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En lo absoluto es una novedad que en periodo electoral los políticos que anhelan con vehemencia servir al pueblo, se deshagan en promesas con la idea de pintar un futuro prometedor a los propietarios de credenciales para votar. Esto es cierto aquí y en China -o, bueno, quizá allá no tanto, pero así dice el dicho.

Eso es normal y aún somos muchos los que confiamos que, quienes resulten electos, no se olviden de sus planes y nos sorprendan a todos por lo menos siendo consecuentes con sus ideales y promesas a la hora de gobernar y asumir los cargos que hoy buscan con tanta urgencia. Y todos, antes o después, prometen -y han prometido- una administración pública eficiente y honesta.

Y la responsabilidad de gobierno deberían asumirse desde el primer día en que se toma posesión del cargo, hasta el último minuto en que se entrega la estafeta a la siguiente administración. El caso es que en Morelos todos parecen estar más ocupados en llevar agua a su molino que comprobar que se terminará la gestión de manera por lo menos normal, ya no satisfactoria.

A la Secretaría de Movilidad y Transporte, por ejemplo, se le olvidó cerrar candado de la prohibición de que las motocicletas con permisos del estado de Guerrero, cuyo plazo venció el último día de abril. A pesar de que Eduardo Galaz Chacón, titular de la dependencia había advertido que por instrucciones del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo ningún automotor de dos ruedas con permisos de cualquier entidad federativa, podrían circular en Morelos terminando el mes de abril.

Muy confiado, Galaz Chacón, aseguró que, por lo menos el parque vehicular morelense -entre 18 y 20 mil motos sin placas- se regularizaría en el primer trimestre del año. Hoy ya se venció el plazo y no existe ninguna prohibición ¿se recapacitó la decisión tan terminante? ¿ya no existe el problema de los permisos apócrifos? ¿ya se comprobó que no todos los que circulan en moto con permiso son peligrosos criminales? Nadie lo sabe porque la dependencia en su totalidad debe estar ocupada en otros menesteres.

Peor aún es la distracción de los Servicios de Salud que olvidaron pagar -otra vez- al personal del Programa de Vectores, ni más ni menos que la cuadrilla que por lo menos hace el esfuerzo de presentar una primera línea de defensa contra las enfermedades como el Dengue, que preocupa seriamente en Morelos dado el repunte inédito que ha tenido la enfermedad durante este año. Y esto a pesar de que se acerca la temporada de lluvias, cuando se propicia la multiplicación de vectores.

Sabemos que los funcionarios no son electos ni andan en campaña -no por lo menos buscando el voto para ellos- pero los elegidos son responsables de sus equipos de trabajo y, en el caso del Ejecutivo, tampoco sería excusa que el gobernador se encuentre de licencia. Alguien tiene que hacerse cargo de la administración y todos los funcionarios públicos tienen la responsabilidad de cumplir con su trabajo mientras reciban la quincena.

Nadie puede gobernar solo ni asumir en sí mismo las responsabilidades de todo un estado, pero es ahí, en el control y en la vigilancia del cumplimiento de las responsabilidades que se les encargan a los servidores públicos, en donde se puede demostrar la eficacia de todo un gobierno, y así debe ser hasta el último minuto en que se reciba dinero público en forma de salario.