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“Amante de la comida y los placeres; jungiano, estudioso del I Ching, aficionado de la astrología e impulsor de todas las formas de contracultura”, la tarde del martes falleció en su casa en el municipio de Cuautla, Morelos, el narrador, ensayista y dramaturgo mexicano José Agustín, a los 76 años. Días antes, el autor alcanzó a despedirse de sus lectores.

Su familia informó del deceso mediante un comunicado en que afirmó que el querido escritor falleció en paz y rodeado de su amorosa familia. Hace dos semanas su hijo informó en sus redes sociales que recibió la extremaunción por parte de un sacerdote católico/zapatista, después de la que José Agustín dijo: “con esto ya mi trabajo aquí se va terminando”, encendiendo las alarmas de sus admiradores. Minutos después su primogénito José Agustín Ramírez Bermúdez eliminó el mensaje y pidió disculpas por el malentendido, y afirmó: “por si hubo alguna confusión, mi padre sigue vivo y luchando”.

El autor de La Tumba, no logró superar el accidente que tuvo en 2009, mientras ofrecía una firma de autógrafos en la inauguración de un festival de cine, organizado por el Ayuntamiento de Puebla, cuando sufrió una caída de casi dos metros, desde una plataforma, que le ocasionó una contusión craneal y seis costillas rotas.

Desde hace casi 15 años, el escritor se refugió en su casa en Cuautla, Morelos, al cuidado de su familia. A partir de entonces una moderada pero definitiva amnesia de lo reciente, lo que lo dejó prácticamente incapacitado para escribir nuevamente y dejando las obras “La Ira de Dios” y “La Llave de la Carretera”, inconclusas. Abandonó el oficio que lo acompañó desde que tenía 16 años.

“Con profunda tristeza comunicamos el fallecimiento de José Agustín: esposo, padre, hermano, abuelo y escritor devoto de la literatura y la música, así como de sus lectores de cualquier edad. Quien fue un prolífico escritor, autor de novelas, cuentos, obras de teatro y guiones de cine. Guerrerense de corazón, autodidacta empedernido, amante de la comida y los placeres; jungiano, estudioso del Iching, aficionado de la astrología e impulsor de todas las formas de contracultura. Se fue en paz, rodeado de su amorosa familia”, difundieron familiares y amigos en un comunicado.

José Agustín y su relevante presencia para la vida cultural de Morelos

José Agustín nació en Guerrero en 1944, pero su periplo en Morelos inició en el municipio de Cuautla, pues su padre, siendo piloto aviador, fundó el Fraccionamiento Brisas, junto a otros de sus compañeros en 1966.

Fue allí donde comenzaron los pequeños acercamientos entre el autor y Morelos, cuna de la gesta revolucionaria, hasta que en 1977 compró la casa de su padre en el oriente de Morelos donde vivió con su esposa Margarita Bermúdez y sus hijos Andrés, Jesús y Tino, hasta su muerte.

En los noventa José Agustín continuó haciendo de Cuautla un oasis literario, cuando invitó a diferentes autores, entre los que destacan Juan Villoro, Francisco Rebolledo, Paco Taibo II, Eduardo del Río Rius, Gabriel García Márquez, y tomó como refugio al municipio para escribir algunas de sus obras más importantes.

La relación literaria con Morelos

En la bibliografía de José Agustín destaca la inspirada en Morelos, los municipios de Yautepec, Cuernavaca y Tepoztlán dieron escenarios de algunos de los paisajes oníricos y a capítulos en algunas de sus novelas.

En “Cerca del Fuego”, publicada en 1985, José Agustín describe las barrancas de la zona oriente, concibiendo la historia de un indígena morelense que alcanzaba una alta jerarquía en la policía judicial que dirigía una banda de asaltantes y asesinos, la cual se prefiguró durante su estancia en la cárcel de Lecumberri.

Esta obra fue una de sus favoritas, al grado de grabar el capítulo Yautepec en el disco Dos horas de sombras en 1995 de la serie Voz Viva de la UNAM y leer el mismo texto al inaugurar el Festival Independiente de Otoño en el Museo Casa de Morelos en 1987.

“La panza del Tepozteco” fue dada a conocer en 1992 y se convirtió en lectura obligada de estudiantes de secundaria; en un principio estaba ilustrado por Leonel Maciel con una pintura de Tepoztlán mística.

La historia se centra en un grupo de adolescentes que, durante un fin de semana en el Pueblo Mágico, ingresan a una caverna en la cual las antiguas divinidades del pueblo mexica esperan el regreso del dios Quetzalcóatl, día en el que podrán salir para volver a convivir de manera pacífica con el pueblo mexicano y que tiene un mensaje indigenista.

El legado de José Agustín

También fue autor de novelas como “De Perfil’, “Ciudades desiertas”, “El Rey se acerca a su templo”, “Furor Matutino”, “La Tumba”, “Vida con mi Viuda”, “Abolición de la propiedad”, “Se está haciendo tarde”, “Ciudades desiertas” y “El Rock de la Cárcel”, entre otras obras emblemáticas del movimiento de “la onda”, que nació en la década de los 60 con un lenguaje coloquial y cercano a las juventudes, que lo llevaron a ser considerado uno de los más influyentes del siglo XX.

Fue director de “Ya sé quién eres (Te he estado observando)” y guionista de “Amor a la vuelta de la esquina”, “5 de chocolate y 1 de fresa”, “El apando”’ y “La viuda de Montiel”.

Entre los reconocimientos recibidos sobresalen el Premio Nacional de Literatura “Juan Ruiz de Alarcón” en 1993; el premio “Dos océanos”, otorgado por el Festival Internacional de Biarritz, Cine y Cultura de América Latina en 1995 por su obra “Dos horas de sol”; la medalla “Juan R. Escudero” del Puerto de Acapulco en 2005, además, el INBAL lo condecoró con la Medalla Bellas Artes en 2011.

También, en su honor, se entrega desde 1996 el premio de cuento “José Agustín”, de Acapulco, Guerrero.