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​​​​​​Yoss*

En literatura fantástica existen subgéneros, uno de ellos es lafantasía heroica. Resulta prácticamente inevitable que hayanleído alguna historia en la que el héroe es un bárbaro o un mercenario. Que vive en un mundo antiguo lleno de ciudades Estado, imperios misteriosos y reinos liderados por reyes y/o sacerdotes ambiciosos, corruptos y/o decadentes. El rudo protagonista, como regla, despreciará a los débiles y mimados hijos de la civilización, usando su espada, músculos e ingenio para derrotar a sus enemigos y quedarse al final del día con la chica y el tesoro del malo… si bien sólo para desperdiciarlo enseguida hasta el último céntimo y así poder estar listo, ¡y ávido!, para la siguiente aventura… que no tardará mucho.

Estoy casi seguro de que mientras iba describiendo al héroe de estas historias y su proceder habitual tuviste que pensar en Conan: el bárbaro más famoso de toda la literatura, y el personaje que hizo famoso al autor americano Robert E. Howard en la década del treinta. Pues, si es así, ya tendrás una idea de por lo menos la mitad de las características de este aún muy popular subgénero:

a) Los héroes siempre confiarán más en la fuerza de su brazo y en su inventiva para vencer a sus enemigos, antes que, en la magia, indigna por completo de auténticos guerreros… y que incluso podría poner en peligro sus preciadas almas.

b) El mundo es un lugar peligroso y la civilización un antro decadente, ¡los únicos verdaderos hombres que quedan son los bárbaros de sus confines!

c) Si le quitas/robas el tesoro a tu enemigo, tras ímprobos esfuerzos, te las arreglarás para derrocharlo enseguida… y la chica te dejará apenas hayas gastado la última moneda.

d) Hay poca magia blanca, pero sí mucha magia negra, nigromancia arcana y demonios y monstruos remanentes de antiguas épocas aún más terribles que la actual. Con todos los cuales, por supuesto, le tocará luchar al protagonista.

Estas características hacen que el subgénero a menudo peque de esquemático y simplista, al estilo de las peores sesiones de juego de rol (entra en la mazmorra, mata al monstruo, rescata a la princesa, derrota al brujo…). Aunque, en las manos de un buen autor, como Robert E. Howard, produjo grandes historias, llegando a volverse sinónimo de Fantasía, para muchos.

No hay que olvidar que, incluso bien entrados los sesenta, a historias como las de Conan se las clasificaba simplemente como de Espada y Brujería o de Espada y Sandalia. El término fantasía heroica —una nueva etiqueta para un producto ya conocido y apreciado por un puñadito de fieles— se creó, sobre todo, para que los lectores que se adentraban en el género pudieran asociarlas con las novelas de fantasía épica, en las que los héroes eran los principales protagonistas, y que estaban gozando de un gran auge editorial con el triunfo de El Señor de los Anillos en la década anterior. No obstante, el asunto fue más allá de una simple cuestión de marketing, y nuevos autores como Fritz Leiber (Fafhrd y el Ratonero Gris), Michael Moorcock (Elric de Melniboné), Karl Edward Wagner (creador del personaje Kane) y David Gemmell (creador de la Ciclo Drenai), incorporaron elementos de la fantasía épica y la fantasía de ladrones al subgénero de la espada y brujería, convirtiéndolo en algo conceptualmente nuevo. Esta mezcla enriqueció y aportó nueva vida al subgénero que hoy conocemos como fantasía heroica, uno de los más antiguos del fantástico, en realidad.

Ya las historias, además de bárbaros forzudos, pícaros e ingeniosos, contaban con grandes hechiceros como protagonistas (Elric de Melniboné). Con hábiles ladrones que conservan sus riquezas durante un poco más de tiempo (Fafhrd y el Ratonero Gris). Y hasta con héroes que buscan redimir su oscuro pasado y de paso salvan el mundo (Waylander El Asesino, de David Gemmell; o Drizzt Do´Urden, el drow o Elfo Oscuro renegado, de la saga homónima de R. A. Salvatore). Además de los viejos argumentos de siempre, pero actualizados y vistos con nuevos ojos.

 

 

*En pocos meses Elefanta Editorial publicará La falangenaciente, una antología de literatura cubana fantástica actual. El biólogo y escritor cubano, Yoss, fue su antologador, quien divide el libro en secciones, que a su vez representan los subgéneros de dicha literatura. Emiliano Becerril comparte aquí apenas un pedacito, una calada del mapa literario de lo fantástico cuyocentro comienza en Cuba.

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