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Cuernavaca a contraluz

Angélica Estrada y Germán Muñoz. La Jornada Morelos

• “Mi corazón está en Cuernavaca. Soy de aquí, he trabajado para mi ciudad, desde el ámbito privado y ahora con mayor razón desde este cargo que la ciudadanía me confirió”. Urióstegui confirma que va por la gubernatura.

• Han transcurrido exactamente 13 meses de la presente administración que empezó, literalmente, en penumbras.

• Después de varias postulaciones, por fin José Luis Urióstegui asumió la presidencia municipal. Recibió un municipio en la basura, con problemas de agua y con deudas.

Poco después de la una y media de la tarde del 31 de enero, Cuernavaca estaba en ebullición: la Comisión Federal de Electricidad había comenzado a cancelar el suministro de energía eléctrica al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC), lo que, hasta esa hora, representaba que seis pozos de distribución del líquido se detuvieran y el agua comenzara a escasear en los hogares de varias colonias. Los usuarios se organizaron y orquestaron cuadrillas indignadas para proteger los pozos. Pero sus esfuerzos serán inútiles pues, con la modernidad, se puede interrumpir el flujo eléctrico desde el puesto central. Como sea, la opinión del público permanece y, por lo que se puede ver en las redes sociales, nadie está del lado de la CFE.

José Luis Urióstegui, presidente municipal de Cuernavaca, recibe el mensaje de la emergencia y sin dejar de atenderla, concede la entrevista pactada desde un par de semanas atrás con el Director de La Jornada Morelos. Los compromisos se atienden. Y el contexto obliga: Cuernavaca, por lo menos su gobierno, está acostumbrado a los cortes de energía eléctrica.

Han transcurrido exactamente 13 meses de la presente administración que empezó, literalmente, en penumbras, pues el primer día del 2022, cuando Urióstegui tomó posesión, las oficinas municipales quedaron a oscuras, también por falta de pago.

“El cierre del año 21 fue dramático. Teníamos cortes de energía en oficinas públicas, el primero de enero de 2022, hacia las 5 de la tarde, no había energía eléctrica en el ayuntamiento y la habían cortado. Tuvimos que negociar con el personal de la CFE para pedir el apoyo, con el compromiso de pagar los recibos a más tardar el 5 del mes. Atendieron nuestra petición, se reconectó la luz, y pudimos llevar a cabo el trámite de entrega-recepción. Eso ilustra cómo se entregó Cuernavaca”.

Después de varias postulaciones, por fin José Luis Urióstegui asumió la presidencia municipal, pero parecía hacerlo con el pie izquierdo. No solo era el problema con la CFE: el ayuntamiento se encontraba inmerso en un mar de deudas y varias ya se habían judicializado; la deuda del municipio sumaba alrededor de mil 45 millones de pesos, aparte de obligaciones judiciales laborales, mercantiles, civiles y administrativas; además, la administración anterior había dispuesto de recursos que le correspondía ejercer a la entrante; con el pretexto de la basura y la pandemia, “se tomaron más de 60 millones de pesos del ejercicio de 2022, captado de octubre a diciembre del 2021 como pago del impuesto predial y servicios públicos anticipados”.

En su toma de posesión Urióstegui no dejó de reprochárselos al acusar a los gobiernos anteriores que habían dejado a la capital morelense en el abandono financiero y de servicios públicos. Prometió investigaciones y que se aplicaría la ley, “Ni olvido ni impunidad”, dijo. Su antecesor, Francisco Villalobos Adán, dejó el cargo amparado contra la investigación por enriquecimiento ilícito que se le había iniciado, pero ya se encontraba vinculado a proceso por cohecho.

A más de un año de todo eso, Cuernavaca comienza a recuperarse, pero Urióstegui no está tranquilo por los mensajes que continúan llegando a su celular, hoy 31 de enero, cuando la CFE está cortando el suministro eléctrico a los pozos que dotan de agua a Cuernavaca.

Un municipio en la basura, sin agua y con deudas

El Ayuntamiento de Cuernavaca ocupa lo que alguna vez fue un centro de reunión para la crema y nata de la sociedad morelense: el Hotel Papagayo, inaugurado a mediados de los años 40 y que poco a poco vino a menos hasta que el gobierno terminó por embargar el predio por deudas. Aún se puede ver el emblema del hotel en la fosa de clavados de una de las dos albercas, ninguna muy grande, una seca y deteriorada y, la otra, todavía en uso y abierta a la comunidad.

La vocación de hotel del inmueble se deja ver por todo el ayuntamiento, incluso en la oficina de Urióstegui, instalada en lo que algún día debió ser la gerencia del hotel, desde el ventanal norte se domina la entrada del hotel y desde el ventanal sur -ahora cerrado- se debió ver con claridad la recepción, en la planta baja.

El Presidente Municipal mantiene un buen sentido del humor, incluso cuando recuerda las condiciones en las que tuvo que asumir la administración de la ciudad. Además de los conflictos con la CFE, el problema de la basura era otro foco rojo.

El manejo de la basura es un problema crónico de Cuernavaca. En 2007 el ayuntamiento formalizó un contrato de “concesión para el servicio de recolección de basura, traslado y disposición final”. La empresa contratada, desde luego, suspendió el servicio cuando el municipio, en 2012, dejó de pagarle, pero se continuó licitando y, también, incurriendo en falta de pago; en el 2022 ya demandaban al municipio tres empresas, y algunas ya tenían a su favor sentencias que obligaban al pago. Esto a pesar de que la administración anterior reportó gastos por concepto de manejo de basura cuyo promedio anual ascendía a más de 230 millones de pesos, cifra que duplicaba el promedio de gasto en este rubro de las administraciones de Cuauhtémoc Blanco (2016-2018) y de Jorge Morales (2013-2015).

Hasta marzo de 2022, ya con Urióstegui a la cabeza, se liquidó por fin la deuda de Cuernavaca con PASA, la empresa que había demandado al ayuntamiento diez años atrás.

El municipio también tenía diversas deudas judiciales, como las originadas por demandas laborales por despidos injustificados en la pasada administración y, desde luego, los 280 millones de pesos que adeudaba el SAPAC a la CFE, deuda que se comenzó a gestar cuando el gobernador Cuauhtémoc Blanco fue presidente municipal.

En la administración de Blanco Bravo aumentó el déficit de 80 a 90 millones de pesos, pero en el gobierno de Villalobos se disparó 200 millones más, cantidad que ya resultabaimpagable para la economía municipal. Por eso los cortes eran frecuentes, el 2017 se llegó al récord de 53 cortes a los pozos del Sistema, ese año, por cierto, solo se le invirtieron 40 mil pesos para el mantenimiento del SAPAC.

Las finanzas del SAPAC dependen de las contribuciones de sus usuarios y el mismo ayuntamiento de Cuernavaca no había cubierto su consumo desde 2015, por lo que Uriósteguitomó la decisión de ponerse al corriente con el pago de 8 millones de pesos.

Otro problema: la seguridad

De la deuda general de más de mil millones de pesos, en un año se ha reducido a 750, principalmente gracias a una administración eficiente, dice el presidente municipal, además de medidas que incentivaron la participación de los contribuyentes, como una campaña de quitas y descuentos a adeudos.  Incluso el ayuntamiento ha reiniciado los aumentos salariales que estipulaban los contratos colectivos de los trabajadores municipales pero que se suspendieron durante tres años.

Otro problema de la ciudad era la seguridad y ahí se originó una de las decisiones más polémicas de la nueva administración: sustraerse del mando coordinado.

“Nosotros quisimos hacernos responsables de la seguridad, porque con este plan, lo único que ocurre, es que el Estado ve a los municipios como subordinados cuando existe la capacidad de atender el tema y hacerlo de manera coordinada. En ningún momento vimos una reciprocidad entre los poderes que se tradujera en beneficios para los ciudadanos, y principalmente en la garantía de una mayor seguridad, por eso decidimos quedar fuera del modelo, aunque no exentos de participación, pues lo hacemos dentro de la Mesa de Coordinación para la Construcción de La Paz y la Seguridad”. Además, dice, el mando único o coordinado ha fomentado que los municipios desatiendan su responsabilidad en materia de seguridad, incluso en asuntos tan básicos como compra de patrullas y uniformes.

En este rubro, el municipio tiene un proyecto muy ambiciosoque estará listo en unos cuantos meses: poner en marcha, para mediados de este año, un C4 que opere mediante la instalación de 500 cámaras de videovigilancia, y que cuentecon una línea propia asociada al 911 para la atención de las emergencias, recibiéndolas de forma directa, sobre todo porque en Cuernavaca los delitos que persisten son los patrimoniales, robos en sus diferentes modalidades.

De todos modos, subraya Urióstegui, la determinación del Cabildo de mantener a Cuernavaca fuera del mando coordinado, no exime al ayuntamiento de sus responsabilidades de armonizar esfuerzos con el resto de las fuerzas del orden, y viceversa, pues es una obligación constitucional.

Otro asunto de urgente atención fue la obra pública, Cuernavaca sufrió un desplome en su presupuesto desde 2012, cuando el porcentaje de este rubro en el presupuesto cayó del 36 por ciento en 2011 al 8.7; desde entonces las tres administraciones municipales siguientes mantuvieron castigado este rubro que nunca llegó a superar el 9.5 y, en cambio, algunos años (2016 y 2019) se redujo a menos de 2.5.

“De arranque, el Cabildo electo tomó la decisión de canalizar recursos propios de captación de predial a obras públicas, de ahí surgió el programa de “Vialidades Seguras” que hoy nos muestra una ciudad con 30 kilómetros de nuevo pavimento y 20 mil metros cuadrados de bacheo”. También se compactaron partidas y se eliminaron algunas plazas directivas y hasta los gastos de representación de la alcaldía.

Pero el rezago es notable y, según Urióstegui, a pesar de que en el primer año de su gestión se le dedicó a la obra pública alrededor del 40 por ciento de la recaudación catastral, las quejas que más externan los ciudadanos aún son referentes a pavimentación y bacheo.

“Yo creo que el problema radica, no en la falta de resultados, sino en que no hemos sabido comunicar a los ciudadanos todo lo que se hace y los problemas que hemos atendido. Sin duda nos hace falta comunicar”.

La gubernatura, un anhelo

A José Luis Urióstegui lo conocieron muchos cuernavacenses cuando hace más de veinte años defendió legalmente a quienes se oponían a la demolición del emblemático Casino de la Selva, fueron varios casos y ganó todos, aunque no cobró nada, y no porque no pudieran pagarle, sino porque coincidía con la postura de quienes protestaban. 

“Me gusta aprender de otras personas y ser empático con las necesidades de la población y buscar solucionar esas necesidades, creo que eso me ha guiado, soy abogado por convicción y cada decisión que tomo la baso en mi conocimiento jurídico”.

Se le ubica hacia las izquierdas -pues hay varias-, aunque políticamente también ha recibido el respaldo del PAN que lo llevó a la presidencia municipal.

Explica: “hoy los gobiernos no se conducen desde una ideología política, más bien por sentido común y buscando la solución de la problemática inherente a toda la población, más allá de sus filias a un partido o fobias a determinada agrupación”.

A un año de las elecciones del 2024, y ya inmersos en el año preelectoral Urióstegui Salgado, no descarta competir por la gubernatura, aunque otra posibilidad también sería buscar la reelección en el municipio. Como sea, dice, se mantendrá el camino en la función pública y, en política se mantendría dentro de alguna coalición, probablemente “Va Por México”, de la que forma parte Acción Nacional. “No pensaría en cambiar el rumbo porque la gente también tiene derecho a saber a qué le apostamos y con qué se pueden vincular”.

Sin embargo, reconoce que él no tendrá la última palabra: “Ninguna de estas vías depende de mí, sino de los partidos políticos y del voto de la gente, pero yo creo que podemos hacer más desde la gubernatura porque podríamos seguir respaldando a Cuernavaca”.

“Mi corazón está en Cuernavaca. Soy de aquí, he trabajado para mi ciudad, desde el ámbito privado y ahora con mayor razón desde este alto cargo que la ciudadanía me confirió. Me gustaría seguir participando en el servicio público, que lo he hecho de manera recurrente. Pero solo tengo dos opciones, una es participar hacia la gubernatura y la otra la reelección en Cuernavaca . No hay otra. Creo que el trabajo continuado nos lleva a determinar metas muy claras y no andar pensando en cómo permanecer en un espacio público sin lograr aportar algo a la transformación”, concluye José Luis Urióstegui.

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