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Muchas inquietudes aparecen en militantes conscientes en estos tiempos electorales. Y todos desean ser escuchados advirtiendo que MORENA, su partido, ha sido tocado y tentado por raciones de poder que pueden deshacerlo en sus propias manos. Urge un debate amplio y profundo, esperado y necesario sobre temáticas relevantes, cuestionamientos autocríticos formulados con libertad de espíritu y responsabilidad. Y donde prevalezcan argumentos, claro.

¿Se encuentra MORENA actualmente dominada por una minoría oportunista, clientelar y alejada ideológica y prácticamente de las luchas sociales? ¿Será que su tarea única y prioritaria, hoy por hoy, consiste en ganar elecciones?

¿Pueden hacerse señalamientos específicos a la situación actual -interna y externa- de este Partido? ¿No es verdad que hemos considerado al partido como fin y no como medio, como meta y no como táctica, como objetivo y no como herramienta?

¿Se va a convocar a un debate para examinar la próxima elección de consejeros? ¿o para las próximas afiliaciones? O bien…

¿Qué tiene que decir la base militante ante las imposiciones de prianistas, de corruptos, de delincuentes en las candidaturas? ¿Podríamos analizar qué es aquello que está perjudicando no solo la marcha del Partido sino sus objetivos primarios?

El pleito interno, que no la discusión o el análisis, corre el riesgo de reducirse a la obtención de espacios de poder violentando acuerdos, estatutos y principios. Porque, ¿cómo se procesa la tan desgastada en el discurso democracia interna? ¿Imponiendo reglas que nadie respeta? Vean nomás las dirigencias, estatal y nacional, haciendo lo contrario de lo estipulado impulsando a sus amigos y a sus cómplices. ¿Son arreglos de cúpulas? ¿Cópulas entre las cúpulas?

Más todavía. Con estas prácticas, MORENA está tirando, haciendo a un lado su incipiente autoridad moral como el Partido de la coherencia, de la integridad, de la probidad y, con ello, sus principios éticos con todo lo que esto implica.

A más de un compañero le consta que algunos Morenistas en funciones públicas han hecho negocios al amparo del poder en una bien trazada línea de corrupción. Hay otros que descaradamente dicen haber depositado millones de pesos para lograr su reelección asumiéndose como los seguros candidatos próximos. Consta también el hecho de un “político morenista” actual que chantajea transparentemente a distintos militantes con el añejo vicio priísta de ofrecerles puestos públicos.

Abrirse a la sociedad, es decir, vincularse directamente con los trabajadores y sus luchas es una vía directa y exitosa para fortalecer el Partido. Así, los mismos trabajadores tomarían en sus manos la decisión de elegir a sus dirigentes y a sus candidatos.

Eso sería precisamente ejercer la democracia, entenderla no sólo como el momento electoral sino como la participación efectiva del pueblo en las decisiones económicas, políticas y culturales. Grave error es concentrar en unos cuantos las decisiones internas del Partido.

Hay que rescatar la movilización en MORENA. Movilizar para organizar.

Finalmente, ¿cuál es el ideal del Partido? ¿Cuál es el porqué de la Izquierda? Son demasiadas preguntas sobre las que se podría reflexionar, problemas que se pueden resolver, abusos que se pueden evitar, acuerdos que se pueden cumplir.

Los objetivos tienen que ser muy claros: la defensa sistemática de los trabajadores, la lucha contra la explotación, la democratización de la vida cotidiana, la lucha contra la corrupción, el combate a la intolerancia, la promoción de nuestra multiculturalidad, los Derechos Humanos, la lucha contra el imperialismo… entre otros.

Citemos a Toni Negri y Michael Hard que afirman: se tiene SOCIALIZAR este Capitalismo Corporativo transformando en propiedad pública lo que es propiedad privada.

CONSOLIDAR este trabajo inmaterial que implica en sí mismo un dominio espontáneo de los productores porque son ellos mismos los que regulan directamente estas relaciones sociales.

No se trata de oponerse a la Globalización sino de radicalizarla, es decir, universalizarla. Reivindicar la Democracia como el movimiento de los sin-parte, de los excluidos.

  1. Tenemos que recuperar la Lucha de Clases como la principal vía emancipatoria.
  2. No perder de vista la necesidad de organizar global y políticamente esa lucha. El enemigo es el Capitalismo y es Global.
  3. Sobre todo, reivindicar la emancipación desde una concepción democrática no liberal, que de la palabra a los excluidos.
  4. Y, en todo caso, defender una Globalización de Derechos y de oportunidades en la que cada cual pueda desarrollar su singularidad.