Vicente Quirarte*

 

 

No tuve el privilegio de conocer personalmente a Mario Casasús. Conozco su rostro de niño travieso gracias a las bondades de la red, a través de sus librosejemplares, su pasión investigadora, su heterodoxia en todos los sentidos, características todas que lo convierten endigno heredero del ilustre linaje que tiene entre sus antecesores a Joaquín D. Casasús,fundador y sostenedor del Liceo Altamirano, académico de la Lengua, corporación de la que fue tesorero  y director. En 1905 tradujo en verso castellano las obras de Cayo Valerio Catulo, además de sus pulcras versiones de Horacio, Virgilio, Tibulo y Propercio.

          En cambio, gocé de la amistad y de estar cerca de la agudeza y el buen humor de doña Catalina Sierra Casasús, tía de nuestro homenajeado. Todos la llamábamos Catita, aunque esa familiaridad en el trato no excluyera el respeto y hasta el temor que nos inspiraba en todos los sentidos: su personalidad avasallante, su inteligencia, su fervor patrio, la certeza de que su estirpe nunca había abandonado del todo el Palacio Nacional.

        También es justo recordar a Mario Casasús como gran editor independiente. En las ediciones Libertad bajo Palabra -homenaje a la poesía de Octavio Paz- logró consolidar un proyecto autónomo “para el acopio y dispersión de nuestras voces e historia”. Dispersión y acopio: Mario subraya dos de los males que por desgracia subsisten en nuestra Suave Patria: el acopio que demanda toda la paciencia y dedicación, para entregar al lector hedonista los materiales que se encuentran dispersos en hemerotecas y archivos cerrados. No obstante los inverosímiles avances técnicos, la labor de rescate debe ser emprendida por la voluntad humana.

           El libro Pablo Neruda en Morelos, con elegante portada de Hugo Ortiz, es muestra de las ediciones que hacía Casasús. En la solapa primera pueden apreciarse algunas otras obras del autor. Su pasión altamiranista se nota en la edición que coordinó bajo los auspicios de la LXIII legislatura del Congreso de la Unión, así como múltiples hallazgos que lo llevaron a combatir lugares comunes y dogmas inamovibles en la biografía del ilustre maestro, o el descubrimiento de textos como los llamados “Cabos sueltos”, que no están incluidos en las Obras completas.

          El año 2004, con motivo del centenario del natalicio del poeta Pablo Neruda, la Biblioteca Nacional de México, de la cual yo era orgulloso director, publicó el libro Pablo Neruda en el corazón de México, con la presencia y participación dela embajada de Chile en México y el entonces rector Juan Ramón de la Fuente. De tal modo, Pablo Neruda regresó a la UNAM. En 1941 y en 1966 el poeta leyó sus versos en recintos universitarios. Quienes tuvieron el privilegio de escucharlo evocan aquellas lecturas como uno de los sucesos más hondos de su vida.

(mañana la segunda parte)

*Peta, Narrador y ensayista. Miembro de El Colegio Nacional.

 

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