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COMPLEJIDAD Y FUTURO

Vicente Arredondo Ramírez *

Hace unos días, un amigo me recomendó la lectura de dos entrevistas que aparecieron en dos diarios impresos en ciudad de México. La primera se le hizo a Juan Villoro, escritor mexicano (1956), y se titula “Juan Villoro presenta la reedición de una de sus novelas emblema: Materia dispuestahttps://www.milenio.com/cultura/juan-villoro-ya-no-podemos-confiar-en-la-ilusion-de-porvenir

La segunda se le hizo a Daniel Innerarity Grau (Bilbao, 1959) filósofo y ensayista vasco, y se titula “Las sociedades actuales están volcadas en lo inmediato; deben reflexionar más sobre el futuro”. 

https://www.cronica.com.mx/cultura/sociedades-actuales-volcadas-inmediato-deben-reflexionar-sobre-futuro-daniel-innerarity-grau.html

La petición de mi amigo era que le comentara sobre la visión del tiempo que se reflejaba en ellas. La entrevista de Villoro refleja desilusión de la situación del país, comparada con el imaginario deseable a futuro que algunos tenían en la década de los sesenta del siglo 20. Me dejó la impresión de que prefería regresar al pasado, en atención a la próxima reimpresión de algunos de sus libros, sobre todo el que escribió sobre su padre el filósofo Luis Villoro, más que volver a ilusionarse con visiones prospectivas. Le comenté mi preocupación de que Villoro pudiera reflejar el desánimo y confusión de algunos buenos intelectuales mexicanos y que renunciaran a generar escenarios deseables de vida en sociedad, haciendo uso de la experiencia de vida personal y social que han tenido. Me refiero a intelectuales mexicanos honestos, y no a los “intelectuales” comerciantes, utilitarios y pragmáticos que en los tiempos actuales son clientes habituales y requeridos por los medios de comunicación convencionales.

En cuanto a la entrevista a Innerarity, le agradecí a mi amigo la referencia, ya que no conocía este filósofo vasco. Le comenté que estoy de acuerdo con su idea de reflexionar sobre el futuro de la democracia en sociedades complejas, bajo la doble dimensión del prevenir y del crear.

La entrevista me despertó el interés de explorar la bibliografía de este autor vasco, director de su Instituto de Gobernanza Democrática (Donostia-San Sebastián, España), que por cierto fue invitado al Primer Coloquio Internacional de Primavera “La Humanidad amenazada ¿quién se hace cargo del futuro?”, organizado la semana pasada, por el Programa Universitario de Gobierno de la UNAM. 

En la introducción de uno de sus libros titulado Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI,(Galaxia Gutenberg, Barcelona 2020), afirma que “en su forma actual, la práctica política constituye una capitulación ante lo complejo, en lógica correspondencia con el hecho de que tampoco la conceptualización de la filosofía política está a la altura de la complejidad social. Se requiere otra forma de pensar la democracia y otro modo de gobernar, si es que sigue teniendo sentido aspirar a que la democracia sea compatible con la realidad compleja de nuestras sociedades”.

En lo personal convencido desde hace tiempo de que la ciencia política generada en Occidente necesita seguir avanzando. Nos son las mismas realidades sociales las de la Grecia clásica del siglo cuarto a.c., que las romanas, las inglesas, y las francesas, territorios en los que en su momento se originaron aportes claves sobre la materia.

No es aceptable que se siga pensando y promoviendo la idea de que la esencia de la democracia se refleja en la emisión de votos cada determinado tiempo, y no en los procesos sociales previos a ese momento. Los tiempos electorales son la materia deseable de los desprestigios y caducos partidos políticos y de los medios de comunicación comerciales. Las elecciones, como las conocemos, son la fiesta del dinero y de los juegos del poder, y no de la ciudadanía, como se nos reitera. Los conceptos de “representación” y de “intermediación” son vacuos en la actualidad.

Las mayorías ciudadanas nunca han decidido el futuro de sus sociedades. Han sido beneficiarias o víctimas de las determinaciones de una o de varias personas. No es aceptable que, en las complejas sociedades actuales, sean ahora los poderes fácticos de influencia internacional los que decidan en los hechos los futuros deseables de sociedad. 

Se requiere que mentes inteligentes y sensibles recojan su experiencia de vida personal y social, para provocar procesos de reflexión colectiva, que permitan analizar dinámicas y tendencias sociales, resignificar el sentido de vivir en sociedad, revisar las premisas y supuestos sobre los que se hace la política y la economía actual, y defender la diversidad cultural y ecológica en la que vivimos. 

No temamos a la complejidad de la sociedad actual, sino que caminemos junto con ella, con el acompañamiento del sabio sentido común.

 *Especialista en temas de construcción de ciudadanía.

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