Las ondas de calor

 

En las últimas semanas el común denominador en las charlas es el calor que ha estado haciendo, y no es para menos, estábamos pasando por una onda de calor que elevó las temperaturas muy por encima de aquellas a las que estamos acostumbrados. La buena noticia es que ya terminó, la mala es que todavía faltan tres. Para este año 2024, el Servicio Meteorológico Nacional pronosticó cinco ondas de calor: una en marzo; otra en abril (que acaba de terminar); dos en mayo y una en junio.

Una onda de calor se define como un periodo de temperaturas inusualmente altas, por encima de los valores normales para la época del año y la región en particular. Para que se considere una onda de calor, estas altas temperaturas deben mantenerse al menos durante cinco días consecutivos. Durante este tiempo, el calor se puede volver sofocante y resultar altamente peligroso para la salud de las personas, especialmente para los grupos más vulnerables, como los niños, los ancianos y aquellos con enfermedades crónicas.

En México, las ondas de calor son un evento climático recurrente. Durante estas ondas de calor, se experimentan temperaturas por encima de los 40 grados Celsius en la zona centro del país, en zonas del norte y del sur superan los 45 oC. La onda de calor puede durar varios días o incluso semanas como el caso de la que acaba de terminar, y puede tener impactos muy significativos en la salud de las personas, pero también en el medio ambiente, en la seguridad alimentaria y en la productividad de las empresas.

Las ondas de calor tienen diversas causas: Primero, las altas presiones atmosféricas. Cuando se establecen áreas de alta presión sobre una región, el aire se vuelve más estable y seco, lo que conduce a temperaturas más altas. Segundo, la influencia anticiclónica del Pacífico. Este es un fenómeno climático que afecta la región occidental de México. Durante su influencia, no se dan las condiciones propicias para las lluvias y eso puede generar condiciones de sequedad en el aire y altas temperaturas. Y tercero, los cambios en los patrones climáticos, el fenómeno de El Niño o La Niña influyen en la frecuencia e intensidad de las ondas de calor en México. Todo esto se ha combinado para que estemos viviendo este periodo de calor tan extremo.

Pero más allá de la incomodidad que genera para todos, una onda de calor puede tener graves consecuencias para la salud de las personas. Las altas temperaturas pueden causar deshidratación, insolación, agotamiento por calor y golpes de calor. Además, las personas con enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas o respiratorias, pueden experimentar empeoramiento de sus condiciones debido al estrés térmico. Los grupos más vulnerables, como los niños, los ancianos y las personas de bajos recursos, son especialmente susceptibles a los efectos negativos de la onda de calor. Es importante tomar precauciones adicionales para proteger su salud durante estos periodos, como mantenerse hidratado, buscar lugares frescos y evitar la exposición prolongada al sol.

Las ondas de calor también tienen impactos significativos en el medio ambiente. Las altas temperaturas afectan negativamente la disponibilidad de agua y aumentan el riesgo de incendios forestales, lo que pone en peligro los ecosistemas naturales y la biodiversidad.

También tienen repercusiones en la seguridad alimentaria, la industria agrícola y ganadera es una de las más afectadas por las ondas de calor en México. Las altas temperaturas y la falta de lluvia provocan sequias y reducen la disponibilidad de agua en México para el riego de cultivos y el ganado. Esto puede resultar en pérdidas significativas en la producción de alimentos, afectando tanto a los agricultores como a los consumidores. Además, las altas temperaturas pueden alterar los ciclos de crecimiento de las plantas y reducir la calidad y cantidad de los cultivos. Los productos agrícolas, como frutas y verduras, pueden verse afectados por un menor rendimiento y una menor vida útil, lo que impacta en los precios y la disponibilidad de estos alimentos.

*Profesor, consultor y gerente general de AQUATOR