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La crianza es una tarea que conlleva diversos desafíos, y en muchas ocasiones los cuidadores enfrentan dificultades al no contar con un modelo específico sobre el cual fundamentar sus métodos de crianza. En una entrevista La Jornada Morelos, Flor Camacho Trejo, colaboradora de World Vision México, explica en qué consiste la crianza con ternura, sus principios fundamentales y los desafíos en su aplicación práctica.

La crianza con ternura es un enfoque que promueve educar a las niñas, niños y adolescentes sin recurrir a métodos de disciplina violenta, en su lugar se prioriza el amor y la comprensión hacia ellos. Este enfoque reconoce a las infancias y adolescentes como sujetos de derechos humanos y subraya la importancia de tratarlos con dignidad y respeto.

De acuerdo con Flor Camacho, las claves para este modelo radican en reconfigurar la práctica diaria del cuidado y abandonar la disciplina violenta en favor de un enfoque basado en el respeto hacia las expresiones individuales de las niñas, niños y adolescentes. Esto implica prestar atención y valorar las diversas formas de expresión de los menores, así como reconocer y validar sus emociones sin minimizarlas.

Aseguró que la implementación de este modelo en la crianza puede contribuir a crear sociedades más justas e igualitarias. “Es importante porque se cimenta el respeto y el amor desde la familia y esperamos que incida en un nivel macro para que los infantes que fueron criados con ternura sean personas resilientes, constantes, con disciplina y que también puedan influir en el cambio de la sociedad a futuro”, mencionó.

Sin embargo, la práctica de este modelo debe estar contextualizada al espacio y a las condiciones políticas y socioeconómicas en que se desenvuelven las familias. “Cuando hablamos de crianza con ternura se necesitan las condiciones materiales y sociales para que pueda ser posible”, precisa la entrevistada. Esto quiere decir que los cuidadores tengan acceso a un empleo digno, a una vivienda, entre otros aspectos, que permitan las condiciones para que se pueda ejercer este tipo de crianza.

Otro punto que señala Camacho Trejo es que el modelo debe converger con otras estrategias e iniciativas, ya que éste por sí solo no va a cambiar el paradigma. Promueve que haya concientización acerca del trato que se brinda a nuestras hijas e hijos, pero necesita haber también una estrategia de acompañamiento con incidencia en políticas públicas, coordinación interinstitucional y mucha sensibilización social. “Creo que ese es el cambio más profundo y difícil, el cambio cultural que tiene que suceder para que sea posible”, finalizó.

 

Mujer sonriendo para la cámara delante de una ventana

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