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Vecinos de Jiutepec alertaron de graves daños a su salud, desde hace nueve meses, derivado de los gases que emite la ex mina de tezontle en lo que fuera el antiguo cerro de Tezontepec y que hoy se encuentra convertida en tiradero de todo tipo de desechos.

Miguel Izquierdo, uno de los afectados, recordó que el pasado primero de abril del 2023 se desató un incendio en el lugar que se convirtió en un “infierno tóxico”, ya que tomó varios días controlar las llamas del siniestro aún sin extinguir, ya que las brasas permanecen encendidas desde entonces, y continuamente, se presentan fumarolas espontáneas enfermando el ambiente.

“Nuestras casas, nuestras ropas, el mobiliario y enseres huelen a humo; hasta las plantas olían a quemado, tristes algunas se han marchitado. Muchos son los casos de infantes, mujeres y personas mayores sufriendo los efectos del aire contaminado, provocando graves daños en su salud por el hecho de habitar en las cercanías del tiradero de aproximadamente siete hectáreas, ubicado muy cerca del centro histórico de Jiutepec”, informó.

El entrevistado refirió que, desde hace varios años, la mina se convirtió en un tiradero a cielo abierto clandestino de basura que opera violando todas las normas ambientales, sin ningún control por parte de quienes se ostentan como sus propietarios, a quienes acusó de ser los principales responsables de las afectaciones a la salud de todos los ciudadanos que habitan en la zona y también del daño ambiental que provoca a toda la región.

“Se generan partículas y permanentes humos tóxicos, sin que las autoridades municipales los sancionen y obliguen a remediarlo. Hacen falta acciones específicas de las autoridades para terminar con las secuelas que nos dejó el incendio acaecido, provocando daños constantes pues vivimos ante una contingencia ambiental sin control ni la atención debida”, añadió.

Señaló que “día y noche”, los vecinos padecen las fumarolas que emiten bióxido y monóxido de carbono, gas benceno y formaldehido, ya que en el lugar se depositaron sin control materiales y sustancias tóxicas que siguen enterradas ardiendo y contaminando el aire a través de las emanaciones visibles e invisibles.

Explicó que el escurrimiento de lixiviados producto de los desechos depositados también afecta los veneros que les surten agua, por lo que exigieron que las autoridades federales, estatales y municipales responsables de la atención y cuidado del medio ambiente, asuman su responsabilidad y se declare a la zona en estado de contingencia ambiental grave.

“No podemos seguir estáticos mientras la situación atenta en contra de nuestro derecho universal y constitucional a la salud. Controlar el incendio y sus emisiones tóxicas de manera definitiva es lo menos que debió suceder a estas alturas. El número de enfermos sigue en aumento y las acciones necesarias para su total contención no llegan”, puntualizó.