Juan Antonio Siller Camacho

La carretera Panamericana fue propuesta en el año de 1930, con poco más de 25 mil 800 kilómetros, entre los países latinoamericanos, como una forma de comunicación terrestre entre todos ellos.

Inicio en Norteamérica en la frontera de México con Estados Unidos y cruzando las principales ciudades del país, desde la frontera de Laredo, Monterrey, la ciudad de México, hasta la frontera de Chiapas, cruzando por Centroamérica, a través de Guatemala, Honduras, el Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

En este último país esta quedo interrumpida con Colombia en la región de la selva de Darién, por la gran dificultad de su trazo y mantenimiento.

Este tramo se realiza hasta la fecha por mar en grandes transbordadores que facilitan su transportación, siendo el único tramo del camino que se ve interrumpido por tierra.

Posteriormente en Sudamérica esta carretera continua por las ciudades de Cali,

Colombia, Quito Ecuador, Lima Perú, Antofagasta y Valparaíso Chile y Buenos Aires Argentina, a lo largo de la costa del Pacífico, teniendo como barreras naturales la cordillera de los andes y el mar.

El tramo de Chile termina en la isla de Castro en el sitio llamado Quellón, en donde se encuentra un monumento conmemorativo de la carretera Panamericana y de los países por la que esta cruza. Una sección original continua desde la ciudad de Valparaíso en Chile hasta la ciudad de Buenos Aires Argentina. Desde la cual continua hasta la ciudad de Ushuaia en Tierra del Fuego.

En la región de Norteamérica esta se ha prolongado a lo largo de Estados Unidos, desde la frontera de México cruzando por San Antonio, Dallas, Minneapolis y en otros de sus tramos por Albuquerque, Denver y Billings.

En Canadá estos dos caminos continúan uno por Calgary y se unen en Edmonton, hasta Whitehorse, hasta cruzar nuevamente por Alaska en Fairbank para concluir en Prudhoe Bay cercana a la región boreal.

Esta obra monumental de comunicación terrestre es una de las más importantes realizadas en el siglo XX en América desde Norteamérica hasta Sudamérica, con la participación de todos los países del continente.

Fue realizada en un trazo sencillo de carretera que atraviesa, desiertos, planicies, selvas en una orografía difícil particularmente en la región sur de México en el llamado Nudo Mixteco, así como de una región volcánica activa en Centroamérica de permanente sismicidad por sus placas tectónicas y que corre de formar paralela en toda su costa y mar conformando el llamado Cinturón de Fuego que va desde Alaska hasta Tierra del Fuego y continua por todo el Pacífico hasta el archipiélago filipino.

Fue denominado como la carretera número 1 en muchos de los países que aún la conservan, algunos cuentan ya con vías sobrepuestas y ampliaciones mucho más modernas.

Es interesante encontrar en algunos de sus viejos tramos particularmente en Guatemala, como sus puentes originales de un solo carril, aún permanecen en uso.

Diseño que en su época resultaba congruente por el poco aforo de estos caminos de vehículos y de la poca posibilidad de un encuentro en estos pasos, que son recordados con nostalgia con el señalamiento de “puente angosto”.

En el Congreso Internacional del ICOMOS, que fue realizado en México, en tres sedes simultaneas, el de la Ciudad de México, Guanajuato y Guadalajara, tuve el honor de la coordinación científica y académica, como anfitrión del comité científico nacional de los itinerarios o rutas culturales como se denominan.

La propuesta presentada en mi presentación fue la de señalar como un candidato relevante para una futura inscripción en la lista y declaratorias de patrimonio mundial de la humanidad, ya que la Carretera Panamericana, fue una de las obras más relevante realizada en el siglo XX, la que integró y articulo en un camino compartido a todas las naciones del continente e incorporando muchos aspectos relevantes, como intercambios culturales, económicos y sociales.

Han pasado ya más de 24 años y próximos a cumplir un cuarto de siglo de una propuesta viable para una declaratoria de patrimonio cultural, por el cual aún transitamos en por sus viejos caminos, cruzando los corazones de sus poblaciones y formando parte de nuestro pasado, presente y futuro.

Señal de dirección

Descripción generada automáticamente con confianza baja

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *