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Luisa Leyba*

Hace 42 años, la UNESCO estableció el 29 de abril como el Día Internacional de la Danza. Esto nos da solamente un día para la reflexión, la demostración, la inclusión y el goce de algo tan increíblemente presente en nuestra vida diaria. En lo personal, 24 horas no me son suficientes. La danza, el movimiento, el ritmo que nace con la misma vida del humano (¿o acaso antes?) es eterna y expansiva. La danza se vive tanto en rituales sociales como religiosos, la viven los niños, los viejos, todas y todos. La danza habita tanto el duelo como el festejo y vive tanto en países donde a la vera del río se ejecutan rutinas con significados ancestrales, como en barrios donde el placer del movimiento con músicas típicas alegra la vida cotidiana. Es interminable, por más que nos esforcemos en hablar de los orígenes y el devenir de la danza en nuestro mundo: un texto no será nunca suficiente, una jornada de pensamientos es apenas el inicio.

Hoy, en este Día Internacional de la Danza, quiero hablar específicamente de la iniciativa de la UNESCO para crear este festejo en el cual la danza toma plazas, teatros, calles y hasta las pantallas. Promovido por el Comité Internacional de la Danza, perteneciente al instituto Internacional de Teatro (ITI/UNESCO), este día se eligió en celebración al natalicio de Jean Georges Noverre, maestro y creador del ballet moderno. Esto quiere decir que, originalmente, era un día dedicado a la danza escénica más que a la danza como parte de nuestra humanidad. Hoy en día, este festejo ha ampliado su significando. Ahora, no solamente reúne a quienes han dedicado su vida a este arte traspasando fronteras culturales, sino también busca festejar la danza en toda su diversidad por medio de eventos y festivales que fomentan la participación y la educación en la danza.

Aunque cada año la UNESCO selecciona una ciudad y una personalidad de la danza internacional para llevar a cabo el mensaje y el festejo oficial, el día se celebra a lo largo y lo ancho de todo el mundo. La celebración ha tomado tales dimensiones que suele prolongarse por varios días. ¡Ya se escucha decir que abril es el mes de la danza! Otras celebraciones, como el Festival Morelos Danza, incluso lo prolongan hasta el mes de mayo, demostrando que una jornada, una semana o un mes nos son suficientes para tanta danza.

Morelos, nuestro estado, florece con la vida dancística que en su versión escénica también llena los teatros y plazas de bailarines, danzantes y artistas de la danza. Seguimos en la lucha por medio de nuestro arte para educar y fomentar la danza. También subyace la lucha por que la danza sea reconocida como una profesión que no solo es entretenimiento, sino que cumple una función social indispensable en todos los mundos y las sociedades.

La danza es para TODES. ¡Baila! Y si no, entonces llena de tu vida de danza como público. Por ti, por mí y por el arte.

¡HAGAMOS MOVIMIENTO, HAGAMOS DANZA!

 

* Codirectora del Festival Morelos Danza