loader image

 

El día cero en la CDMX

 

¿En realidad habrá un día en el que la CDMX deje de tener agua? ¿Existirá eso que llaman el día cero? El momento en el que deje de salir agua de las llaves.

Si y no. Hace unos días el Jefe de Gobierno Martí Batres declaró que “no hay día cero” que esa es una invención de los conservadores para construir artificialmente un tema y aprovechar los tiempos electorales. Argumentó que la ciudad tiene una diversidad de fuentes de abastecimiento, en la propia ciudad y en otros lugares.

Tiene razón en parte, la ciudad se abastece de varias baterías de pozos y fuentes de agua superficiales, algunas baterías de pozos traen agua de acuíferos externos como el Sistema Lerma y algunas presas están ubicadas fuera de la cuenca, como las del Sistema Cutzamala, difícilmente todas las fuentes se quedarán sin agua al mismo tiempo, pero la disminución que se tenga en cualquiera de ellas traerá el día cero a miles de familias, de hecho a miles de ellas ya les ha llegado, ya no sale agua del grifo.

La ciudad enfrenta un problema crítico que se agrava con el paso del tiempo: la escasez de agua. Este recurso vital, que debería ser accesible para todos los habitantes, se ha convertido en un bien cada vez más preciado y disputado. Pero ¿cuáles son las causas, consecuencias y posibles soluciones para este desafío que amenaza no solo la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, sino también su viabilidad a largo plazo?

La sequía sin duda es una de las principales causas, en los últimos años las lluvias no han sido buenas, los acuíferos no se recargan y las presas no alcanzan a llenarse, poco a poco sus niveles han venido disminuyendo hasta encontrarse en sus niveles más bajos de la historia, esto combinado con el crecimiento poblacional y la expansión urbana han ejercido una presión insostenible sobre los recursos hídricos disponibles. La falta de planificación y regulación ha exacerbado esta situación, resultando en una mayor demanda de agua sin una infraestructura adecuada para satisfacerla. Pero no son las únicas causas, hay que decirlo otra vez, no ha habido voluntad política para atender el problema, durante muchos años no se ha invertido lo suficiente para atender las carencias de la población, el agua no ha sido una prioridad para los gobiernos de la ciudad y tampoco ha escalado esa urgente necesidad al nivel federal.

¿Las consecuencias? Sobreexplotación, contaminación y crisis.

La sobreexplotación de los acuíferos subterráneos ha sido una práctica común durante décadas. La extracción excesiva de agua subterránea ha llevado a la disminución del nivel freático, lo que dificulta su acceso y aumenta los costos de extracción. La contaminación de ríos y cuerpos de agua superficiales es un problema grave que se ha ocultado entubando los cauces y poniendo avenidas encima de ellos. Vertidos industriales y descargas de aguas residuales sin tratar provocaron la degradación de la calidad del agua, lo que la hace no apta para el reuso en otras actividades productivas y menos aún para el consumo humano. Además, representa un riesgo para la salud: la falta de acceso a agua limpia y segura aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea, el cólera y la hepatitis. Estas enfermedades afectan principalmente a las comunidades más vulnerables, incluidos los niños y los ancianos.

Para avanzar en la solución es fundamental implementar una gestión integral del agua que aborde tanto la oferta como la demanda de agua de manera equitativa y sostenible. Esto incluye la conservación de cuencas hidrográficas y la promoción de prácticas urbanas e industriales sostenibles pero también la inversión en infraestructura para el tratamiento y reutilización de aguas residuales, así como la construcción de un nuevo acueducto con carácter de urgente.

Por otra parte, la educación y concientización pública son clave para cambiar los hábitos de consumo y promover un uso más eficiente del agua. Campañas de sensibilización sobre la importancia de conservar el agua y reducir la contaminación pueden ayudar a involucrar a la comunidad en la búsqueda de soluciones.

La crisis del agua en la CDMX requiere una respuesta coordinada y colaborativa entre diferentes actores, incluidos el gobierno en sus distintos niveles, el sector privado, la sociedad civil y la comunidad científica. Es necesario establecer mecanismos de coordinación y gobernanza que fomenten la participación de todos los interesados en la toma de decisiones relacionadas con el agua. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podemos garantizar el acceso equitativo y sostenible al agua para las generaciones presentes y futuras.