como estas, aún hay muchísimas plantas, animales, hongos, bacterias y sin fin de formas vivas que se han descubierto y que, por sus características, no pueden sino maravillarnos. Otras, seguramente, aún están por descubrirse, en este insondable misterio que es nuestro planeta.

Post data: la frase “Pase y admire” del título, está tomada de La feria abandonada, un hermoso libro ilustrado de Pablo Auladell, publicado en 2013 por Barbara Fiore Editora.

*Comunicador de ciencia

Para ilustrar:

Fotos tomadas de Wikicommons