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Se originó tras el colapso de otros volcanes, aunque tiene 730 mil años de edad es considerado uno de los volcanes más jóvenes de México; pero cuando está de malas, don Goyo siempre nos asusta.

Lo bautizaron nuestros ancestros y su nombre lo dice todo: “cerro que humea” y, aunque lo ha hecho todo este tiempo, más vale estar prevenidos.

Ya se ordenó que los estudiantes de primaria y secundaria deberán regresar a las clases virtuales. Casi dos centenares de escuelas lo harán, tanto públicas como privadas.

El gobierno estatal informa que ya se han ubicado 450 inmuebles que podrían servir de albergue, y, llegado el caso, se podrían sumar a los 18 existentes para dar cabida a alrededor de 12 mil personas.

Desde luego, ya se dieron cuenta que instalar los reductores de velocidad en los caminos de evacuación no es tan buena idea y que también hacía falta darle una manita de gato a las señales que le indican a la gente la ubicación de los albergues y de las vías de evacuación. 

Esas son buenas noticias si se considera que aún el volcán no ha subido a la fase tres, la verdaderamente peligrosa, y quetambién existe la posibilidad de que se tranquilice. 

Pero el Popo no es el único que humea. Como ya es costumbre, nuestra clase política no pierde la oportunidad de intercambiar comentarios y, ante el despliegue de previsiones y el rumor de que se necesitaría una ampliación presupuestal para realizarlos, los diputados dijeron que no todo se soluciona con ampliaciones ni libres transferencias, y tienen razón; pero aprovecharon el viaje para recriminar a la Suprema Corte que haya suspendido el Fondo Municipal en donde se encontraban previstas diversas obras en beneficio,precisamente, de las rutas de evacuación de los municipios morelenses más cercanos a don Goyo, aunque quizá no les hubiera dado tiempo para concluirlas si se declara la emergencia en estos días.

Debemos reconocer que en medio de la posible emergencia, hay gente que se quiere mantener dentro de la normalidad a toda costa.

Esperemos que nuestro vecino recobre el sueño y que nada extraordinario suceda, que recuerde que se supone que solo debe humear, sin demasiada pirotécnica. Pero, si en serio ya está de muy mal humor, más vale estar preparados y rescatar los cubrebocas. Estemos atentos a la información oficial y cuidémonos de la lluvia de ceniza del volcán y del tizne público de nuestros políticos.

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