La calidad del agua, otra cara de la crisis

 

El agua suministrada a las escuelas, que podrían ingerir niñas y niños de primaria y secundaria, así como docentes y personal administrativo, contiene contaminantes como arsénico, fluoruros, manganeso, nitritos, plomo y coliformes fecales, lo cual puede causar desde diarreas agudas hasta cáncer, pasando por enfermedades cardiovasculares, debilitamiento del sistema inmunológico y afectaciones en el desarrollo infantil, revelaron la Red de Organizaciones de Acción por el Agua – FANMex y la asociación civil Cántaro Azul, con base en 27 mil análisis de laboratorio levantados entre 2015 y 2019 para el extinto Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INAFED).

Los desafíos que se plantean en torno a la cantidad de agua reciben mucha más atención de las autoridades y la población, pero los impactos de su calidad pueden ser aún más peligrosos. Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de Naciones Unidas, el consumo de agua contaminada es la causa de 780 mil muertes al año en el mundo, y en México, de acuerdo con los informes de la Secretaría de Salud, mueren 3,500 personas al año en promedio, el 80% son adultos mayores de 60 años y niños menores de 5 años.

En México no se cuenta con registros públicos de la calidad del agua que llega a los hogares en las diferentes localidades del país. La información sobre la calidad del agua que se abastece por los sistemas de agua potable es limitada y dispersa. No existen plataformas ni documentos de acceso público y, por lo tanto, no es posible saber cuál es la calidad del agua que llega a los domicilios de los usuarios y si ésta cumple con la normatividad y puede considerarse potable o si representa algún riesgo para la salud.

Las características que debe cumplir el agua para considerarse potable están reguladas en la NORMA Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-2021, “Agua para uso y consumo humano. Límites permisibles de la calidad del agua”, publicada en 1994 y cuya actualización finalmente se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 2 de mayo de 2022 y entró en vigor en abril del 2023.

En el texto de la Norma se reconoce que el abastecimiento de agua para uso y consumo humano con calidad adecuada es fundamental para prevenir y evitar la transmisión de enfermedades relacionadas con el agua, para lo cual se requiere establecer y mantener actualizados los límites permisibles en cuanto a sus características físicas, químicas, micro-biológicas, y radiactivas, con el fin de asegurar y preservar la calidad del agua que se entrega al consumidor por los sistemas de abastecimiento de agua públicos y privados.

La vigilancia del cumplimiento de esta Norma corresponde a la Secretaría de Salud a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y a los gobiernos de las entidades federativas, en sus respectivos ámbitos de competencia, pero ¿realmente están cumpliendo con esta obligación? Usted tendrá su propia opinión.

Lo que si podemos afirmar con datos del INEGI, es que la gran mayoría de los ciudadanos valora muy positivamente a su organismo operador y no consideran a la calidad del agua como un problema; sin embargo, la gran mayoría no la bebe y optan decididamente por consumir agua embotellada ¿Por qué? Casi el 70% opina que es mas segura, otros que es mas saludable y algunos más que sabe mejor. La cuestión de fondo es que en realidad no confían en la calidad del agua que reciben por la red.

El mejorar la calidad del agua y dotar de agua segura a la población, y que esta así lo considere, permitiría múltiples beneficios, no solo reducir el gasto familiar por la compra de agua embotellada, sino evitar riesgos a la salud de la población y evitar el gasto en atención médica, lo que beneficiaría el bolsillo de millones de familias en México, un país donde mas de la mitad de la población vive en pobreza.

#AguaParaTodos

Facebook: @JuanCarlosValenciaAGUA