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Gobierno, Poder y Servicio 

Vicente Arredondo Ramírez *

LA JORNADA MORELOS

Hay preguntas importantes que deberíamos hacernos  con frecuencia, pero no lo hacemos, porque hemos asumido que su respuesta es obvia. Una de esas preguntas es sobre cuál es la razón de que exista el gobierno en nuestra sociedad. 

Sírvanos de ejemplo para lo que queremos reflexionar, el reciente reporte de investigación realizado por OXFAM Internacional, que es una confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, que realizan labores humanitarias en 90 países, con el propósito de luchar contra la pobreza y la injusticia.

En octubre del 2022 presentó los resultados de una investigación sobre el nivel de compromiso de los gobiernos en materia de reducción de la desigualdad (Índice CRI). Se analizaron las políticas y las medidas de gasto, fiscalidad y empleo de 161 Gobiernos, entre los años 2020 y 2022.Reportó que la pandemia de COVID-19 agudizó las desigualdades en todo el mundo, ya que las personas en mayor situación de pobreza han sido las más afectadas por la enfermedad y sus profundas repercusiones económicas.

Más en específico, se encontró que la mitad de los países analizados redujo su porcentaje de gasto en protección social, que el 70 % disminuyó su porcentaje de gasto en educación, que dos tercios de los países investigados no incrementaron el salario mínimo, y que el 95 % de los países no han aumentado los impuestos a las empresas y personas más ricas.

Cuando uno lee un reporte como éste, nos parece natural que se señale al gobierno como el responsable de atender los problemas que se presentan en la sociedad, en este caso, los relacionados con la sanidad, la educación, y el trabajo, y también que su solución en gran medida pase por cobrarle más impuestos al sector privado.

Está idea sobre el papel del gobierno es la típica concepción de un Estado/benefactor, al cual, para poder cumplir esa función o servicio a la sociedad, se le debe otorgar el poder ylos medios para cumplir ese mandato. Ese poder se le otorga, a través de leyes, de presupuesto, de aparatos administrativos, y para prevenir cualquier problema, se le concede el monopolio del uso de la fuerza pública. 

Curiosamente, y en sentido contrario, antes de la pandemia muchos en el mundo suponían construido el consenso de que el “mercado”, y no el gobierno de un Estado/benefactor, era quien mejor podía solucionar los problemas sociales, para lo cual se cambiaron leyes, se crearon nuevas instituciones, se modificaron políticas públicas y se ajustó la distribución del presupuesto. Esta visión quedó invalidada en los hechos por el comportamiento proteccionista con el que los gobiernos enfrentaron la pandemia, ignorando la idea de que el “mercado” es quien se supone debía resolver los problemas.

En efecto, la realidad se ha desnudado a sí misma, quitándose el ropaje de las ideologías, y para quien realmente le interesa el bienestar personal y el de la colectividad no puede evadir la pregunta inicial de ¿para qué sirve o para qué necesitamos al gobierno? Si partimos de la premisa de que el gobierno debe ser un proveedor de servicios a la sociedad, entonces hay que definir qué servicios son atribución y responsabilidad sólo del gobierno, y, en su caso, decidir después si el gobierno los otorga directamente, o si contrata a actores externos para hacerlo. Si, por el contrario, la premisa es que el gobierno no es quien debe solucionar los problemas sociales, sino sólo dedicarse a definir las reglas de juego del comportamiento de la sociedad, y vigilar que se cumplan, entonces hay que acordar también cómo se debe construir este modelo de sociedad. 

En realidad, estas consideraciones se encuadran en temas de filosofía política, de formas y condiciones de generar bienes y servicios necesarios para la sociedad, y de modalidades de gestión y administración social. El hecho es que estamos experimentando en México y en el mundo una gran confusión sobre cuál debe ser el papel del gobierno, ya que, según la ideología que se tenga, se le exige que modere, inspire, oriente, coordine, acompañe, defina, dirija, controle, ejecute, vigile, y/o castigue los comportamientos personales y las interacciones sociales. 

Frente a esta confusión de roles y funciones del gobierno, es lógico que también exista confusión sobre el tipo, alcance y grado de poder que se le debe otorgar, y sobre los medios que requiere para que lo ejerza.

Lo anterior, sin olvidar otras grandes preguntas: ¿Qué papel debe jugar en la construcción del bienestar colectivo el 99por ciento y fracción de los ciudadanos que no están en funciones gubernamentales? ¿qué “mercado” se necesita, y cómo potenciarlo y estimularlo? ¿qué tipo de organizaciones de la sociedad civil son las que necesitamos en este cambio de época en el mundo?

Poder y servicio son funciones sociales que deben expresarse de forma clara en el modelo o paradigma de sociedad en el que la gente decidamos vivir. Todo empieza por definir y acordar los derechos y obligaciones de todos y cada uno de los que vivimos en la sociedad.

 

*Especialista en temas de construcción de ciudadanía.

 

 

 

 

 

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