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Los suicidios van al alza en México, cada año se rompe el récord. A nivel nacional, la entidad que encabeza este fenómeno es el estado de Morelos, su tasa de crecimiento hasido de 117 por ciento entre 2017 y 2021. Si este dato es preocupante, lo es más que, en nuestro estado, entre la población de 18 a 29 años los suicidios se hayan incrementado 164 por ciento y, entre la de 30 a 39 años, en un 201 por ciento.

De acuerdo con Héctor H. Hernández Bringas, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM en Morelos -autor del análisis anterior,publicado en estas páginas recientemente-, nuestra entidad ya supera con creces el promedio nacional de suicidios. “Pasamos de 75 a 170 suicidios por año. Por cada mujer que lo consuma, lo hacen 3.7 hombres”.

Vencer uno de los instintos básicos como es el de autoconservación no es fácil y generalmente implica un largo proceso en el que se pueden conjugar diversos factores que pueden acelerarlo. Socialmente, es un problema de salud pública y, personalmente, uno de salud mental fomentado por la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y, en general, desarrollarse en un ambiente hostil y con pocas o ninguna esperanza de remediar la situación.

La tendencia al suicidio comienza a gestarse principalmente durante la adolescencia, “etapa única y formativa, pero los cambios físicos, emocionales y sociales que se producen en este periodo, incluida la exposición a la pobreza, los malos tratos o la violencia, pueden hacer que los adolescentes sean vulnerables a problemas de salud mental”, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.

“La adolescencia es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales importantes para el bienestar mental”, dice la OMS “son muchos los factores que afectan a la salud mental. Cuantos más sean los factores de riesgo a los que están expuestos los adolescentes, mayores serán los efectos que puedan tener para su salud mental. Algunos de estos factores que pueden contribuir al estrés durante la adolescencia son la exposición a la adversidad, la presión social de sus compañeros y la exploración de su propia identidad. La influencia de los medios de comunicación y la imposición de normas de género pueden exacerbar la discrepancia entre la realidad que vive el adolescente y sus percepciones o aspiraciones de cara al futuro. Otros determinantes importantes de la salud mental de los adolescentes son la calidad de su vida doméstica y las relaciones con sus compañeros. La violencia (en particular la violencia sexual y la intimidación), una educación muy severa por parte de los padres y problemas socioeconómicos y problemas graves de otra índole constituyen riesgos reconocidos para la salud mental”.

A nivel mundial, la OMS calcula que el suicidio es ya la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Es una realidad actual y, como se ve en el análisis de Hernández Bringas, es de urgente atención para el estado de Morelos.

Desde luego que las condiciones económicas de las familias morelenses no van a cambiar por decreto ni de la noche a la mañana, pero se requiere fortalecer una red de apoyo social principalmente para los adolescentes en situación de vulnerabilidad, como recomienda la OMS: que los proteja “de la adversidad, promover en ellos el aprendizaje socioemocional y el bienestar psicológico, y garantizar que puedan acceder a una atención de salud mental”.

Mejorar aunque sea un poco las condiciones de vida de las familias más necesitadas con acciones que no necesariamente impliquen grandes inversiones como acceso a servicios de salud, combatir la deserción escolar o fomentar actividades deportivas, podía ayudar también a disminuir esta dramática estadística en el futuro.

Zafra

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