Mosaicos de infancias robadas y vulneradas

 

Las infancias y adolescencias de Morelos enfrentan a su corta edad distintas problemáticas; entre ellas la explotación laboral y sexual; en los últimos años la población más vulnerable en esta entidad son las niñas, niños y adolescentes migrantes que provienen de Haití, Honduras, El Salvador, Guatemala y Colombia, coincidieron activistas que se han especializado en trabajar por los derechos de las y los menores de edad.

En 1924, durante la presidencia de Álvaro Obregón y el mandato del licenciado José Vasconcelos como Ministro de Educación Pública en México, se instituyó el 30 de abril como el Día del Niño. Esta fecha conmemorativa reflejó la creencia en la importancia fundamental de promover la felicidad y el bienestar infantil como pilares centrales del desarrollo humano y social.

La celebración anual se ha transformado en un evento alegre, marcado por reuniones y festividades destinadas a brindar alegría a los niños. No obstante, es crucial reconocer que un segmento significativo de menores de edad enfrenta circunstancias que no son apropiadas para su desarrollo ni bienestar.

La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) de 2019 reveló que en México, más de tres millones doscientos mil niñas, niños y adolescentes entre cinco y 17 años participan en alguna actividad económica. De esta cifra, al menos un millón setecientos mil se encuentran ocupando puestos no permitidos por la legislación vigente. En el contexto específico de Morelos, este estado se posiciona en el lugar número 17 en términos de tasa de trabajo infantil, con un índice del 10.9%; Oaxaca (21.5%), Puebla y Chiapas (18.3%) ocupan los primeros lugares en esta preocupante estadística, mientras que Baja California (5.3%) y la Ciudad de México (5.4%) presentan las tasas más bajas de trabajo de menores.

Menores dejan sus países y deambulan en Morelos

Lucia Gutiérrez Martínez, fundadora de Colibrí, mediadores y constructores de paz AC, comparte una visión detallada sobre la situación de los niños migrantes en Morelos, destacando las complejidades y desafíos que enfrentan al llegar a esta región. En sus propias palabras: “la situación que enfrentan los niños migrantes al llegar a nuestro estado es muy compleja. Desafortunadamente, las autoridades no cuentan con la capacitación adecuada. Hay instituciones que desconocen cuáles son los derechos de estos niños. Entonces, se les niega el acceso, primeramente, a la educación y también a la salud” .

Gutiérrez explica que la falta de sensibilidad y empatía por parte de las autoridades locales agrava la vulnerabilidad de estos menores: “Nuestros representantes carecen de sensibilidad, de empatía. El hecho de que lleguen a veces solos o sin sus padres los vuelve aún más vulnerables porque están expuestos no solo a la delincuencia organizada, sino también al temor de ir a un albergue y ser deportados” .

La presencia creciente de migrantes en Morelos ha sido notable en los últimos años, con un aumento significativo en el número de niños migrantes. Gutiérrez comenta: “Yo he visto un 60 de niños por cada 100 de adultos. De hecho, me ha tocado ver familias enteras que vienen papá, mamá y tres niños” .

En cuanto a la permanencia en Morelos, Gutiérrez menciona que algunos migrantes pasan por la región de manera temporal, mientras que otros deciden establecerse debido a la percepción de que es un estado relativamente seguro: “Algunos migrantes van de paso y otros se quedan. He conocido varias familias que se han quedado aquí incluso. Hay migrantes aquí de Haití que se quedan porque es un poco más seguro” .

Estas declaraciones resaltan la urgencia de mejorar la capacitación y la sensibilidad de las autoridades locales para abordar adecuadamente las necesidades y derechos de los niños migrantes en Morelos, así como la importancia de establecer políticas y programas que protejan y apoyen a esta población vulnerable durante su travesía migratoria.

Morelos ya es paso de migrantes

La organización Colibrí ha documentado que en Morelos, la presencia de menores migrantes en puntos como cruceros y semáforos ha ido en aumento en los últimos años, reflejando un cambio significativo en la dinámica migratoria de la región. Situación que ha documentado este tema desde 2014: “Morelos no estaba considerado como paso de migrantes. Sin embargo, empezó a ser a raíz de que Morelos estaba, digamos, seguro. Porque por lo mismo de que se supone que no es paso, aquí las autoridades no están tan al pendiente y no hay tanto retenido”, sostuvo la activista Gutiérrez Martínez

La influencia del estado como ruta de migración ha sido un factor clave en este cambio, con testimonios que indican un aumento notable en la presencia de migrantes en lugares como el crucero de Tejalpa: “Me ha tocado ver a migrantes aquí en el crucero de Tejalpa. Justo aquí donde está el Centro de Salud”, apuntó.

Este fenómeno incluye a personas procedentes de Haití, Honduras, El Salvador, Guatemala y Colombia , mostrando una diversidad geográfica en la población migrante en la región.

 

Trabajo infantil: diferentes realidades y perspectivas

Lucia, de la organización Colibrí, indica que en las calles de México, la realidad del trabajo infantil adopta diversas formas, algunas más visibles que otras. Para muchos, la presencia de niños vendiendo dulces o realizando labores en los semáforos es un ejemplo claro de la problemática. Sin embargo, ¿es esta una forma de explotación por parte de los padres o simplemente otro tipo de trabajo infantil?

Al abordar este tema, se observa que existen matices y contextos únicos que definen esta realidad. Según una entrevista reciente con María, una madre que vende golosinas afuera del centro de salud en Tejalpa, “nosotros estamos aquí porque necesitamos sobrevivir. Mis hijos me ayudan vendiendo dulces para poder tener algo de ingreso”. Esta situación, si bien refleja un trabajo infantil, no se puede categorizar simplemente como explotación, sino más bien como una estrategia de supervivencia económica familiar.

Otros testimonios resaltan que algunos niños ofrecen servicios como limpiar casas o realizar pequeños trabajos de mantenimiento, a cambio de comida y una mínima cantidad de dinero. Esta práctica, aunque cuestionable en términos de derechos infantiles, refleja las duras condiciones económicas que enfrentan algunas familias en el país.

Según la psicóloga social Carla López, “El trabajo infantil es un tema complejo que necesita ser abordado con sensibilidad y comprensión. No todos los casos son iguales; algunos reflejan situaciones de pobreza y falta de oportunidades más que explotación directa”. López enfatiza la importancia de políticas públicas integrales que aborden las causas fundamentales del trabajo infantil, brindando alternativas reales y apoyo social a las familias vulnerables.

Aumento Alarmante en Casos de Violencia Sexual Infantil en México

En entrevista, Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, reveló una preocupante tendencia en el crecimiento de la explotación sexual en toda la región.

Precisa que en México, la impunidad es una triste realidad que rodea los delitos cometidos contra los más vulnerables, “muchos de los delitos de carácter sexual suceden en contextos privados y familiares, donde los perpetradores suelen ser figuras cercanas como padres, abuelos, tíos o hermanos mayores, quienes también son los proveedores económicos”, dijo

Esta situación, según García, limita enormemente la capacidad de las familias para denunciar estos crímenes, ya que “literalmente se rompe todo y el contexto de investigar este tipo caso es más complicado”

El problema se agrava por la impunidad endémica en el sistema judicial, donde “las denuncias quedan en el ámbito privado o, si llegan a denunciarse, muchas veces terminan en impunidad debido a la dificultad de los niños y niñas pequeños para demostrar tiempo, circunstancias y lugar exactos de los delitos”.

El deficiente manejo de los casos

El pésimo manejo de las evidencias y el proceso legal por parte de las autoridades también contribuyen a esta crisis de impunidad.

Según datos recientes de la Secretaría de Salud, entre los años 2019 y 2022, los hospitales en México atendieron a 9 mil 929 personas entre 1 y 17 años por violencia sexual. Esto representa un alarmante aumento del 21.9% respecto a los años anteriores. En el año 2022 solo, se registraron 9,929 casos atendidos por violencia sexual. La mayoría de las víctimas tienen entre 12 y 17 años de edad.

Estos números evidencian una realidad desgarradora que demanda una acción inmediata. La violencia sexual no solo deja cicatrices físicas, sino también emocionales que marcan profundamente la vida de los niños y niñas afectados.

Aumento en casos de trata de personas y explotación sexual de menores

Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, expuso la gravedad de la situación actual respecto a la trata de personas y la explotación sexual de menores en la región.

Según las cifras recopiladas hasta marzo de 2024, se documentó que 2 mil 495 menores de entre 0 y 17 años habían sido víctimas de trata en América Latina y el Caribe, con 19 nuevos casos reportados recientemente. Estos datos son alarmantes, especialmente considerando que este tipo de crímenes tiende a estar asociado con redes de crimen organizado, lo que dificulta aún más su detección y persecución.

Pérez García destacó la inadecuada aplicación de la ley como una de las principales barreras para abordar esta crisis. “No se estaba cumpliendo con la ley en prácticamente nada relativo a la prevención de la violencia o la atención a víctimas de violencia sexual y trata”, afirmó.

Hizo un llamado urgente a desmantelar las redes de macrocriminalidad que perpetúan estos abusos, señalando que estas redes involucran a funcionarios corruptos, fuerzas de seguridad, militares y el sistema financiero.

En cuanto a medidas preventivas, Pérez García resaltó la importancia de la educación sexual integral desde edades tempranas, para que los niños puedan identificar situaciones de peligro y sentirse acompañados si se ven envueltos en una situación de abuso.

Sin embargo, advirtió sobre un aumento en la producción y comercialización de material sexual a través de plataformas digitales como Only fans, lo que estaba alimentando este tipo de crímenes. “Esto va a seguir creciendo debido a la economía y la impunidad que rodeaba estas prácticas”, advirtió Pérez García.

La problemática planteada por Pérez García subrayó la urgencia de abordar este tema a nivel nacional e internacional, involucrando a todas las capas de la sociedad y redoblando los esfuerzos para combatir la trata de personas y la explotación sexual infantil.

Trabajo infantil en el campo

Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el CEL, trabajan en la capacitación focalizada en los derechos de las niñas y los niños, un ejemplo de ello, es lo que realizan en los albergues cañeros, en donde, por sus características, podría existir abuso laboral, explica Juan Martín Pérez de Arquía, coordinador de esta organización.

En estos albergues, se alojan migrantes de los estados de Guerrero y Oaxaca, son familias que vienen al corte de caña que, desde tiempos remotos, han vivido en espacios reducidos, ahora llamados albergues, lo que fueron galeras, son ahora los mismos lugares divididos en cuartos cerrados en los que viven familias de hasta seis integrantes.

Pérez de Arquía, comentó “lo que hacemos es capacitar a las personas, docentes, incluso niñas, niños que pueden estar cercanos a esos espacios, aunque no sean necesariamente jornaleros o jornaleras, para que conozcan sus derechos y también incluyan a las personas que ofrecen el trabajo, sepan que ese tipo de trabajo con niñas, niños o adolescentes está prohibido”.

El estado de Morelos, hasta finales de los 80s y principios de los 90s, existían tres ingenios azucareros e igual número o más de albergues, siendo unos de los albergues más extensos, el de Tlaltizapán, que aún existe, a donde llegan niñas, niños y adolescentes acompañando a sus padres.

De acuerdo con la información proporcionada por Pérez de Arquía, a los albergues, llegan trabajadoras y trabajadores jornaleros que viene a las cosechas estacionales, traen consigo a sus hijas e hijos, por la movilidad de estas personas, dificulta su localización que permita hacer un diagnóstico sobre el respeto de sus derechos humanos tanto por los patrones como los propios papás y mamás, que ven en sus hijos, un apoyo para generar más ingresos

“Los niños a veces se quedan en un albergue en donde les dan clases aunque no de manera constante y en esos espacios es donde intervenimos para dar estas capacitaciones y vigilar que no haya niños trabajando en el campo; es muy complicado, pero los niños que viven en los albergue, están con papá y mamá”, que se mueven en diversos territorios para la pizca de jitomate, ejote, tomate, pepino, especias, flores entre otros cultivos en algunos casos de exportación.

El bullying escolar, una violencia más que crece

Una violencia que crece día a día y que afecta directamente a las infancias y adolescencias en Morelos es el bullying escolar una prueba de ello es el incremento de quejas iniciadas en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (CDHM).

En entrevista, Nadxieli Carranco Lechuga, Secretaria Ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos, informó que entre junio de 2019 y abril de 2024 la CDHM ha emprendido diversas acciones en relación con violaciones a los derechos humanos, especialmente en entornos escolares y casos de abuso hacia niños, niñas y adolescentes.

Durante este lapso, se iniciaron 27 quejas específicas relacionadas con posibles violaciones a los derechos humanos en temas escolares, incluyendo bullying entre alumnos y situaciones de abuso por parte de maestros hacia estudiantes, tanto en escuelas públicas como privadas.

“Estas quejas reflejan la falta de intervención adecuada por parte de las autoridades escolares en estos casos”, apuntó.

Además, se llevaron a cabo 55 gestiones relacionadas con actos de molestia hacia niños, niñas y adolescentes, que se resolvieron antes de que se formalizaran quejas oficiales. Este tipo de acciones busca prevenir situaciones más graves mediante la resolución temprana de conflictos.

La Comisión también abordó casos de abuso sexual y dilación en investigaciones relacionadas con violaciones sexuales cometidas por particulares contra niños y niñas adolescentes. En este contexto, se emitieron nueve recomendaciones durante el mismo periodo para abordar las demoras en las investigaciones y garantizar la protección de las víctimas.

Carranco Lechuga destacó la responsabilidad de las autoridades del IEBEM y de la Escuela Normal de Amilcingo por permitir actos de tortura contra adolescentes, incluyendo menores de edad que estaban por iniciar un ciclo escolar. Estos casos ilustran la importancia de responsabilizar a las autoridades ante situaciones de abuso y violación de derechos.

En cuanto a la explotación sexual, la Comisión no ha recibido quejas vinculadas a este tema que responsabilicen a las autoridades. Sin embargo, la comisión colabora activamente con sistemas como Zipina y el Comité Interdisciplinario de Trata para abordar este tipo de situaciones y realizar acciones de diagnóstico y capacitación.

La Comisión también realiza capacitaciones específicas, como en albergues cañeros, para prevenir abusos laborales que puedan afectar a niños y adolescentes, en línea con la prohibición legal del trabajo que pueda generar abuso en este grupo vulnerable.

Estos esfuerzos reflejan el compromiso de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos en la protección y promoción de los derechos de la infancia y adolescencia en la región, así como los desafíos que enfrenta en la búsqueda de una sociedad más justa y segura para todos sus miembros.

Derechos vulnerados, realidad oculta

Nadxieli Carranco Lechuga, Secretaria Ejecutiva de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos, explica la labor de la Comisión es la capacitación de diversas personas, incluyendo docentes, niños y niñas, adolescentes y jornaleros, sobre sus derechos.

“Lo que hacemos es capacitar a las personas, docentes, incluso niñas, niños que pueden estar cercanos a esos espacios, aunque no sean necesariamente jornaleros. Los albergues cañeros están en la zona sur, aunque también pueden encontrarse en otros espacios. Son poblaciones muy flotantes, vienen por temporadas, lo cual dificulta su localización. Mientras los padres trabajan como jornaleros, los niños a veces se quedan en albergues donde intervenimos para darles capacitaciones y vigilar que no trabajen en el campo”.

Carranco destaca la importancia de focalizar los esfuerzos para proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes, especialmente aquellos que enfrentan dificultades de movilidad o acceso a instituciones.

“No podemos asumir que no se violan los derechos de niños, niñas y adolescentes debido a la baja cantidad de denuncias en comparación con el impacto real. Las políticas públicas y las instituciones han sido limitadas en la protección de estos derechos, incluyendo el sistema de cuidados que no coincide con los horarios laborales y escolares, lo que genera desigualdades en quienes cuidan de ellos.”