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Lynda C. Balderas

En Morelos se consumen grandes cantidades de arroz. A lo largo de todo el territorio morelense podemos encontrar, puestos callejeros de tacos de arroz, fondas en los mercados que ofrecen los tradicionales “acorazados” así como también los tacos de arroz en el menú de prestigiados restaurantes. Los tacos de arroz que para el resto del país son los tacos de guisado, en Morelos son parte de nuestra vida cotidiana. 

Existe una diferencia muy notable entre los tacos de arroz que se acostumbran hoy en día en el municipio de Cuautla y los tacos acorazados en Cuernavaca. 

En Cuautla, a un lado de la estación de autobuses “Niño Artillero”, está el pasaje “Agustín Ramírez Montes de Oca”, cuyo nombre debería de ser “el pasaje del taco de arroz” debido a la gran cantidad de pequeños locales que ofrecen este antojito. Cada local tiene su mostrador especial que ha sido diseñado para la venta de tacos de arroz. Detrás de la vitrina, frente al cristal, hay salchichas y chiles rellenos capeados, tortas de papa, tortas de nopal, huevos duros, patitas de pollo, mollejas, longaniza y delgadas tiras de milanesa; para que el comensal elija el relleno de su taco. Una gran charola de arroz rojo se mantiene caliente por el foco en lo alto de la vitrina, por un lado un paquete de tortillas empacadas cuidadosamente en plástico para mantenerlas calientes y una cazuelita con rajas de chiles jalapeños que son el acompañante tradicional del taco de arroz.

En nuestra búsqueda por la historia del taco de arroz, llegamos a La taquería “La Morenita”, propiedad de la Sra. Victoria Solís Pérez, de 75 años, una mujer reconocida por la comunidad como la persona de mayor antigüedad vendiendo tacos de arroz en Cuautla y quien nos narra cómo es que a sus 13 años inició vendiendo tacos de arroz en la estación del ferrocarril y posteriormente en la estación de autobuses de la Estrella Roja. –“Yo se despachar a mano”- nos dice. El arroz lo preparaba en una cazuela poblana de barro y una vez listo los complementos del taco se colocaban alrededor de la cazuela de arroz; huevos duros, tortitas de papa y bistec. Esta es una forma de acomodar el arroz que prevalece hasta el día de hoy en los puestos callejeros de tacos arroz en Cuautla. Doña Vicky nos comenta que antes no existían platos desechables y las mujeres que vendían los tacos de guisado andaban solas caminando, así que cargaban en su brazo izquierdo una canasta con las tortillas y las rajas de chiles, y detenían con su mano la cazuela del arroz con los complementos sobre el antebrazo y el hombro. Con su mano derecha tomaban dos tortillas, servían el arroz y el complemento y lo entregaban a los pasajeros directamente en la ventanilla del autobús o del ferrocarril. Esta es posiblemente la razón de que los tacos de arroz se sirven hoy en día con una doble tortilla y en el municipio de Cuautla se siguen sirviendo tacos pequeños con doble tortilla que se envuelven con un papel de estraza. 

La historia de los tacos acorazados inicia con Felícitas Sánchez Sandoval, quién empezó a vender tacos de arroz en los andenes de la estación del ferrocarril en Ozumba estado de México. Felícitas nació en Ozumba en 1885. A la edad de 13 años empezó a vender tacos en la estación del ferrocarril de su pueblo. Un año después conoció a Cecilio Valencia Galicia y enamorados juntaron sus vidas. En el año 1900 el joven Cecilio fue muerto a manos de las fuerzas federales de Porfirio Díaz por no estar de acuerdo con el régimen dictatorial y su esposa de 15 años quedó con la responsabilidad de su pequeño hijo nacido ese mismo año. En 1908, Félix, como la recuerdan en su familia, llegó con su hijo Gabino Valencia Sánchez, al estado de Morelos en alguno de los muchos viajes del ferrocarril interoceánico. Su bisnieto Héctor Valencia nos comparte que doña Félix estuvo en la estación del ferrocarril de Cuautla de 1908 a 1912. Al inicio de la Revolución Mexicana se volvió soldadera y viajó por el norte del país. Fue en 1916, cuando Félix regresó a Cuautla con su hijo para seguir vendiendo sus tacos. A finales de 1920 el joven Gabino encontró trabajo en Yautepec y se mudaron para allá. En 1935 decidieron probar suerte en la capital, y se mudaron nuevamente, esta vez a Cuernavaca. Llegaron a vivir a la calle Rayón, y Gabino trabajó en el hotel Chulavista. Mientras tanto a sus 50 años doña Félix estableció su primer puesto de tacos en Cuernavaca, cerca del Kiosko. En esa época no existía lo que hoy es el Palacio de Gobierno, el Poder Ejecutivo tenía sus oficinas en el Palacio de Cortés. Estaban los portales conocidos como Eguía, así que doña Félix tomo el puesto exactamente en la esquina sureste de la calle de Galeana y Rayón. 

Publicado en el Libro “Corazón de Arroz”, Secretaría de Turismo y Cultura del Estado de Morelos año 2021. 

 

 

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